A Chenoa no le va nada mal. “Yo pensaba que con 50 años iba a estar sin trabajo”, expresó meses antes de su aniversario este mayo en una entrevista con el periodista Martín Bianchi para El País. El pasado 25 de junio los cumplió, con la dicha de estar en uno de los momentos profesionales más prolíficos de su carrera, sobre todo en su faceta de comunicadora y presentadora de televisión. The Floor en La 1, Tu cara me suena en Antena 3, y el inminente regreso a Operación Triunfo en Prime Video consolidan a la argentina como una figura versátil que ha sabido reinventarse más allá de los focos musicales.
Pero, como sucede con todos los personajes públicos, el foco de atención no siempre lo acaparan los nuevos formatos televisivos o los hits nostálgicos. Su cumpleaños abría la puerta a una conversación íntima que, dada la notoriedad, pasa a la primera línea. La del envejecimiento, la exposición y la belleza. Y ya en diciembre de 2024, durante una charla con Laura Escanes en el pódcast Entre el cielo y las nubes, ella misma se mostró especialmente honesta sobre lo que implica cumplir años siendo mujer presente en el escaparate mediático. “Todavía no me he operado... Todavía”, dijo con media sonrisa.
“Me da mejor aspecto”
Retoques, radiofrecuencia y su solución para combatir la piel quebrada
En aquella conversación con la influencer, la artista no evitó el tema de los retoques estéticos. Todo lo contrario, ya que se abrió con desparpajo y sin postureos. “Tenía la piel quebrada, cara de cansada, me da mejor aspecto. Y me siento bien”, explicó al referirse a los tratamientos a los que recurre, tras señalar sin rodeos que “me pongo bótox, como muchísima gente”. Eso sí, aseguró no haber pasado por el quirófano, aunque sí por la consulta de medicina estética con frecuencia. “Le pregunté a mi médico si me hacía un lifting y me hizo radiofrecuencia”, relató.

Chenoa en 'Entre el cielo y las nubes'.
El caso es que la anécdota con la clínica donde se hizo uno de esos tratamientos no quedó ahí y terminó por rozar lo surrealista. “Salía de mi casa y veo un coche que me está siguiendo. Me fui a hacer una radiofrecuencia de cara que, por cierto, me dolió un montón”, comenzaba a explicar. Lo curioso vino porque el centro médico tenía un cartel que decía “injerto capilar”. Resultado: rumores a la orden del día. “Pues el otro día en Espejo Público, con Susanna Griso, sale uno diciendo: ‘Se ha hecho un injerto’. Y yo digo, vamos a ver, que si me hago un injerto capilar, me lo hago, ¡es que me da igual! Pero no...”.
Lo que no le da igual, en ningún caso, es la cultura de señalar. “Hablar del cuerpo ajeno no está bien y tenemos que manifestarlo ya”, reclamó con la contundencia que la ha caracterizado desde sus inicios en la primera línea mediática. A fin de cuentas, bien sabe ella cómo funciona el asunto, pues lleva dos décadas oyendo hablar de su físico: “Yo salí en OT1 con 26 años, tengo 50... Sí, algo me ha pasado en la cara, ¡24 años, por ejemplo!”.
“Es normal”
Sin necesidad de recurrir a los filtros y dando su lugar al paso del tiempo
En redes sociales, como en la vida, opta por mostrarse sin filtros. “Menos es más”, refirió con convicción, y no solo en materia maquillaje. “Yo me veo bien con mi bótox, me siento bien así”, defendía al hilo de lo anterior, subrayando que la clave está en la comodidad propia, no en complacer miradas ajenas. “Si no te gusta, ¡pues no lo mires!”, sentenciaba.
Esa comodidad es, quizás, una de sus mayores conquista llegada la quinta década. Y es que más allá del bótox o de la radiofrecuencia, lo que transmite la intérprete de Cuando tú vas a fecha de hoy es la serenidad de una belleza sin urgencia. De esas que, por lo pronto, no tiene necesidad de justificar el paso del tiempo ni esconderlo bajo bisturíes. “Vamos a ver, ubiquémonos, es normal. Lo que pasa es que yo soy una persona elegante y me mantengo con elegancia”, concluía en tono cómplice. Y a la vista está.