Candela Antón, antropóloga: “El asco es algo cultural; los insectos son considerados como un manjar habitual en zonas de África o Asia, algo que ha sido generado gracias a años y años de construcción simbólica”

Secretos de la historia

La antropóloga Candela Antón desvela cómo el asco es diferente según en la región del mundo en la que nos encontremos

La actriz Candela Antón

La actriz Candela Antón

Candela Antón

¿Y si el asco fuera cultural? Esta es la pregunta que plantea la Candela Andén en su perfil de Instagram a sus seguidores. Siempre hemos dado por sentado a nuestras costumbres como la “normalidad”, pero la realidad es que no en todas partes del mundo serían tan aceptadas como pensamos. 

Y es que la especialista busca que reflexionamos acerca de por qué nos gustan o no ciertas cosas. La respuesta, como siempre, está en la historia. 

Evolución de la historia

Por qué nos da algo asco

”¿Por qué nos da asco comer cosas que en otros lugares se consideran delicias? En muchas culturas de África, Asia y América Latina, los insectos, por ejemplo, no son ni una rareza ni un reto de youtuber. Son un alimento habitual, ricos en proteínas, sostenibles y sabrosos”, empieza a explicar la antropóloga en su perfil de Instagram. Así, esta pone el ejemplo de la comida para hablar sobre cómo el asco no es algo real, sino una percepción cultural.

“Hormigas, termitas, saltamontes, larvas, abejas, avispas, gusanos de Mawai… Todo esto se come, se cocina y  además se celebra. En cambio, en Europa, los insectos se asocian con suciedad o con peligro. Pero es que eso no es biología, es cultura”, asegura.

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Para ella, es el resultado de siglos de construcción simbólica sobre lo que se considera comestible y lo que no. “Aquí viene un dato fuerte. En términos de eficiencia energética, impacto ambiental y valor nutricional, los insectos superan la carne de vaca o de cerdo”, afirma en el vídeo.

De hecho, la FAO los promueve como clave para la seguridad alimentaria del futuro. “Así que la próxima vez que digas, ¡qué asco! Piensa, ¿es asco o tal vez es etnocentrismo?”, concluye Candela.

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