Juan Vicente Piqueras es un poeta español extraordinario. Nació en Los Duques, a pocos kilómetros de Requena (Valencia) en 1960. Juanvi, como lo llamamos los amigos, ha vivido en muchas ciudades, como Roma, Atenas o Lisboa, pero él es de Los Duques porque allí nació y de allí eran sus padres. Juan Vicente organiza todos los años una velada de poesía en Requena, en donde se celebra el maridaje entre vino y poesía, que llena la plaza de la iglesia de Santa María de cientos de personas que vienen a escuchar a los poetas y a tomarse una copa de vino de la denominación de origen de la ciudad.
Pero antes de la lectura Juanvi sorprende a los poetas con una invitación a darse un buen baño en el río Cabriel. El gran actor Pepe Viyuela, las poetas Raquel Lanseros y Ana Merino, y el que esto escribe nos calzamos unas cangrejeras y nos metimos en el río Cabriel. El agua estaba fría y turbia. No veíamos el fondo. Había que dejarse llevar por la corriente y sobrevino el milagro, pues la corriente del río Cabriel nos arrastró como si fuésemos libélulas felices. El río nos quería. El río aceptaba nuestra presencia. Juanvi Piqueras dirigía el convoy de los enamorados de la corriente de los ríos. Luego dimos un paseo por la ribera, bajo árboles esplendorosos. Vimos una casa abandonada, en donde se leía la palabra “Manantial” y una fecha, creo que 1933. Caminar por Requena con Pepe Viyuela era pararse cada minuto, pues la gente lo reconocía y quería hacerse fotos con él. Pepe, cariñoso, se hacía fotos con todo el mundo. Luego nos bebimos medio litro de horchata casera, porque es la mejor bebida del mundo.

Requena, la localidad del poeta Juan Vicente Piqueras
Y Juanvi nos llevó a ver la Fundación Lucio Gil de Fagoaga. La casa familiar que alberga el legado de Lucio Gil es de una gran belleza. La biblioteca estaba llena de tesoros, llena de libros maravillosos que habían vencido al tiempo. La figura de Lucio Gil de Fagoaga no debería ser tan desconocida, pues se trata de un gran intelectual y psicólogo español del siglo XX, perteneciente por edad a la generación del 27. Lucio Gil lo había leído todo, conocía toda la ciencia y la filosofía europea, fue catedrático de psicología de la Universidad de Madrid, políglota, melómano, un hombre de una cultura espectacular.
Era anticlerical y padeció la depuración franquista tras la guerra y se refugió en un exilio interior lleno de padecimientos. El franquismo siempre lo tuvo en su punto de mira. En sus últimos años regresó a Requena, a la casa familiar y allí siguió leyendo todos los libros del mundo hasta su muerte en 1989, mientras el río Cabriel lo acompañaba en silencio en su adiós a una vida entregada al conocimiento.