Una generación entera que no conoció a Sade (66 años) en los ochenta, cuando vendía cientos de miles de discos, sigue a tiktokers que triunfan explicando cómo copiar los looks de la cantante británica de origen nigeriano. El rapero André 3000 plasmó el rostro de Sade en su merchandising y Drake se ha tatuado su imagen en el torso.
Todos parecen añorar, en el estilo de Sade, algo que hoy es muy escaso: la consistencia. Sade, que estudió diseño de moda en Central Saint Martins y se especializó en moda masculina, siempre llevó conjuntos básicos monocromos, siluetas sencillas y pendientes de aro. Demostraba una discreta aversión por los detalles superfluos. Hoy los tiktokers hacen listas de check it para conseguir el estilo Sade. A saber: cabello trenzado y liso, camisas blancas, vestidos negros ajustados, un toque preciso con delineador negro y unas pecas pintadas en la nariz; gabardina oversized y bodies negros con los hombros y las clavículas bien marcados.
El fenómeno Sade es un buen ejemplo de anemoia, un sentimiento que los psicólogos definen como la nostalgia de tiempos que nunca se han vivido. Una práctica especialmente frecuente en la generación Z y que está detrás del éxito de la moda Y2K, un cuarto de siglo después.
Anemoia es un término reciente. Se le adjudica al escritor John Koenig, que lo utilizó en su obra The Dictionary of Obscure Sorrows, donde lo definió como la nostalgia colectiva por épocas pasadas. Esta especie de melancolía histórica surge en épocas de incertidumbre, cuando la gente fabula con que quizás encajaría mejor en otra época que en la suya, y está detrás de algunos de los regresos de personas célebres que tuvieron su momento de gloria hace tres o cuatro décadas.
Anemoia es un término reciente que significa nostalgia colectiva por épocas pasadas
A veces es la melancolía histórica quien nos los trae de vuelta y otras es el marketing. Nadie se acordaba ya de Pamela Anderson (58 años), un auténtico sex symbol de los noventa y uno de los iconos de Los vigilantes de la playa. De repente, este verano supimos que había encontrado el amor con nada más y nada menos que el actor islandés Liam Neeson (La lista de Schindler). Nos enteramos —oh, casualidad— durante la promoción de la película Agárralo como puedas, un reboot que retoma la saga iniciada a finales de los ochenta.
Esta vez, Liam y Pamela recogían el testigo de Leslie Nielsen y Priscilla Presley para trasladar el espíritu de aquella comedia a nuestra época. Pero nada de esto fue lo más comentado de la película, sino el posible romance que parecía haber unido a ambos actores, que se mostraban cómplices, cercanos y juguetones en cada aparición durante la gira promocional. En una de ellas, Neeson se arrancó a bailar frente a Pamela I’m Too Sexy, el tema superventas de 1991 de Right Said Fred.
Pamela Anderson reaparece en las alfombras rojas de los festivales de cine
Una vez terminada la promoción y casi el verano, la web TMZ soltó la bomba: el romance entre Pamela y Liam había sido una creación del equipo de marketing, incluidos los detalles de que ella horneaba para él pan de masa madre y magdalenas. Todo, según TMZ, era un guion del equipo de relaciones públicas para generar conversación en torno a la película.
Si hacemos caso a las fuentes de TMZ, los actores no se habían visto desde el final del rodaje, en junio de 2024, nunca cenaron a solas y cada vez que coincidían en público estaban en medio sus respectivos agentes. Las historias de amor, aunque sean una creación marketiniana, siempre funcionan: la película recaudó más de 89 millones de dólares, más del doble de su presupuesto. De paso, nos trajo de vuelta a Pamela.
Kim Novak holds recibiendo el León de Oro en el Festival de Cine de Venecia EFE/EPA/ETTORE FERRARI
Kim Novak (92 años), la bellísima actriz de Vértigo (1958), está retirada y sigue siendo una mujer bella, como hemos comprobado en el último Festival de Venecia, donde reapareció de “entre los muertos”, como ya hizo su personaje en Vértigo, para recibir el León de Oro por toda su trayectoria profesional, antes del estreno mundial del documental El vértigo de Kim Novak, dirigido por Alexandre Philippe. Kim eligió para la ocasión un vestido de seda verde esmeralda y negro y agradeció a todos los dioses —“no a uno, a todos”— por este premio al final de su vida.
La última vez que se vio a la actriz fue en la ceremonia de entrega de los premios Óscar de 2014, donde fue objeto de burla por su apariencia. Un año antes había asistido como invitada de honor al Festival de Cannes. Desde entonces nadie se acordaba de ella, que languidecía criando caballos y llamas en sus fincas de Oregón y California.
Gloria Gaynor recibió un homenaje por parte de Donal Trump por ayudarlo en su campaña
Otra aparición inesperada de este verano, esta vez para mal, ha sido la de la cantante estadounidense Gloria Gaynor (82 años), heroína para varias generaciones de mujeres y para el colectivo LGTBI por su himno I Will Survive. Este verano Gaynor fue elegida para recibir el homenaje del Kennedy Center, lo cual no sería nada sorprendente, dados sus méritos y su carrera, si no fuera porque Donald Trump se ha erigido en el chairman de esta institución cultural y ha reconocido que ha participado en un 98 % en la selección de los premiados, quitando y poniendo nombres y eliminando a varios candidatos por ser “demasiado liberales”.
En Estados Unidos el término liberal se emplea para señalar a personas con ideas progresistas y de izquierda. Así que los premios de esta edición fueron para Sylvester Stallone, George Strait, Michael Crawford, KISS y Gloria Gaynor, a quien varias organizaciones pidieron que rechazara el reconocimiento sin que ella se diera por aludida.
A los pocos días se supo que Gaynor había sido una gran donante de la campaña del movimiento MAGA (Make America Great Again), y que hasta 2023 había donado a los candidatos conservadores cerca de 20.000 dólares. Para esto, casi mejor seguir desaparecida.
