Con los 75 años recién cumplidos, Loles León puede presumir de energía inagotable, de carrera consolidada y de una forma de vida que ha elegido y reivindica sin ambages. La actriz barcelonesa, figura clave del cine y la televisión en España desde los años 80, sigue plenamente activa en la serie La que se avecina. Su secreto no está solo en la rutina física, sino en la actitud: ha hecho de la soledad su espacio de paz y renovación.
“Vivir sola me ha rejuvenecido”, confesaba en una entrevista con Yo Dona publicada en junio de 2024. Lo decía sin dramatismo ni queja, como quien explica una fórmula que le funciona. “Tengo mis relaciones, claro, pero convivir no; me resulta mucho esfuerzo”, añadía. Desde hace casi dos décadas no comparte hogar con nadie, y lo agradece: “He decidido cuidarme, satisfacerme yo y hacer lo que quiera, entrar y salir sabiendo que no me espera nadie en casa… Eso a mí me da mucha calma”.
“Mi soledad elegida es fantástica”
Reivindicación de la independencia como motor de juventud
Lejos de caer en tópicos, la actriz plantea la independencia como una elección positiva. “Mi soledad elegida es fantástica, buenísima”, afirmaba. Y no por falta de oportunidades amorosas, sino por convicción: “Me gusta la seducción, la pasión... Pero adaptarme ahora a los gustos de un señor que entre en mi vida me parece mucho trabajo”. La libertad de no rendir cuentas ni compartir espacio le aporta equilibrio. Incluso las plantas, dice entre risas, se le mueren. “No quiero a ningún ser vivo en casa”, sentenciaba.
Su receta de bienestar combina una vida activa, cierto control sobre su entorno y cuidados mínimos pero constantes. “Un poquito de fisio por aquí, unas vitaminas por allá…”, enumeraba. Pero lo que realmente marca la diferencia, asegura, es el estado de ánimo: “Lo que importa es tener espíritu juvenil, y yo siempre lo he tenido”. León no dramatiza el envejecimiento, lo desafía desde la calma, el silencio (“es muy bueno, regenera”, aconseja) y el sentido del humor.

Loles Leon, en una imagen de archivo.
“Primero soy yo”
Una filosofía vital construida desde la experiencia
A punto de recibir la Creu de Sant Jordi, León reflexionaba en El Periódico el pasado mayo sobre su recorrido y su forma de encarar esta etapa. “Cuando eres más mayor, como yo, mucha gente vive sola. Yo estoy encantada con mi soledad, pero necesito una vida plena”, aseguraba. Su rutina no se guía por imposiciones: “Me dedico a lo que me gusta cuando yo quiero. Valoro esa independencia. Primero soy yo, porque si yo estoy bien podré hacer mucho más por los demás”.
Con medio siglo de profesión a sus espaldas, la actriz mantiene los pies en la tierra y la mirada abierta. “Llevo desde los años 70 en esta profesión y he visto de todo”, decía. El tiempo y las dificultades no le han quitado la ilusión por el futuro. “Estoy segura de que me quedan muchas cosas por ver. Y eso es lo que me gusta de la vida”, apuntaba con serenidad. Tampoco olvida sus orígenes combativos, cuando se enfrentaba a la censura y a la precariedad desde el teatro independiente.
“He venido al mundo para hacer reír”
Una vocación intacta que conecta con públicos de todas las edades
Su 75 aniversario no es una pausa, sino una continuación natural de su ritmo escénico. León celebra haber mantenido una conexión viva con el público. “Noto que llego a todo tipo de público”, explicaba. Desde niños hasta personas mayores le escriben con gratitud. “Me dan las gracias por haberles hecho reír, soñar y olvidarse de todo”, relataba. Esa respuesta, más que los premios, valida su entrega: “Yo nací para esto, para hacer reír y entretener a la gente”.