Modelo de pasarela, pero no siempre sin traspiés. Hubo un momento en el que, a pesar de estar en lo más alto, se vio obligada a echar el freno. Es la historia de Esther Cañadas, la invitada de la noche de este 22 de septiembre se sienta en El Hormiguero para charlar con Pablo Motos escasos días después de protagonizar el desfile de Carolina Herrera en la Plaza Mayor de Madrid. El relato de una mujer que fue musa de Donna Karan, protagonista de las portadas más codiciadas y rostro habitual en las grandes capitales de la moda. Pero también es la historia de un cuerpo que pidió ayuda y de un alma que, en silencio, libró una batalla en solitario.
Mucho antes de que sorprendiera en Mask Singer bajo un disfraz de rinoceronte, Cañadas había tenido que desaparecer sin explicación del escenario que la consagró. No fue un retiro planeado, sino la consecuencia de una enfermedad rara, la vasculitis, que la empujó a una vida marcada por la incertidumbre médica y el aislamiento. “He estado seis años de mi vida luchando por salir de un sitio que era muy difícil”, confesó en el pódcast A solas con, de Vicky Martín Berrocal, en septiembre de 2023.
Esther Cañadas fue Rinoceronte en 'Mask Singer'.
“Este día, aquí te quedas”
Una dolencia que obligó a la modelo a desaparecer durante seis años
Fue una década atrás cuando los primeros síntomas comenzaron a alterar su rutina. Fiebres sin explicación, agotamiento extremo y un cuerpo que no respondía. “Me explotaban todos los vasos capilares del cuerpo a la vez”, recordaba entonces. Sin diagnóstico claro, vivía con apenas un 10% de energía. Los médicos le prescribieron “reposo absoluto de por vida” mientras las analíticas no ofrecían pistas concluyentes. En ese tiempo, la maniquí –acostumbrada a los focos– se vio obligada a caminar en la sombra.
La vasculitis, una enfermedad autoinmune poco frecuente que inflama los vasos sanguíneos, puede poner en jaque a varios órganos al reducir el flujo de sangre. En su caso, la amenaza fue constante. “Tuve dos o tres momentos de decir: ‘este día, aquí te quedas’”, revelaba también, con la honestidad de quien ha cruzado todos los umbrales. En mitad de esa odisea médica, probó de todo. Desde tratamientos experimentales, hasta meditación con monjes en una búsqueda incansable por entender qué le estaba ocurriendo.
“Era un desastre todo”, resume con perspectiva sobre aquellos días en los que intentó seguir trabajando, pese a los efectos secundarios cambiantes. Finalmente, se trasladó a México y optó por cortar del todo con la exigencia del mundo profesional. Y sin espectadores ni pasarelas, comenzó a reconstruirse. “Me ayudó vivirlo sola. Descubrí que podía con todo”, asegura. Lejos de las cámaras, pero más cerca de sí misma.
Vicky Martín Berrocal y Esther Cañadas son amigas desde hace años.
Sin rendirse
La modelo relató cómo logró sanar y qué supuso su maternidad
El giro llegó cuando comprendió que debía abordar la enfermedad también desde lo mental. “Hubo un momento en el que pensé: si esto lo he creado, también puedo curarlo”. Esa idea se convirtió en motor. No se trataba de negar la realidad médica, sino de sumar todas las herramientas a su alcance. El proceso fue largo, incierto y agotador. Pero finalmente, la salud volvió. Y con ella, algo aún más transformador: su hija, Galia.
El nacimiento de la pequeña, en 2014, fue un punto de inflexión. “Pude criar a mi hija y dedicarme a ella. No me he perdido nada y eso no me lo quita nadie, eso es un regalo”, explicaba a la diseñadora. Con el tiempo, y ya recuperada, regresó a las pasarelas. En 2020 desfiló para Balmain y en 2024 sorprendió al público televisivo en el programa musical de enmascarados de Antena 3. Hoy, reconoce seguir sintiendo el cariño del sector. Y aunque evita consejos a quienes sufren enfermedades similares, deja una frase que resume su travesía: “No pasa nada por estar mal, pero hay que volver”.
