Este martes, El Hormiguero de Antena 3 recibe a uno de los actores más laureados de nuestro país. El gallego Luis Zahera se sienta de nuevo con Pablo Motos y las hormigas Trancas y Barrancas con motivo del estreno de Animal, la nueva serie de Netflix que protagoniza y que llega a la plataforma este jueves. El caso es que, mientras la promoción se desarrolla entre focos y platós, su vida fuera de cámara transcurre con otra cadencia. La del mar y el granito de su tierra.
Natural de Santiago de Compostela y con más de tres décadas de trayectoria, Zahera no ha perdido nunca el vínculo con sus orígenes. Dos Goyas, una medalla de oro a las Bellas Artes y una larga lista de títulos no han desplazado lo esencial. Cada verano, cuando el calendario lo permite, él regresa al mismo rincón. A Illa de Arousa, ese municipio insular en la ría de Arousa, es mucho más que un destino de vacaciones para el actor. “De mis 58 años de edad –åhora tiene 59–, llevo más o menos 50 veraneando en este sitio”, confesaba en una charla con La Voz de Galicia.
“Íbamos en la motora”
Zahera recuerda la isla antes del puente y la llegada del turismo
Cuando aún no existía el puente que hoy une la isla con el continente, Zahera viajaba hasta allí en barca a motor. “Nunca daba crédito a lo que veían mis ojos: delfines que saltaban detrás de nosotros a medida que nos movíamos”, evocaba con nostalgia en su conversación con el medio antes citado. Pero es que el recuerdo no es solo bucólico, ya que también marca una época. La de la dorna y los remos, cuando los vecinos atracaban sin motor. “Ahora mismo ya no se ve eso, todo va motorizado”, se lamentaba con una dosis de realismo, consciente de que los tiempos cambian, pero también de que la esencia del lugar persiste.
El paisaje sigue ahí, intacto en muchos tramos, como si el tiempo se hubiera plegado en las costas de esta isla de 7 km² y 36 de perímetro. Zahera conoce cada rincón. Desde la playa de Area da Secada, con su duna móvil, hasta el Parque Natural de Carreirón, uno de los espacios más valiosos para la avifauna gallega. Son nombres que, para otros, pueden sonar a sugerencia turística. Para él, son parte de su geografía emocional.
A Illa de Arousa, Pontevedra.
Panorámica de infarto
El actor mantiene viva su conexión con un enclave que forma parte de su historia personal
El testimonio de Zahera no se limita a la memoria. En sus entrevistas suele colarse A Illa como quien habla de casa. No en vano, su calendario veraniego gira en torno a ese enclave donde cada año repite estancia. No sería extraño verlo pasear por el puerto do Xufre o comer en alguno de los restaurantes locales, como O Novo Tuno o A Boa Vida.
Además, el actor ha llegado a rodar cerca, aunque su faceta más conocida, la del tipo duro en pantalla, se suavizaría completamente con los atardeceres del mirador de Con do Forno. Allí, bajo la estatua del Sagrado Corazón, se despliega una de las mejores vistas del Atlántico. Es el punto más alto de la isla, pero también un lugar que resume lo que Arousa representa para él. Refugio, altura, perspectiva.
La estatua del Sagrado Corazón, en el mirador.
Entre el rodaje y la rutina
Su refugio gallego convive con una agenda profesional que no da tregua
Los últimos años ha sido especialmente prolíficos para Zahera, con papeles en Tierra de nadie, Pájaros o El correo. Ahora se prepara para el lanzamiento de Animal, donde interpreta a un veterinario rural en crisis. Un personaje que, en cierto modo, conecta con ese mundo que él ha observado desde niño en Galicia. El de lo natural, lo rural. Lo que resiste.
Sin embargo, ni la popularidad ni los premios han logrado que cambie su rutina estival. Cada año, entre rodaje y rodaje, vuelve a ese lugar al que ya no necesita mapa. Para él, un lugar casi mágico. Una palabra que usan muchos, pero que en su caso tiene un valor añadido, pues está cargada de recuerdos e imágenes de la infancia.
