2.184 días después, Marc Márquez vuelve a coronarse campeón del mundo de MotoGP en Japón. El piloto de Cervera ha puesto punto final a un calvario que lo tuvo casi fuera de los circuitos y ha cumplido la promesa que había hecho a su abuelo: volver a ganar un título mundial. Con este triunfo suma nueve mundiales de motociclismo, siete de ellos en la categoría reina, un palmarés que lo eleva a la leyenda tras un camino lleno de sufrimiento.
Entre 2019 y 2022, Márquez vivió su peor período deportivo y personal. Cuatro operaciones en el húmero derecho, complicaciones musculares y el fantasma de la retirada lo situaron al límite. “Cuando intentaba frenar, el brazo malo se me iba hacia dentro”, explicaba él mismo. Las tres primeras cirugías no resolvieron el problema y el escenario era desesperante: la carrera del ‘trueno de Cervera’ pendía de un hilo.
El cirujano clave en la resurrección de Màrquez
En ese momento apareció Joaquín Sánchez Sotelo, jefe de la División de Cirugía de Codo y Hombro de la prestigiosa Clínica Mayo de Rochester, Minnesota. Madrileño, número 1 del MIR en 1992, es uno de los nombres de referencia mundial en esta especialidad. El 2 de junio de 2022 fue él quien realizó la cuarta y decisiva intervención quirúrgica.
“No estaba garantizado que esta operación le permitiera competir al máximo nivel”, reconoce a EFE. Aun así, aceptó el reto atraído por la determinación y la energía competitiva de Márquez. El proceso comenzó con una reunión por Zoom, mientras el piloto estaba en Misano. El cirujano analizó los tacs electrónicos de ambos brazos y, gracias a la tecnología de impresión 3D, pudo mostrarle físicamente lo que estaba ocurriendo: el brazo tenía una rotación anómala que hacía imposible pilotar al máximo nivel.
El doctor Joaquin Sánchez Sotelo
Una operación al milímetro y sin garantías
La cirugía, una osteotomía, consistía en cortar el hueso con una precisión extrema, de milímetros y grados. “En pacientes que no fueran deportistas de élite quizá no hubiera sido tan importante, pero él me decía que en la moto no podía frenar ni girar como debía”, relata Sánchez Sotelo.
El cirujano admite que lo advirtió: “Le dije que, si le operaba, no podía volver a caerse. Y él me contestó: ‘No me digas eso, no puedo competir y no caerme nunca’ (ríe)”. Una frase que resume la mentalidad de un piloto obstinado en su objetivo: volver a ser campeón del mundo.
Le dije que si lo operaba, no podía volver a caerse nunca más
“En otros pacientes no habría sido tan relevante, pero Marc tenía muy claro el objetivo”, añade el médico. El riesgo era alto: tras cuatro operaciones, la musculatura estaba muy castigada y era una incógnita cómo respondería el cuerpo. Pero la fe en su capacidad de superación y la ayuda de la tecnología le abrieron la puerta al milagro deportivo.
El doctor Sánchez trabaja con una prótesis maqueta de hombro y húmero
Las claves: tecnología médica y mentalidad ganadora
Sánchez Sotelo explica que la impresión 3D fue fundamental para planificar la intervención. Con un ingeniero a su lado, simularon virtualmente la operación antes de llevarla a la práctica. Esta combinación de ciencia y determinación personal ha sido clave: “Afortunadamente, hoy tenemos una gran tecnología. Si esto hubiera pasado hace 20 años, habría sido mucho más complicado”.
