Alejandra Duelo (25 años) nació en Barcelona, pero su vida ha tomado un rumbo totalmente diferente a lo que en un principio pensaba. Con 23 años hizo las maletas y se mudó a Australia, uno de los destinos más populares entre los jóvenes, para poder labrar su futuro a otro ritmo y con nuevas oportunidades.
Y así fue, lo logró. Ahora vive en un pequeño pueblo llamado Margaret River, donde estar rodeado de canguros y surf es algo asegurado. Además de trabajos mejor pagados, Alejandra está formando su propio negocio de coaching a través de redes sociales. Desde La Vanguardia, hablamos con ella para conocer su historia.
Inicios complicados
Llegada a Australia
¿Cómo fue el proceso de decidir que te ibas a vivir a Australia?
Estaba en un momento de crisis existencial que venía arrastrando desde hacía tiempo. Sentía que estaba metida en la rueda del hámster, una vida que no me correspondía. Mi mejor amiga se había ido a Australia y yo tenía esa idea rondándome: ¿y si me voy allí y lo mando todo a la mierda? Ella ya estaba cobrando el doble o el triple que yo y tenía un estilo de vida mucho mejor.
Como estaba en ese estado raro, se lo comenté a mi empresa. Después de mucho insistir, me ofrecieron una posición en Australia. Era la oportunidad de irme tranquila, con una base económica sólida, pero al mismo tiempo vivir la aventura que buscaba.
¿Cuántos años tenías entonces?
Tenía 23 años. De hecho, cumplí los 24 ya estando allí, sola.
¿Y en qué trabajabas?
En una empresa de ventas, muy estresante. Trabajaba muchas horas, no tenía tiempo para hobbies, para cuidarme… Siempre he valorado tener una vida equilibrada, pero ese trabajo me ocupaba tanto espacio mental que no podía dedicarme a lo que realmente me gustaba: la nutrición y la salud.
La oferta en Australia era diferente, era en desarrollo de negocio. De hecho, abrieron un proyecto específico para mí, para expandir una de las ramas que ofrecía la empresa en Australia y ayudar a que creciera.
Cortesía de Alejandra Duelo
¿De qué tipo de empresa se trataba?
Era una empresa de viajes al extranjero. En España vendíamos programas para aprender idiomas fuera, y la idea era que yo me fuera a una de esas escuelas en Australia y ayudara a los estudiantes a encontrar trabajo allí. No era fácil, porque ese proceso allí es bastante complejo.
Supongo que el proceso de la visa tampoco fue sencillo.
No, para nada. Hay muchos españoles que quieren irse y no siempre te la conceden. Tienes que tener estudios universitarios, demostrar fondos (unos 3.000 o 5.000 dólares australianos), acreditar tu nivel de inglés con un examen y pagar la visa. Aun así, puede que no te cojan porque se agota el cupo. En mi caso tardó unos dos meses.
¿A qué ciudad te mudaste?
A Perth. Es una ciudad muy de negocios, llena de edificios y gente que va a trabajar. Me dio un poco de bajón, porque yo iba buscando aventura y me encontré repitiendo la misma rutina que en Barcelona: de nueve a cinco, sin tiempo para nada. No era la vida que imaginaba. Así que dejé el trabajo.
Cortesía de Alejandra Duelo
¿Y qué hiciste entonces?
Tenía que sobrevivir, porque Australia es caro, pero no quería otro trabajo de oficina. Aproveché que podía renovar mi visa si hacía 88 días de trabajo agrícola, así que me puse a buscar granjas. Un amigo me dijo que se había mudado a un pueblo tres horas al sur de Perth y que fuera con él. Cogí mis cosas y me fui.
Después de unos días llamando y picando puertas, conseguimos una entrevista y empezamos al día siguiente recogiendo uvas. Ahí me enamoré del sitio: un pueblecito de surf, gente joven y hippie, una energía increíble. Vivíamos en una casa en medio del bosque, con un canguro de mascota. Paz total.
¿Y cómo organizabas tus días allí?
Trabajaba de cinco de la mañana a mediodía. Los trabajos son “casuales”, no hay horario fijo. Algunos días trabajas doce horas, otros cuatro, otros nada. Ese tiempo libre lo aproveché para estudiar, algo que en España no podía hacer.
¿Qué estudiaste?
Nutrición integrativa y una certificación para ser coach de salud holística en el Instituto de Nutrición Integrativa de Nueva York. Era un curso online de un año que había tenido que dejar por el trabajo, pero allí lo retomé con fuerza.
Abrí mi cuenta de Instagram, empecé a crear contenido, vi buena respuesta y seguí compaginando eso con el trabajo en el campo. También hacía catas de vino. Era perfecto: trabajaba poco, ganaba bien y tenía tiempo para mi proyecto.
¿Cuánto se gana en esos trabajos rurales?
Lo mínimo son 30 dólares australianos la hora, unos 18 o 20 euros. Pero hay trabajos mejor pagados, como los de construcción o pintura, que llegan a 50 la hora. Aunque, lamentablemente, esos suelen ser para hombres.
Cortesía de Alejandra Duelo
¿Dónde vivías exactamente?
En Margaret River. Terminé mis 88 días de trabajo, pero me costó irme. Había construido una rutina perfecta: trabajo estable, mis clientas online, mis lugares favoritos. Todo el mundo se iba al norte con el invierno, pero yo decidí quedarme. Fueron meses duros, de mucho aprendizaje y crecimiento personal. Todo lo vivido me ayudó en mi labor como coach.
¿Sigues viviendo allí?
Sí. Ahora mismo estoy viajando por el sudeste asiático, pero cuando vuelva tengo trabajo esperándome. Y eso, en Australia, es un privilegio.
Más autonomía
Proyecto propio
Hablemos de tu labor como coach. ¿En qué consiste exactamente?
El coaching que hago es de salud, con un enfoque holístico. Acompaño a mis clientas a mejorar su calidad de vida a través de cambios de hábitos y estilo, no con medicina tradicional.
Yo misma he pasado por problemas de salud derivados de la autoexigencia y los estándares de belleza: insomnio, amenorrea hipotalámica, acné… He estudiado mucho y ahora aplico todo lo aprendido para ayudar a otras mujeres que viven lo mismo, especialmente las que sufren estrés o desequilibrio hormonal.
¿Trabajas solo online?
Sí. Creo contenido en redes y, a través de él, las personas interesadas me contactan. Trabajo online con clientas de España e internacionales. En mi zona de Australia solo hay seis horas de diferencia, así que es fácil coordinar. Por ahora la mayoría son españolas, pero cada vez tengo más clientas en inglés, y eso me hace mucha ilusión.
Experiencia personal
Retos al llegar a Australia
¿Qué retos enfrenta una persona española que se muda a Australia?
El inglés, sin duda. Yo tuve la suerte de haberlo aprendido de pequeña, pero muchos llegan con un nivel bajo y el acento australiano es complicado.
Y luego adaptarse al estilo de vida: todo es más relajado, los horarios, las exigencias. A veces los australianos se aprovechan de nuestra “mentalidad europea” de hacerlo todo perfecto. Ellos son más chill. Pero el principal reto es el idioma.
Cortesía de Alejandra Duelo
¿Y alguna recomendación para quien esté pensando en dar el salto?
Ir preparado mentalmente. Australia aprieta, pero no ahoga. Allí te enfrentas a todo: buscar casa, coche, trabajo… Muchos tienen hasta tres empleos para sobrevivir. Hay que ser fuerte de mente porque los cambios son constantes.
¿Cómo es la convivencia con los australianos?
En los pueblos como Margaret River, los latinos y españoles tendemos a juntarnos. Los australianos suelen mantenerse aparte. Somos muy diferentes culturalmente. Ellos son más solitarios, quizá por cómo está estructurado el país: enorme, con poca población. Las interacciones sociales son escasas. Yo creo que los latinos somos más cálidos y sociables, aunque probablemente ellos piensen lo contrario.
Por último, ¿qué le dirías a la Alejandra que estaba a punto de irse a Australia hace un año?
Que no sabe lo que le espera, pero que todo va a ir bien. Que tenga paciencia. Que Australia aprieta, pero no ahoga. Aunque al principio no lo parezca, al final todo sale bien.
