Su participación en Bailando con las estrellas peligra porque está nominada. Blanca Romero, que en este nuevo curso televisivo se ha atrevido a retomar su faceta más lúdica y mediática, se encuentra en la cuerda floja del concurso de baile de Telecinco tras la última gala. Su reacción fue directa: “No me salvéis, que me quiero pirar a mi casa”. La contundencia de una intérprete que desde hace años reparte su vida entre proyectos televisivos y musicales, mientras mantiene una relación especial con su tierra natal.
Es allí donde ha encontrado su refugio definitivo, muy alejado de platós y focos. La actriz asturiana, que fue modelo internacional y rostro habitual de las series más exitosas de la última década, vive en Peón, una pequeña parroquia del concejo de Villaviciosa, en Asturias. La aldea, rodeada de montañas, apenas alcanza los 400 habitantes y se encuentra a tan solo 20 minutos en coche de Gijón, la ciudad donde nació. Allí, en plena naturaleza, construyó su hogar con ayuda de su padre, siguiendo un diseño propio que imaginó desde niña. “La tenía en la cabeza tal cual la hice”, confesó en una entrevista con ¡Hola!.
“Mis perros están por encima del concurso”
Una vida alejada del ruido mediático que explica su vínculo con la naturaleza y su deseo de no seguir en el programa
Sus palabras tras quedar nominada no sorprendieron a quienes la conocen bien: “Tengo que cuidar de mis perros, mis perros están por encima de cualquier concurso”. Esa es, quizá, la frase que mejor resume su estilo de vida actual. En Peón, la artista convive con su hijo menor y dos perros adoptados, en una casa que ella misma define como una evolución constante. Y es que Blanca no se limita a habitar su refugio. Lo transforma, lo cuida y lo adapta a sus ritmos.
Carretera y casas en Peón.
No llegó a la parroquia por casualidad. Desde hacía tiempo quería regresar a Asturias, y cuando surgió la oportunidad, buscó un lugar cercano a su familia. En este valle verde y silencioso encontró el entorno que anhelaba para criar a sus hijos como ella fue criada y así lo ha llegado a revelar: “Quería que mis hijos crecieran como yo lo hice, rodeados de monte y libertad”. Hoy, vive muy cerca de sus padres y su hermana, y mantiene un estilo de vida austero, donde el lujo reside en lo esencial. El paisaje, el silencio y la compañía.
“Cuando me pierdo, llamo a las 'vaques'”
Peón, la aldea que ha ganado visibilidad gracias a Blanca, fue reconocida como Pueblo Ejemplar de Asturias en 2023
El pueblo de Peón, conocido oficialmente como Pion, fue galardonado en 2023 con el premio al Pueblo Ejemplar de Asturias. Este reconocimiento, otorgado por la Fundación Princesa de Asturias, valoró la conservación del entorno, la implicación vecinal y la tradición rural. Blanca, sin buscarlo, se ha convertido en una embajadora informal del lugar. Sus declaraciones –como aquella en la que bromeaba diciendo “cuando me pierdo, llamo a las 'vaques'”– han puesto en el mapa esta aldea rodeada de montes y prados.
La localidad no solo ofrece naturaleza. Está estratégicamente situada entre Gijón y Villaviciosa, lo que permite una vida rural sin perder el acceso a los servicios urbanos. Además, la zona es conocida por su producción de sidra y por un modo de vida en el que lo comunitario sigue siendo esencial. Y allí, la que fuera protagonista de Física o química ha encontrado un equilibrio entre privacidad y pertenencia, lo que explica su resistencia a abandonar este espacio, incluso si su carrera le exige moverse.
El refugio de Blanca Romero se encuentra en plena naturaleza.
Desde París hasta el norte peninsular, la trayectoria de Blanca Romero es sin duda una de esas historias de retorno. Sí, vivió en las principales capitales de la moda, fue portada de revistas, actriz revelación y presentadora, pero su brújula siempre apuntó al norte. “Nunca dejé de sentir esta tierra como mi hogar”, confesó. Mientras la televisión decide su destino en el 'talent' de danza, ella lo tiene claro. Su lugar está, y seguirá estando, entre 'vaques', barro y verde.
