Loquillo, te adoro
La belleza del mundo
Tuve la inmensa suerte de asistir hace unos días al concierto de Loquillo en el Movistar Arena de Madrid. Para mí Loquillo es el mejor cantante y músico de rock and roll en español. No cabía un alma en el Movistar Arena. El público vivió una noche inolvidable, que se grabará en sus corazones para siempre. El público era exaltación, celebración, magia, euforia, revolución. Loquillo es el mejor heredero español del rock anglosajón. Sus orígenes son los Stones, Lou Reed, Dylan, Elvis, los Sex Pistols, Johnny Cash e incluso Sinatra, es decir, lo mejor de la tradición del pop internacional. Al gran Johnny Cash, Loquillo le rindió un homenaje espectacular con una versión conmovedora de Man in black, porque Loquillo, como Cash, viste de negro, y como Cash, mide un metro noventa de estatura.
Fue una noche fuerte. Fue una noche donde se afirmó el legado del rock and roll histórico como una forma de cultura imparable, intergeneracional, más allá de cualquier ideología de las que ahora entristecen y envilecen la vida. Porque el rock and roll es la vida. El rock and roll de Loquillo nos devuelve dignidad. Loquillo es la afirmación más grande de que España fue moderna al menos una vez, de que España también tuvo rock and roll. Y todo eso ocurría en la voz de Loquillo, porque la voz en un cantante de rock and roll es una representación salvaje de la vida. El rock es la vida salvaje, ya lo dijo nuestro adorado Lou Reed, único profeta que reconocemos en este mundo. Y con Loquillo en escena regresaron esos legendarios grandes del rock and roll. Y la gira de Loquillo se llama Corazones legendarios, y así se llamaba un disco de Lou Reed de 1983.
Yo he amado el rock and roll, ha sido mi única religión, mi única posibilidad de ser libre en este mundo. Y Loquillo estaba allí, vestido de negro, elegante, galán crepuscular, elvisiano hasta la médula. El rock and roll es incorruptible. Todo se muere o se vuelve inmensamente aburrido, pero el rock no, el rock permanece. Y llegó el momento en que cantó Cadillac solitario, que es el himno de nuestra vida. Hemos hecho el amor, nos han despedido del trabajo, hemos visto morir amigos, nos hemos divorciado, nos hemos vuelto a casar, nos hemos drogado, hemos viajado, nos hemos bañado en la playa después de mil borracheras mientras amanecía, nos hemos reído de cualquier moral y de todos los imbéciles de este mundo, y mientras hacíamos todo eso sonaba siempre Cadillac solitario. Loquillo, te adoro. Sin ti este país llamado España habría sido un coñazo insoportable.