Tocar en distintos países es una experiencia que puede cambiar por completo la forma en que un músico vive su arte. Cada cultura, cada público y cada ciudad tienen su propia energía, y los artistas aprenden a percibir esas diferencias para conectar mejor con la audiencia. Algunos ajustan la dinámica de sus conciertos, sin perder nunca su estilo, para adaptarse al entorno y sacar el máximo provecho de cada presentación.
“Cada escenario tiene su personalidad. La experiencia de tocar en Uruguay no se parece a la de Alemania o España”, explica Jota Arriola. La capacidad de adaptarse a estos matices, además de mejorar la relación con el público, también enriquece la carrera de un músico a nivel profesional y personal.
Diferentes escenarios, diferentes experiencias
Sudamérica: energía inmediata
Arriola ha tocado en varios países de Sudamérica y Centroamérica (Uruguay, Paraguay, Bolivia, Ecuador, Chile, Brasil, Guatemala, Colombia y México) y también en Europa (España, Alemania, Francia, Italia, Bélgica y Suiza). Según él, en Sudamérica la conexión con el público es instantánea: “La energía es arrolladora desde el primer minuto, la fiesta comienza en cuanto subimos al escenario”.
En Europa, la experiencia es distinta: “Aquí en España y otros países europeos tenemos más oportunidades de tocar en salas y festivales medianos, lo que nos permite consolidar nuestra presencia y mantener el ritmo de las giras”. Es decir, Sudamérica aporta intensidad, mientras que Europa ofrece constancia y disciplina, una combinación que, asegura Arriola, enriquece cualquier trayectoria musical.
Jota Arriola, baterista uruguayo: “Lo que más me sorprende es la pasión del público sudamericano y la disciplina europea”
Mantener la esencia, adaptarse al show
“No cambio mi estilo ni mi manera de tocar según el país”
Aunque la dinámica de cada concierto varía, Arriola mantiene siempre su identidad musical: “No cambio mi estilo ni mi manera de tocar según el país. Lo que sí hago es adaptarme a la dinámica del show. En festivales masivos, la intensidad del público permite tocar más explosivo, con fills y grooves que potencien la experiencia. Pero siempre con la misma esencia”.
Además, comparte un ritual poco conocido: antes de cada concierto hace más de 100 flexiones y puede perder hasta dos kilos. “Es una forma de prepararme, de vaciarme físicamente y estar listo para darlo todo”, explica para Guyana Guardian.
Uruguay y Argentina: pasión y cercanía
“Cada lugar tiene su encanto, pero Uruguay y Argentina me impactaron”
Entre todos los países que ha visitado, destaca especialmente Uruguay y Argentina: “La energía de los festivales y cómo el público vive la música en vivo es increíble. Desde el primer minuto todo es intensidad y pasión, y los músicos somos tratados con respeto y cercanía”.
En Europa, la organización y la infraestructura son impecables, pero la espontaneidad del público sudamericano es difícil de replicar. “Cada lugar tiene su encanto, pero Uruguay y Argentina me impactaron porque combinan respeto profesional con pasión genuina”.
“Cada lugar tiene su encanto, pero Uruguay y Argentina me impactaron porque combinan respeto profesional con pasión genuina”
Barcelona: oportunidades y desafíos
Uruguayo de nacimiento, Arriola vive en Barcelona desde hace 18 años. La ciudad le ha dado grandes oportunidades y le permitió integrarse en el circuito profesional europeo, pero reconoce ciertos desafíos: “En Barcelona no nos llaman tanto como en otros lugares de España o Sudamérica, pero eso nos da fuerza para seguir creciendo y buscando nuevas formas de conectar con el público”.
Valora la vida cultural intensa y la diversidad de la ciudad, pero la competencia constante y la dificultad de que proyectos más arriesgados encuentren su espacio le hacen pensar en un posible cambio de entorno: “No es que Barcelona no me guste; al contrario, la quiero con locura, pero a veces necesitas un lugar que te desafíe y te ayude a evolucionar”.
Más allá de los escenarios, lo que más valora Arriola son las relaciones humanas: “He trabajado con músicos de muchos países, pero lo que más me inspira es la combinación de profesionalidad y humanidad. Cuando encuentras a alguien que es un amigo de verdad fuera del escenario, aprendes mucho sobre cómo quieres vivir y tocar la música”.
Con sus baquetas en mano y la mirada puesta en nuevos retos, Arriola demuestra que la música se mide por la pasión que se transmite y por cómo cada experiencia internacional deja una huella imborrable en un músico y en su público.


