A menudo, cuando pensamos en una ciudad, nos imaginamos las características habituales que la definen: una localidad con hospitales, colegios, dentistas, centros comerciales e incluso una universidad. Pero sobre todo, lo que acaba definiendo el título de ciudad, sin tener en cuenta las instalaciones que posee, es sin duda el número de habitantes.
Para que una ciudad se considere como tal, se analiza al número de ciudadanos. En España, para que una localidad se considere ciudad, debe tener al menos 10.000 habitantes. Sin embargo, existe un peculiar pueblo medieval que es la excepción que rompe la regla. Se trata del pueblo de Frías, que se encuentra en la provincia de Burgos.
Frías se considera la ciudad más pequeña de España debido a que tan solo tiene 267 habitantes. ¿Pero cómo es posible que un pueblo con tan poca población se considere una ciudad y no un pueblo?
En el año 1202 los habitantes de Frías tuvieron que luchar para defender sus privilegios y, por ello, organizaron una revuelta popular. Como resultado, el Rey Alfonso VIII de Castilla les otorgó un fuero real. Más adelante, durante la época de la Reconquista, los reyes de Castilla, León y Aragón concedían títulos, tierras o privilegios a aquellas regiones que tuvieran un papel importante en la defensa del territorio, así como en la repoblación.

Castillo Medieval de Frías, Burgos.
Frías tuvo un papel fundamental, y por esta razón el rey Juan II les otorgó el título de ciudad en el año 1435. El hecho de que esta aldea fuera reconocida como una ciudad, pasó a ser una de las regiones con mayor prestigio, ya que también se le permitió libre autonomía en cuanto a las decisiones.
Tras la reconquista de los territorios musulmanes, Frías pasó nuevamente a manos cristianas. Con el paso del tiempo tuvo un papel importante en el sector comercial, ya que era el punto de comercio entre distintas regiones.

Puente Medieval de Frías.
Una aldea medieval
Frías
Frías, una aldea que parece haber salido de un cuento de hadas, se encuentra en lo alto de una colina sobre el valle del Ebro. Es un lugar que hay que visitar al menos una vez en la vida. Cuenta con un recinto amurallado que hoy en día se conserva bastante bien, un paseo por sus murallas y por todo el casco histórico, sus calles que aún conservan su estilo medieval, sus casas colgadas, el puente medieval y la Iglesia de San Vicente. Todos estos monumentos constituyen uno de los mejores pueblos de arquitectura defensiva en España.

Casas de Frías, Burgos.
Una de las fiestas más populares de Frías es la 'Fiesta de Capitán', en conmemoración de un hecho histórico: en el siglo XV hubo una invasión de tropas. En ese entonces, un joven decidió ser el capitán para defender la ciudad y junto con el pueblo, consiguieron ganar con éxito. Desde entonces, se celebra como una tradición popular el último domingo de abril.
Y aunque actualmente su población ha disminuido desde la Edad Media, esta idílica aldea sigue considerándose ciudad, lo que la convierte no solamente en la ciudad más pequeña de España sino también en una de las más pequeñas del mundo.