Paula Echevarría es una de las actrices más destacadas del panorama interpretativo español. La asturiana debutó en el año 2000 apareciendo en distintas series, como Al salir de clase, Policías o Compañeros; además de ser reportera en el programa Emisión Imposible de Telecinco. Con el tiempo, pero, se ha ganado un hueco destacado gracias papeles de la talla de Ana Ribera López en Velvet, la popular serie de Antena 3.
Esta noche de lunes, además, regresa a la cadena en cuestión como primera invitada de la semana en El Hormiguero, presentado por Pablo Motos. Echevarría hablará en profundidad de su último proyecto, pero más allá del trabajo también tiene distintas oportunidades para desconectar, a menudo en el lugar que la vio nacer: Candás.

Faro de San Antonio, en Candás
Se trata de la parroquia más poblada del concejo de Carreño, fronterizo con Gijón. Destaca por ser uno de los puntos más septentrionales de la Península Ibérica, a tan solo 13 kilómetros del Cabo de Peñas. Cuenta con cerca de 7.000 habitantes y su situación la convierte en un punto marítimo llamativo: la villa surge alrededor del puerto, centrado en la pesca desde el siglo XIII, y está bañado por las aguas del mar Cantábrico.
“Candás es casa, es familia, es amigos de toda la vida, es recuerdos por donde quiera que paso, unos ya vividos y otros que se van creando a cada momento”, destacaba en una publicados de redes sociales en 2023. Uno de los elementos más característicos del lugar es la marañuela, una galleta que ha disputado su origen durante años con la parroquia de Luanco. Sin embargo, estas proceden originalmente de territorio nórdico.

Paula Echevarría en Candás
La Cúpula del Mediterráneo
Otro destino turístico destacado es Altea (Alicante), catalogado por National Geographic como el pueblo más bonito de España. La localidad se ha ganado un hueco en la cima gracias a su literal ubicación, situada sobre una colina. Junto a sus casas de piedra blanca que relucen con la luz solar del día, destacan las cúpulas azuladas de la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, localizada en el centro histórico de la población.
“Bajo los primeros rayos de sol, Altea se levanta con el graznar de las gaviotas, acompañadas fielmente por unos barcos que duermen en el puerto y otros que, desvelados en la lejanía, recuerdan que este pueblo alicantino una vez fue de pescadores y de labradores. Hasta hace poco, la calle del Sol todavía olía a pescado y a saladura, y de las puertas colgaban cortinas negras, indicando que se estaba en el barrio marinero”, relata la revista.