Las nuevas generaciones de Groenlandia buscan un resurgimiento del orgullo indígena en toda la sociedad groenlandesa. Saben que los ojos del mundo están puestos en esta isla del Ártico, desde que Donald Trump los puso en la palestra. En los medios de comunicación locales, en las pocas cafeterías, y más en las redes sociales, la conversación siempre gira en torno al devenir de la isla. Hay mucho entusiasmo, pero también mucha inquietud. Los detractores, que actualmente son una amplia mayoría, según las encuestas casi un 85%, lo tienen claro, Estados Unidos solo busca expoliar sus yacimientos de metales y tierras raras de los que Occidente depende actualmente de China.
Desde finales del siglo XIX, Estados Unidos ha mirado hacia el Ártico con una ambición silenciosa pero persistente, trazando en su imaginario estratégico la posibilidad de extender su dominio sobre Groenlandia e incluso Islandia, como si aquellas tierras gélidas fueran piezas naturales en el tablero de su expansión. La compra de Alaska a Rusia por 7.200.000 $ en 1867 no solo marcó el inicio de su proyección en el extremo norte, sino que avivó un deseo latente por consolidar su presencia en el Atlántico y el Ártico, viendo en aquellas islas frías no solo un escudo geopolítico, sino también como una fuente de recursos inexplorados.
85% de la población considera que Estados Unidos solo quiere expoliar sus yacimientos de tierras raras
Blanca e inmensa, Groenlandia se extiende bajo un cielo de hielo que parece eterno, donde la tundra árida y los fiordos esculpidos por glaciares susurran historias antiguas de resistencia. Perteneciente a Dinamarca, pero con un alma propia, es tierra de los inuit, guardianes de un mundo donde el frío no es enemigo, sino parte de la vida.
En sus aldeas costeras, rodeadas por montañas nevadas y mares congelados, la pesca y la caza aún sostienen su economía, con barcos que surcan aguas llenas de bacalao y cazadores que, con habilidad ancestral, persiguen focas y narvales.
Casas de colores en Tasiilaq, que es como las suelen pintar los inuits
Tasiilaq, la ciudad más grande al este de Groenlandia
Con algo más de 2.000 habitantes, esta ciudad representa la más poblada y grande de la costa este de Groenlandia. Está situada en la isla de Angmagssalik, cobijada por una bahía a los pies de unas gigantescas montañas. Una idílica postal de los parajes más bellos del país y que permanece aislada, a causa del hielo, durante todo el invierno.
Sus prados verdes punteados llenos de casas de colores cobran vida con la llegada del verano. Los picos de las montañas nevadas se extienden hacia lo que parecen cielos infinitos, a los pies cercano glaciar Mittivakkat. Los lugareños emplean su tiempo paseando en trineos tirados por perros, explorando cuevas de hielo y haciendo senderismo hasta el glaciar.
Desembarcamos nuestras zodiacs y nos disponemos a realizar una caminata por el cercano Flower Valley, partiendo desde el centro de la ciudad y rodeando un pintoresco cementerio repleto de cruces blancas y flores artificiales. Seguimos el sendero marcado que se eleva suavemente y llegamos hasta una impresionante cascada y un lago que bordeamos para emprender nuestro camino de vuelta por el lado contrario. Una excelente toma de contacto de las excusiones venideras.
Siguiendo la ruta marítima hacia el sur, llegamos hasta el Prince Christian Sound, uno de los platos fuertes del viaje. Se trata de un fiordo de apenas 500 metros de ancho, flanqueado por imponentes acantilados, que conecta el mar de Labrador con algunas poblaciones interiores del continente.
La bahía Nanortalik, hogar de los osos polares
Una de ellas es Aapilattoq, de apenas 130 habitantes, resguardada bajo el cobijo de una prominente roca. Aquí descubrimos el día a día de la población inuit que continúa dedicándose principalmente a la caza y la pesca.
Sus cantos corales en el interior de la iglesia, suenan angelicales para los allí presentes y no dejan a nadie indiferente. Un preludio perfecto para una posterior caminata que nos llevará a descubrir desde lo alto las vistas más increíbles de los alrededores, en las que, sus coloridas casas esparcidas por el valle apenas parecen ser una maqueta.
Territorio de osos polares
Nanortalik significa “lugar de los osos polares” y aunque si bien es cierto que algunos viajeros pudieron avistarlo, lo cierto que el resto nos quedamos con las ganas. Una extraña ley impuesta por el gobierno local y refrendada por el danés, obliga a los turistas a abandonar cualquier lugar en el que se localice un oso polar, aunque contradictoriamente también otorga a la población local la potestad para poderlos cazar y comérselos, una extraña manera de proteger a estas hermosas criaturas.
Un ley obliga a los turistas a abandonar un lugar donde se localice un oso polar
El centro de la ciudad está rodeado por las aguas cristalinas del fiordo de Tasermiut y trufado de casas de colores. Tradicionalmente, esas casas se pintaban según su función: los comercios eran rojos, los hospitales amarillos, las comisarías negras, y las casas de pescadores azules. Ahora, todo eso ha pasado a la historia, y cada cual las pinta a su gusto.
Por la tarde visitamos las aguas termales de Uunartoq, alimentadas por manantiales de agua caliente desde el subsuelo que permiten el baño en cualquier época del año con agradables temperaturas de entre 34 ºC y 38 ºC. Una experiencia única, en un entorno totalmente natural y agreste, cubierto de vegetación, que invita a relajarse mientras se disfruta contemplando como pasan los icebergs a la deriva y, si se tiene suerte, incluso del paso de alguna ballena.
Piscinas termales en la isla de Uunartoq
La última parada
Qaqortoq es la ciudad más grande al sur de Groenlandia y que posee uno de los puertos pesqueros más importantes de la zona. Aquí los viajeros pueden visitan los alrededores de la bahía y el museo, ubicado en el edificio más antiguo de la ciudad, una casa colonial construida en 1804.
La iglesia de Nanortalik es una iglesia de madera, danesa y luterana en la ciudad de Nanortalik
Su muestrario se centra en la historia de los colonos nórdicos, con una importante colección de arpones de la época. Después de regresar al barco y recuperar fuerzas, se visitan las ruinas de la iglesia de Hvalsey, construida a principios del siglo XII y declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco. Algunos viajeros aprovechan para hacer kayak en el fiordo que se ubica delante de ella, un lugar privilegiado con vistas a los prados circundantes.
Majestuosa y resiliente, Groenlandia sigue siendo un tesoro helado que no tiene precio, una tierra de belleza indómita donde los glaciares centellean bajo la aurora boreal y la cultura inuit mantiene viva su herencia en un mundo cambiante. Sus riquezas no se miden solo en recursos naturales, sino en la fortaleza de su gente, en la pureza de sus paisajes y en la historia tejida entre el hielo y el mar. Aunque ojos extranjeros la contemplen con deseo, Groenlandia no está en venta según sus moradores, representa un símbolo de identidad y un territorio que solo su propio pueblo tiene el derecho de forjar y decidir sobre su futuro.
El Silver Endeavour, un cucero de expedición
Un empleada inuit del equipo del 'Silver Endeavour', con tatuajes tradicionales en el rostro
Un crucero en el Silver Endeavour no es un crucero cualquiera, estamos hablando del barco de expedición más lujoso del mundo, perteneciente a Silversea, más concretamente de la flota de Silversea Expeditions y que se inauguró hace apenas dos años.
Un barco calificado como clase polar PC6, una de las más altas del sector y que cuenta con un equipo y tecnología de última generación, como por ejemplo el ancla virtual GPS que permite mantener la posición sin necesidad de perjudicar el fondo marino. Diseñado para aquellos que se deleitan con la emoción del descubrimiento mientras miman su cuerpo y mente en un entorno único.
Todas sus habitaciones son amplias suites con vistas al mar e incluyen servicio de mayordomo y terraza privada. Reconocido también por su excelencia culinaria y su espíritu innovador, ofrecen una amplia variedad de opciones gastronómicas para todos los paladares.
Luxury grill el más informal de los cuatro restaurantes del 'Silversea Endeavor'
Sus instalaciones incluyen cuatro impresionantes restaurantes. The Grill es un lugar informal para cenar y ofrece a los huéspedes un menú internacional con vistas impresionantes desde la popa, ubicado una especie de invernadero. Tiene capacidad para 80 personas para el desayuno y el almuerzo, y se convierte en un lugar más íntimo para un máximo de 48 invitados durante la cena. Es el lugar perfecto en el que cenar deliciosas langostas termidor.
El comedor principal a bordo es The Restaurant, tiene mesas para hasta 192 comensales. Aquí se ofrece un menú a la carta a base de cocina internacional y especialidades regionales inspiradas en los destinos visitados.
Il Terrazzino, que solo abre durante la cena, tiene capacidad para 36 invitados, es un reclamo para los amantes de la comida italiana. Y por último, rindiendo homenaje al patrimonio cultural y gastronómico de Francia, La Dame es el restaurante más selecto del barco, con capacidad únicamente para 20 personas. Todo está incluido a excepción de la reserva en La Dame, que cuesta 60 dólares por persona, y algunos vinos selectos.
Cómo llegar
Icelandair es la aerolínea de bandera islandesa. Fundada en 1937, es una de las aerolíneas europeas de mayor tradición. La compañía ofrece vuelos directos a Islandia, así como una atractiva oferta de vuelos a EE.UU. Y Canadá vía Reikiavik, con cómodas conexiones hacia destinos atractivos como Nueva York, Boston, Chicago, Denver, Toronto, Washington, Portland, Seattle o Vancouver.
Utilizando su ubicación estratégica entre América del Norte y Europa, la aerolínea ofrece un servicio excepcional. Todos los pasajeros de Icelandair disfrutan de equipaje de mano de hasta 10 kg siempre incluido, sistema de entretenimiento individual, puerto de carga USB y bebidas no alcohólicas. También destaca su Saga Class (clase Business), con hasta dos piezas de equipaje facturado, cabina separada, espaciosos asientos y un delicioso menú.
Actualmente, Icelandair conecta España e Islandia durante todo el año de la mano de vuelos directos a Reikiavik desde Alicante, Barcelona y Tenerife-Sur. Además, la aerolínea también opera vuelos estacionales a Reikiavik desde Madrid y Gran Canaria.


