Helsinki, la capital de Finlandia, es una ciudad vibrante que ofrece al visitante una cultura urbana que se une a una conexión cotidiana con la naturaleza. Actividades culturales, festivales, museos y bibliotecas son testigos de la vitalidad de esta ciudad que se asoma al mar Báltico.
En Helsinki viven algo menos de 700.000 habitantes, pero si se incluye toda la región la cifra asciende a 1,5 millones de personas. Esto significa casi un tercio de la población de todo el país. En los fines de semana la ciudad recibe también la visita de muchos finlandeses que quieren disfrutar de su oferta cosmopolita y de sus excelentes equipamientos culturales.
En Helsinki viven algo menos de 700.000 habitantes, pero si se incluye toda la región la cifra asciende a 1,5 millones de personas
La capital es un compendio de arquitectura y diseño, con edificios vanguardistas firmados en los últimos tiempos, que conviven con el estilo modernista y el de los años cincuenta, principalmente en torno a los Juegos Olímpicos de 1952, que supusieron un impulso económico después de la guerra. Y, todo ello, entre paseos, plazas y parques que convierten el recorrido, tanto andando como en bicicleta, en un auténtico placer, desde el centro hasta todo el litoral marítimo que perfila la ciudad.
Arquitectura y diseño
El centro de Helsinki, la zona de Kampi, concentra infinidad de edificios que van desde el art déco hasta la vanguardia más reciente. La plaza del Senado es uno de los centros neurálgicos de la ciudad. En un extremo cuenta con la gigantesca catedral Tuomiokirkko, de estilo neoclásico, cuyas escalinatas son un popular punto de encuentro entre los finlandeses, y en el otro, el museo de historia de la ciudad que se extiende a lo largo de cinco edificios históricos de diferentes épocas.
La catedral del Helkinsi en primavera
Pero si se quiere visitar una iglesia que simbolice el ideal finés de conexión espiritual con la naturaleza, hay que ir a la Temppeliaukion Kirkko, construida en 1969. Es una iglesia excavada en el interior de una roca, a la que llega la luz a través de los cristales de su espectacular tejado. La acústica es tan buena que el lugar acoge regularmente conciertos. Destaca también la capilla del Silencio, un pequeño edificio moderno, de madera curvada, ideado para la reflexión y la pausa entre el ritmo frenético de la urbe.
Entre los museos, sobresalen dos que parecen diametralmente opuestos en su arquitectura: el Ateneum, que ocupa un palacio neorrenacentista de finales del siglo XIX, y el Kiasma, todo un símbolo de la modernización de la ciudad. Construido en 1998, el Kiasma se encuentra en una zona que reúne numerosos ejemplos de arquitectura moderna y vanguardista. Es un edificio curvilíneo y metálico diseñado por Steven Holl y que aloja una colección de arte contemporáneo y digital.
Galerías, estudios y bibliotecas
Terraza de la biblioteca Central de Helsinki
El famoso arquitecto finlandés Alvar Aalto, representante del modernismo a la finlandesa, tiene obras en toda la ciudad, como el Finlandia Hall o la Academic Bookstore. Además, el barrio de Punavuori es el distrito del diseño, con infinidad de tiendas donde se puede admirar el mítico diseño finlandés, desde ropa hasta muebles y objetos del hogar. Tiendas, estudios, galerías de artes se acumulan en este barrio, además de cafeterías hipster, comida callejera y también algún café anclado en el pasado.
Además de los monumentos, es muy recomendable visitar el majestuoso edificio de madera y metal de la biblioteca Central de Helsinki, inaugurada el 2018. Situada en la zona del parque de la Explanada, es uno de los puntos neurálgicos y de encuentro. No en vano, allí se realizan todo tipo de actividades sociales y en sus terrazas se puede tomar el chispeante sol nórdico mientras se hojea el libro que se ha tomado en préstamo.
La biblioteca ofrece servicios como el préstamo de instrumentos musicales o el uso de equipamientos como impresoras láser
La biblioteca ofrece servicios como el préstamo de instrumentos musicales, el uso de equipamientos como impresoras láser o formaciones exprés de programación, encuentros culturales, y todo tipo de actividades. Por ejemplo, jugar al ajedrez en cualquiera de sus muchos tableros por todo el edificio o montar un puzle gigante en colaboración con todos los visitantes.
La isla fortaleza
Toda esta actividad cultural está íntimamente ligada a la idiosincrasia finlandesa: el amor a la naturaleza y la búsqueda de la armonía y la tranquilidad, ya sea en una barca o sentado en un acantilado. Por eso otro de los destinos estrella en la capital es explorar el archipiélago que se encuentra justo frente a la ciudad.
Las islas fortaleza de Suomenlinna, llena de murallas, cañones y torres de defensa
Las islas fortaleza de Suomenlinna ofrecen una excursión de unas horas para disfrutar de la costa nórdica y conocer algo más de la historia del lugar. Hay múltiples ferris –y buses acuáticos, en verano- que conectan diariamente con Helsinki en un trayecto de unos 15 minutos.
Llamada la “fortaleza de Islandia”, es un conjunto de islas unidas por puentes donde los coches no están permitidos. Construido originariamente a mediados del siglo XVIII, fue declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco. Paseando por el archipiélago se pueden visitar diversos museos que explican la historia, búnkers y murallas, y el único submarino finlandés que se conserva de la Segunda Guerra mundial. La antigua iglesia ortodoxa rusa sirve también de faro.
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La atmósfera defensiva de Suomenlinna se puede revivir paseando por el perímetro de las murallas, con sus cañones, sus torres de defensa y sus puertas reforzadas, entre las que destaca la monumental puerta del Rey, dedicada en exclusiva a la llegada de las barcas reales. Curiosamente, aún habitan diversas familias en el recinto, y también hay una numerosa oferta de cafés y bares, aunque lo más recomendable es llevarse un pícnic y disfrutar de las vistas y el aire sentados en la hierba.
Caviar, arándanos y rollos de canela
Además de Suomenlinna, desde el puerto se pueden realizar muy diversas excursiones a cualquiera de las múltiples islas que salpican la costa. Hay centenares de islas e islotes en la costa finlandesa y en las inmediaciones de Helsinki, y son lugares muy populares para pasar el día, hacer deporte o simplemente pasear. Y, a la vuelta, sentarse a recordar lo vivido mientras se toma una café con una tarta de manzana en una de las paradas del puerto, sentados mirando al mar. En la plaza Kauppatori (plaza del mercado), donde llegan los ferris urbanos, se puede comprar también pescado fresco, setas, arándanos y otros frutos del bosque.
El antiguo mercado Kauppahalli de Helsinki fue inaugurado en 1889
En un extremo de la plaza se encuentra el Kauppahalli, el antiguo edificio del mercado. Es una preciosidad con paradas en madera tallada donde se pueden comprar delicatessen auténticas y comestibles para turistas, desde caviar o cangrejo real hasta fresitas salvajes y los deliciosos pulla (rollos de canela).
En el puerto también puede uno bañarse, en unas piscinas como los baños art déco de Yrjönkadun Uimahalli, que también son sauna, o en una de las múltiples saunas que existen en la ciudad, incluso en barcos flotantes. Una de las más famosas es Kotiharjun, que desde 1928 ofrece la tradicional sauna de madera.