Un original camino de Santiago en barco por la ría de Muros Noia

Experiencia singular

La ruta combina la vía marítima con la terrestre y permite a los peregrinos lograr la Compostela acreditando la navegación de 100 millas náuticas antes de caminar los últimos kilómetros hasta la capital gallega

Un peregrino durante el Camino por mar

Un peregrino embarcado durante el Camino por mar

Ría de Muros-Noia

¿Qué tienen en común Santiago de Compostela, Venecia y las islas Lofoten situadas más allá del círculo polar Ártico? El vínculo es el mercader Pietro Querini y la accidentada travesía que inició en la primavera de 1431 zarpando desde la ciudad de los canales con rumbo a Flandes.

Aquella expedición comercial pronto se torció por averías del barco, así que recaló en Cádiz para repararlo y seguir viaje. Sin embargo, poco después y tras alcanzar el Cabo de San Vicente, una tempestad los arrastró hasta las Canarias, por entonces territorio desconocido.

La ruta tiene sus orígenes en una  accidentada travesía comercial de 1431 del veneciano Pietro Querini 

Superado semejante trance, se retomó el rumbo norte. Recorrieron la costa lusa y navegaron junto a las Rías Baixas gallegas. Una vez allí, eligieron el puerto coruñés de Muros para abastecerse y realizar arreglos. Y aprovechando la ocasión, Querini cabalgó en compañía de sus oficiales hasta Compostela para orar ante la tumba del apóstol y pedirle bendición para su viaje.

Se podría decir que la logró, pero de forma inesperada. El caso es que en las aguas del canal de la Mancha, un nuevo temporal hizo imposible pilotar la nave. Fue tan fuerte que la deriva los empujó al mar del Norte y a Noruega para finalmente naufragar en un islote de las Lofoten. Sin barco y con la tripulación muy diezmada, aquello parecía un verdadero fracaso. Pero les aguardaba una gran sorpresa.

En velero por las Rías Baixas con rumbo a Santiago de Compostela

En velero por las Rías Baixas con rumbo a Santiago de Compostela

Armando Cerra

Fueron acogidos por los pescadores locales, con quienes pasaron una temporada. Tiempo en el que Querini supo apreciar el bacalao seco de las islas. Un manjar que se llevó en su vuelta a Venecia y desde entonces permanece incorporado a la gastronomía del Véneto. ¡Toda una epopeya! De la cual forma parte el peregrinaje que hizo Querini remontando la ría de Muros Noia.

Casi 700 años más tarde, esta ruta jacobea todavía la eligen algunos peregrinos para alcanzar las calles de Santiago. De hecho, es un camino reconocido por el cabildo y con derecho al deseado título de la Compostela si se muestran las credenciales recabadas durante las etapas que discurren a pie por ambas orillas de la ría para después proseguir ruta hasta la capital gallega.

No obstante, hay otros peregrinos que combinan la vía marítima con la terrestre y también logran la Compostela acreditando la navegación de 100 millas náuticas, antes de caminar los últimos kilómetros a Santiago. Esta ruta se inicia en Baiona, al sur de la ría de Vigo. Es un puerto perfecto para inicar la singladura por las Rías Baixas, casi siempre con aguas plácidas y buenos vientos para los veleros gracias a la protección de los embates oceánicos que suponen las islas Cíes o la de Ons.

El itinerario se hace en tres o cuatro etapas dependiendo de las condiciones meteorológicas de cada día. Mientras que la noche se pasa en puertos como Sansenxo o Portonovo en la ría de Pontevedra, o el de A Pobra de Caramiñal en las aguas de Arousa, adonde se llega sorteando cientos de bateas mejilloneras. Por cierto, la buena gastronomía a base de marisco, pescado o infalibles empanadas es un suculento motivo para embarcarse en este peregrinaje marítimo.

Peregrinos a bordo de un velero

Los peregrinos combinan trayectos en barco y a pie

Ría de Muros-Noia

Y entre banquete y banquete se remontan las rías pontevedresas hasta llegar a la única coruñesa integrada en las Rías Baixas. Es la de Muros Noia y para alcanzarla por mar se atraviesa el paso de Sagres entre la isla de Sálvora y grandes rocas que emergen del agua. 

Querini quizás se ahorró ese angosto reto al entrar a la ría desde mar abierto, teniendo a estribor los vestigios celta del castro de Baroña y a babor la silueta del mítico monte Louro. Un preludio espectacular tras el que echó amarras en el puerto de Muros, donde ensilló su caballo para peregrinar a Santiago.

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Hoy se pueden seguir sus pasos y visitar algunos de los lugares por los que pasó. Es más que posible que se postrara a rezar en la iglesia de San Pedro de Muros, cuyo interior tanto llama la atención a los marinos por recordar el casco invertido de un barco. Un templo estupendo para emprender el recorrido terrestre por el camino de Santiago de la Ría de Muros Noia.

Esta vía es una de las últimas en incorporarse al catálogo de rutas jacobeas avaladas por el cabildo compostelano. Y también es una de las más singulares, ya que por su cortedad se hace una singular duplicidad del itinerario para abarcar las dos orillas y de paso alcanzar los 100 kilómetros de recorrido. 

Interior de la iglesia de San Pedro de Muros, la primera que visitan los peregrinos

Interior de la iglesia de San Pedro de Muros, la primera que visitan los peregrinos

Armando Cerra

Así que, por la orilla norte, el trayecto se divide en dos etapas. La primera de Muros a Cruceiro de Roo y la segunda llega hasta Noia. Eso sí, antes de llegar a la parte más profunda de la ría, este camino es una delicia gracias al paso por lugares como Ponte Nafonso o el Ponte do Ruso rodeado de un vergel boscoso.

Una vez en Noia, además de disfrutar de su monumentalidad y de su templo de San Martiño, es recomendable pasar la tarde disfrutando de su ambiente marinero y gastronómico. Y aprovechar para averiguar los horarios de los autobuses que al día siguiente llevan a Porto do Son, en el extremo sur de la ría.

Las vistas durante el Camino son espectaculares

Las vistas durante el Camino son espectaculares

Ría de Muros-Noia

Eso significa alejarse de Santiago, pero es imprescindible para conquistar la Compostela, ya que sin esta etapa caminando desde Porto do Son hasta Noia no se suma el centenar de kilómetros que acredita el peregrinaje. Por otra parte, esta etapa es muy agradable por las vistas desde la atalaia, la atractiva iglesia de San Vicente de Noal o las paradas en playas como la de Langaño.

Así que, de nuevo en Noia, ya toca adentrarse hacia el interior para salvar las dos últimas etapas jacobeas. La primera conduce hasta Urdilde y pasa por uno de los enclaves más hermosos de todo el recorrido, como es el antiguo monasterio de San Xusto de Toxosoutos y la hermosa cascada que hay tras el cementerio. Mientras que la segunda y última termina en la soñada plaza del Obradoiro para contemplar por fin entrar a la catedral de Santiago de Compostela.

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