Un amigo y yo solíamos jugar al juego de las vacas durante viajes en carretera por Estados Unidos. Era un juego sencillo: ¿ves una vaca? ¡Gritas “¡vaca!”! Yo solía ganar en esas competiciones, no porque tuviera una vista especialmente aguda para los paisajes rurales, sino porque no era yo quien conducía y, por lo tanto, tenía más libertad para observar el paisaje. ¡Y qué paisajes! Playas de arena abrazadas por lagos. Desiertos áridos con fauna salvaje, más cactus que vegetación. Pueblos donde toda la población cabe dentro del único restaurante del lugar.
Es por escenas como estas es que el road trip americano ha cautivado durante mucho tiempo la imaginación cultural. Muchos siguen sintiéndose inspirados por el espíritu aventurero de figuras como Jack Kerouac, quien partió hacia donde pudiera encontrar alojamiento y terminó escribiendo En el camino.
Así es como Estados Unidos ofrece tanto a quienes lo visitan como a quienes lo habitan. Estas seis regiones del país han cautivado, durante generaciones, la imaginación de todos. Están cargadas de historia y belleza, aunque suelen ser destinos descubiertos por casualidad, durante horas y horas de viaje por las míticas carreteras infinitas.
Son estas aventuras las que suelen revelar, incluso al viajero más distraído, la grandeza del país… haya vacas en el camino o no.
Escalar el norte del estado de Nueva York
Los montes Adirondack ocupan casi 2,5 millones de hectáreas
¡Rápido! ¿Cuál es la capital del estado de Nueva York? En el corazón de esta pregunta, que muchos responden mal, hay una falta de conocimiento sobre el esplendor del norte del estado de Nueva York.
Muchos habrán oído hablar de las cataratas del Niágara, justo debajo de Canadá, una impresionante cascada ante la cual uno debe ponerse un impermeable, subirse a un bote y enfrentarse al torrente de agua que cae con fuerza. Mucho menos conocidos son los montes Adirondack, cuyos colores vibrantes, en otoño, iluminan el noreste del estado. Los Adirondacks se extienden por millas y ocupan casi 2,5 millones de hectáreas, lo que los convierte en el sistema de senderos más grande de todo Estados Unidos.
Su naturaleza es inigualable, con formaciones rocosas que han existido durante mil millones de años. La abundancia de árboles perennes ofrece un paisaje maravilloso para todos aquellos que sueñan con recorrer sus múltiples rutas de senderismo.
Y, por cierto, la capital de Nueva York es Albany, no Nueva York.
Las playas preciosas de la costa atlántica
Los aguas cristalinos de Virginia Beach son un refugio para los que viajan por la Costa Atlántica
A menudo se pasa por alto el esplendor de la costa atlántica, especialmente al recorrer Virginia y Carolina del Norte. Carolina del Norte tiene mucha historia, además de playas paradisíacas y tranquilas. No muy lejos de la costa se encuentra Kitty Hawk, el lugar donde Wilbur y Orville Wright realizaron el primer vuelo exitoso de la historia.
Otro punto destacado de la costa carolinense es su cadena de playas conocidas como los Outer Banks, que incluyen desde la extensa y tranquila Nags Head, la animada Kill Devil Hills, hasta la lujosa Corolla Beach, rodeada de vida silvestre.
Un viaje por carretera a lo largo de la costa puede llevarte hasta el estado de Virginia y la preciosa Virginia Beach, ubicada entre la bahía de Chesapeake y el océano Atlántico. Su paseo marítimo de cinco kilómetros se extiende junto al imponente faro de Cape Henry, y sus aguas azul cristalino son accesibles desde numerosos alojamientos frente al mar.
Muchos acuden a esta parte del país para practicar el pasatiempo típico americano: 18 hoyos en el Virginia Beach National Golf Club o como pasar un día relajado disfrutando de las comodidades naturales de la costa atlántica.
Las escapadas veraniegas del lago Michigan
La naturaleza verde nunca está demasiado lejos de las aguas tranquilas del Lago Míchigan
El otro día, un amigo del Medio Oeste me afirmó enérgicamente que la vida playera del centro de EE. UU. está totalmente subestimada. Y en gran parte se debe a que viven cerca del lago Michigan, ya sea en Wisconsin, Michigan o Illinois.
Para los habitantes de Míchigan, los de Wisconsin y todo tipo de visitantes, las orillas del lago Michigan representan lo mejor de cualquier playa: aguas tranquilas y cristalinas que permiten tanto navegar a vela como ir en moto de agua, al mismo tiempo que conservan piscinas naturales perfectas para nadar.
Una escapada al lago Michigan completa cualquier verano en el Medio Oeste. Las opciones de alojamiento en la zona suelen ser encantadoras: cabañas de madera, casas rústicas que ofrecen acceso no solo al agua, sino también a senderos boscosos que recorren la parte superior del Medio Oeste. Un ejemplo: los impresionantes bosques nacionales de Huron-Manistee, en Michigan, que están a tan solo media hora en coche de la preciosa First Street Beach, en el lago.
Las esclusas históricas del Misisipi
Barco a vapor en el río Misisipi
No se puede contar la historia del centro de Estados Unidos sin tener en cuenta al río Misisipi como hilo conductor. Y no solo porque atraviesa diez estados, desde Minnesota hasta Luisiana. El Misisipi atrae visitantes de todo tipo y de todas partes. En estados como Wisconsin, sus orillas están salpicadas de pequeños pueblos, mientras que en otros, como Iowa o Illinois, la gente pasa el día en parques nacionales protegidos como el Effigy Mounds National Monument o el Cahokia Mounds State Historic Site.
Pero para entender de verdad lo crucial que ha sido el río en el surgimiento del comercio y la vida en el país, hay que conocer sus esclusas: esas estructuras que permiten el flujo y la navegación del tráfico fluvial. Hoy en día, estas esclusas permiten el paso de barcazas comerciales cargadas de mercancías, pero en la época de Mark Twain —cuyo personaje Tom Sawyer creció precisamente a orillas del Misisipi—, las esclusas eran tanto un punto de encuentro como el mejor amigo de los navegantes.
La gente solía pasar la noche cerca de ellas, donde se reunían con recién llegados, viajeros, comerciantes y vagabundos. San Luis, en Misuri, es uno de los mejores lugares para experimentar de cerca estas estructuras: no solo es hogar de la Esclusa 27, el tramo del río por donde pasa más carga que en cualquier otro punto, sino que además cuenta con el centro histórico de Melvin Price Locks and Dam, donde se ofrecen visitas gratuitas con guía.
Monte Rainier, la joya del noroeste del Pacífico
En el esplendor del Monte Rainier se pueden ver cascadas y flores silvestres
Visitado cada año por 1,4 millones de amantes de la naturaleza, el monte Rainier se ha ganado su fama como el destino definitivo para el senderismo en Estados Unidos. De hecho, ningún viaje al estado de Washington puede considerarse completo sin una excursión por sus laderas. Desde el centro de Seattle basta con mirar hacia arriba para ver sus picos nevados y majestuosos.
Existe una gran variedad de formas de disfrutar entre estas montañas. En una escapada invernal, los senderos cubiertos de nieve que comienzan en la entrada Nisqually y conducen al centro histórico de Longmire recorren una ruta de 10 kilómetros, que puede incluir una parada para comer en el comedor del National Park Inn.
En temporadas más cálidas, cualquiera de los senderos ofrece vistas impresionantes, ya sea que se decida recorrerlos a pie o escalando. En el camino, uno puede encontrarse con campos de flores silvestres o con una cascada casi oculta, esperando ser descubierta.


