“Pichama me enseñó lo que es la vida en la selva, incluyendo sus intuiciones, su manera de relacionarse con el mundo natural. Le decía a menudo: 'Algún día tienes que venir a conocer a mi gente', y él respondía con calma: 'Bueno, invítame y voy'”, relata Josep María Fericgla, antropólgo, sobre su experiencia con Pichama, un indigena de la selva Amazónica, en el pódcast de Tengo un Plan. Y es que, a veces, las relaciones personales van más allá de fronteras, idiomas o culturas; consisten en vínculos, a veces, inexplicables.
Así le sucedió al antropólogo, quien tuvo la oportunidad de entablar amistad con Pichama y lograr invitarlo a su casa. Una experiencia única que nos deja grandes aprendizajes por comprender.
'¿Qué se caza en tu tierra?'. Su duda era práctica: quería saber qué armas debía llevar para poder alimentarse
Aunque, no fue sencillo convencerlo dejar la selva. Él mismo tuvo que ir a buscarlo. “Le llamé varias veces proponiéndoselo. Le pregunté si había decidido. Me contestó con una pregunta muy suya: '¿Qué se caza en tu tierra?'. Su duda era práctica: quería saber qué armas debía llevar para poder alimentarse. Le respondí: 'Aquí no se caza, yo te daré de comer y te alojaré'. Me dijo: 'De ti me fío, porque somos amigos hace años. Pero tienes que venir a buscarme a la selva'”, relata a los entrevistadores.
Josep Maria Fericgla, antropólogo
Sobre nuestro mundo
La opinión de Pichama
Josep Maria, como comenta en el podcast, había publicado numerosas obras sobre la vida de Pichama y su universo, pero en esta ocasión lo que le interesaba era conocer su visión acerca de España y de Occidente. “Pensó un rato y respondió: 'Lo primero que pienso es que tu gente no tiene fuerza. No tiene poder'. Usó la palabra 'Cácaram, que para ellos no es poder social, sino temple interior, presencia, poder personal”, sorprende.
Para el indígena, Josep Maria sí tenía esa fuerza, pero por un motivo claro: porque vivió con ellos en la selva. “Para los shuar, los vientos huracanados dan fuerza a las personas. Hace décadas, los padres mandaban a los niños de 7 u 8 años a caminar por la selva durante tormentas para que desarrollaran el temple. Los niños volvían llorando, aterrorizados, pero orgullosos de haber aguantado”, explica el antropólogo.
Josep Maria Fericgla, antropólogo, y Pichama, indígena
Josep María fue algo que entendió al instante. Un aprendizaje que vivia a diario viendo a la gente por la calle observando sus rostros, tal y como él relata “siempre buscando algo”. “Pichama sentía que aquí la gente no tenía esa fuerza. Y tenía razón. Añadió una última reflexión: 'No entiendo cómo elegís a la gente que manda. No les preguntáis qué han soñado. Así no puede ir bien'”, sigue.
Con ello introduce otro importante concepto para los Shuar y otros pueblos indígenas, los sueños. “Son fundamentales porque representan los mensajes del inconsciente. A través de ellos saben si alguien es de fiar. '¿Cómo podéis fiaros de alguien si no sabéis ni lo que ha soñado?', me dijo”, concluye el antropólogo.
