Lobo Miró, DJ, sobre la verdadera Ibiza: “La gente piensa en excesos, fiesta y postureo, pero lo esencial es lo espiritual”
Gira mundial
El productor español que creció entre flamenco, calle y noches duras inicia una gira mundial rompiendo el ciclo del “aeropuerto-club-hotel”
Su objetivo: vivir un mes en cada país, absorber su cultura y convertirla en música
Lobo Miró, DJ, sobre la verdadera Ibiza: “La gente piensa en excesos, fiesta y postureo, pero lo esencial es lo espiritual”
Cuando se habla de Ibiza, la imaginación colectiva viaja directa a excesos, clubs gigantes, amaneceres difusos y un brillo que a veces deslumbra más de la cuenta. Pero la isla también guarda una parte íntima, silenciosa y espiritual que rara vez se enseña. Quizá por eso Lobo Miró insiste tanto en que “la fama de Ibiza está a medias, ya que la isla es mucho más profunda de lo que se vende”.
Y esa profundidad (más ligada a las puestas de sol solitarias que al postureo) es precisamente el punto de partida de su historia. El DJ y productor, que pasó más de una década en la isla antes de trasladarse a Barcelona, sabe bien cómo romper un cliché desde dentro.
Lobo Miró empieza este mes una gira que lo llevará a India, Tailandia, Indonesia, Colombia, Paraguay y Argentina. Pero no lo hará como la mayoría, ya que ha decidido vivir un mes entero en cada destino. Nada de llegar, pinchar y escapar. “Sentía que estaba viviendo el sueño ‘correcto’, pero no el mío”, reconoce. Y de ese cansancio nació su proyecto más valiente: The Nomad DJ Diaries.
La Ibiza que no sale en las fotos
“Ibiza me cambió la vida porque me obligó a mirarme de verdad”
La historia de Miró con la isla no empieza como una aventura glamurosa, sino como una huida. A los 18 años, en un momento personal complicado, se marchó a Ibiza buscando aire, respuestas, una especie de reseteo emocional. “Ibiza me cambió la vida porque me obligó a mirarme de verdad. No fui a la isla a hacer turismo. Fui huyendo de una etapa dura”, cuenta.
“Ibiza me cambió la vida porque me obligó a mirarme de verdad”
Ese choque fue decisivo. En lugar de perderse, se encontró. La isla se convirtió en un lugar de aprendizaje interno, donde entendió que la música podía ser mucho más que sonido: podía ser camino. “Ibiza me enseñó a escuchar mejor, a sentir el ritmo de otra forma y a entender la energía de un club como un espacio espiritual, no solo de fiesta”, explica.
La parte espiritual de la isla
“La gente piensa en Ibiza como excesos, fiesta y postureo, pero no es lo que te cambia por dentro”
Cuando se le pregunta por qué insiste tanto en que Ibiza es espiritual, su respuesta es directa: “La gente piensa en Ibiza como excesos, fiesta y postureo. Y sí, esa capa existe… pero no es lo que te cambia por dentro”. Lo que marca, dice, es lo otro: las puestas de sol en silencio, los encuentros improbables con personas de todo el mundo, la música que te conecta con algo tan grande que no sabes ponerle nombre.
Allí vio trabajar a DJs capaces de dirigir el ánimo de mil personas en segundos. Y allí decidió que quería hacer eso, pero con su propio lenguaje: “Mi música hoy lleva esa mezcla: Mediterráneo, emoción, groove y esa profundidad que solo te da la isla cuando la vives de verdad”.
“La gente piensa en Ibiza como excesos, fiesta y postureo, pero no es lo que te cambia por dentro”
Raíces de calle
“Mi infancia no fue fácil. Crecí entre miedo, bullying y violencia”
Su historia musical no empieza con clases, conservatorios ni academias. Empieza con supervivencia. La infancia de Miró en Castellón fue compleja, marcada por el bullying y por un entorno duro donde la vulnerabilidad no tenía mucho espacio. “Mi infancia no fue fácil. Crecí entre miedo, bullying y violencia. Pero había dos cosas que me salvaban: la música y el kickboxing”, asegura.
El flamenco estaba siempre ahí, como un latido silencioso. No solo en su casa, también en la calle, en los bares, en las fiestas del barrio. Sin darse cuenta, absorbía compases, acentos, silencios que años más tarde serían parte inseparable de su estilo.
Ese aprendizaje no académico (orgánico, callejero, espontáneo) es lo que hace que hoy no fuerce nada. “Nunca intenté mezclar flamenco con electrónica. Simplemente, cuando produzco, me sale”. Ese equilibrio le ha permitido construir un estilo reconocible sin tener que nombrarlo. Él lo define con tres palabras: “Mediterráneo, groovy y callejero”.
The Nomad DJ Diaries: un artista que decide vivir antes de pinchar
“No es turismo, no es postureo. Es un viaje artístico y humano”
Cansado del “modo automático” de la industria (aeropuerto, hotel, club), Miró decidió romper la rueda. Decidió “romper el ciclo”. Así nació The Nomad DJ Diaries, su proyecto más personal: vivir un mes en cada país donde actúe, absorber su cultura y traducirla en un track. “Es crear desde la experiencia, no desde la imaginación”, explica.
Cada destino será una historia: un país, un mes, un track, una narrativa. “No busco samples exóticos ni folclore superficial. Busco la esencia rítmica de cada sitio. Cómo camina la gente, cómo respira, cómo se relaciona. La música nace de eso, no de los instrumentos”, añade.
“Me cansé del ciclo vacío del DJ tradicional”
La decisión no fue impulsiva. Según dice, fue una necesidad: “Yo quería entender los lugares, no solo actuar en ellos. Quería vivir los sitios, no visitarlos”. “Este proyecto no es marketing ni estrategia. Es un nuevo modo de estar en el mundo. Un modo más lento, más consciente, más humano”, señala.
Tocar en el mundo: cómo cambia la energía según el país
“Cambio la actitud, no la identidad”
Pinchar en Nueva York no es lo mismo que hacerlo en Barcelona, Bangkok o Buenos Aires. Miró ha aprendido a leer la energía de cada lugar sin perder su esencia. “Mi estilo siempre está ahí. Pero adapto el lenguaje”, dice.
En España puede arriesgar; Latinoamérica es pura emoción; Estados Unidos quiere impacto; Asia valora la narrativa y la precisión. Pero hay algo universal: “Si el groove es real, conecta en cualquier país”.
“Cambio la actitud, no la identidad”
Un público distinto, un DJ que aprende en cada pista
Para él, la pista es un diálogo, no un monólogo. A veces ha tenido que ajustar sets enteros para encontrar la conexión adecuada. Otras veces ha descubierto que su sonido, inesperadamente, funcionaba mejor donde menos lo imaginaría.
Nueva York le confirmó que su groove era universal. Tulum le enseñó la importancia de la energía tribal. Y Asia, con su respeto casi ceremonial hacia el DJ, le mostró que la música, en algunas culturas, es también una forma de reverencia.
La gira que empieza ahora, y un nuevo camino vital
“Este proyecto no es un paréntesis, es mi nueva forma de estar en el mundo”
Lobo Miró, como hemos mencionado anteriormente, está a punto de empezar la gira más importante de su carrera. No por los países, ni por los clubs, ni por los escenarios. Sino porque por primera vez ha decidido hacerlo de manera consciente y auténtica. “Este proyecto no es un paréntesis, es mi nueva forma de estar en el mundo”, concluye.
Y quizá esa frase define todo: un DJ que se cansó de viajar sin vivir, y que ahora quiere componer desde la experiencia, no desde la ventana de un hotel.