En la playa de Jandía, donde el viento huele a sal, acaba de abrir un nuevo paréntesis en la isla: el renovado Fuerteventura Palace 5*. Un hotel que no solo se reforma, sino que redefine su manera de entender el descanso. La reapertura marca un punto de inflexión para el alojamiento que presenta aquí un concepto centrado en la calma, la naturaleza majorera y un bienestar que se experimenta sin prisas.
El poder del aloe vera y la estética de la isla
Hay hoteles que han dejado de ser simplemente alojamientos. En un lugar donde el viento talla las dunas y el sol madura el aloe vera como en pocos rincones del mundo, el establecimiento ha convertido esta planta en su hilo conductor. No es un gesto estético, sino que es una declaración de identidad. El aloe es el protagonista de los rituales de spa, los tratamientos calmantes, los cócteles, las experiencias sensoriales y hasta las amenities de las habitaciones.
Esta conexión se refuerza con colaboraciones locales, como la empresa familiar Vidaloe, que cultiva aloe vera ecológico y elabora geles, cremas, jabones o incluso chocolates presentes en diferentes espacios del establecimiento. A veces el alma pide un respiro y el Fuerteventura Palace 5* da una experiencia propia al huésped para que se sienta en esa sintonía de paz.
Hall del hotel con la planta que predomina: el aloe vera
Habitaciones que cuentan la historia de la isla
Las 437 habitaciones se han transformado en espacios íntimos que abrazan la estética majorera. Además, seduce por pequeños lujos que hacen que marque la diferencia: la artista Anna Ruiz firma los murales que recorren los interiores: verdes que evocan palmeras, cardones, paisajes del interior, y azules profundos que rinden homenaje al océano. El resultado es un refugio cromático y sensorial que celebra los dos grandes universos de la isla.
El complejo incluye también cuatro piscinas exteriores, el Spa Sensations y los espacios exclusivos Star Prestige que construyen un entorno diseñado para reconectar con uno mismo y con el paisaje que se abre a través de las ventanas.
Habitación conectan con el entorno de Fuerteventura
Vivir la isla sin prisa
La propuesta de actividades es un elogio al ritmo lento. Ofrece sesiones de yoga frente al mar, paseos por la costa de Jandía, talleres artesanales con ingredientes naturales, degustaciones de gastronomía canaria o un Sunset Ritual que acompaña el atardecer con cócteles de aloe vera.
Los jardines rediseñados, repletos de flora autóctona completan una experiencia que convierte al complejo en un refugio donde naturaleza y serenidad conviven con un lujo sencillo, profundamente conectado con el entorno.
El hotel situado a pie de playa con tumbonas incorporadas y un bar
El establecimiento propone una oferta culinaria en tres restaurantes y bares donde el producto local tiene voz propia. El bufet El Saladar dedica un apartado a especialidades —incluyendo el premiado aceite de oliva Teguerey y una selección de quesos locales—, mientras que el Star Café abre durante las 24 horas para ofrecer cafés de especialidad y dulces.
El restaurante alMar se convierte en un protagonista absoluto: su versión formal y su interpretación más relajada, alMar Beach Social Lounge & Terrace. Para los amantes de las experiencias inmersivas también hay un hueco, Tsukiji, el único teppanyaki de la isla, que combina la técnica, el espectáculo y el producto.
El renovado Fuerteventura Palace también refleja el compromiso medioambiental del grupo a través de su iniciativa Wave of Change. El complejo funciona con electricidad 100 % renovable, reduce el desperdicio alimentario y además trabaja con el compromiso de la pesca responsable: más del 99% del pescado y del marisco procede de fuentes controladas.


