Chico no necesita adornos ni envoltorios lujosos para disfrutar de la Navidad. Este gato, que llegó a su hogar en 2019 tras vivir en la calle, ha encontrado en un sencillo objeto su mayor felicidad: una percha de terciopelo. Desde que puso sus patas en ella, su vida cambio de forma peculiar, convirtiéndose en el rey de la casa con una obsesión tan divertida como entrañable.
Tori Roman, su dueña, lo adoptó tras recibir una llamada de un amigo que lo encontró llorando frente a su puerta. Para entonces, Chico había tenido suficiente de la vida callejera y estaba listo para convertirse en un consentido gato de interior. Todo marchaba con normalidad hasta que un día, mientras hacían la colada, Chico descubrió la percha de terciopelo entre la ropa. Desde ese momento, no hubo vuelta atrás. La percha no era solo un juguete, era su posesión más preciada.
El ciclo vital de la percha
Chico juega, Murphy la rompe y la familia vuelva a comprar
La situación llegó a tal punto que Chico comenzó a buscar su tesoro en el armario por iniciativa propia, obligando a sus dueños a rendirse ante sus exigencias. “Siempre tenemos que apartarlo del armario o simplemente ceder y darle la percha para que juegue”, comentó Roman. Esta situación empezó a ser constante: un gato decidido a imponer su voluntad, y unos humanos totalmente entregados a cumplirla.
Sin embargo, no todo fue felicidad. Un día, Murphy, el perro de la familia, quiso probar suerte con la famosa percha, pero su entusiasmo terminó en desastre. La rompió, dejando a Chico desolado en medio del armario, mirando con nostalgia su preciado objeto. Fue entonces cuando la tía de Chico preguntó qué podía regalarle por Navidad, y la respuesta fue evidente: un reemplazo de la percha.
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La sorpresa llegó antes de lo esperado. Un nuevo ejemplar de terciopelo apareció justo a tiempo para devolverle la alegría a Chico. “Feliz Navidad para Chico”, dijo Roman en un vídeo publicado en TikTok, donde el gato recuperaba su amado tesoro.
Aunque la percha ya ha sido víctima de Murphy en otras ocasiones, siempre la reemplazan, a pesar de que el marido de Roman no sea precisamente un fan de estas perchas. Pero con Chico en casa, parece que el terciopelo es innegociable.