Jesús Ballaz, escritor: “El primer deber del escritor es atrapar al lector, lograr interesarle; si no lo consigue, ha fracasado”

Perros de novela

'Rebeldes de cuatro patas': una fábula sobre la libertad, la amistad y los lazos que atan

Jesús Ballaz, escritor, editor y traductor de literatura infantil, ha publicado más de cincuenta libros y recibido reconocimientos como el Premio Nacional de Crítica y Traducción

Jesús Ballaz, escritor, editor y traductor de literatura infantil, ha publicado más de cincuenta libros y recibido reconocimientos como el Premio Nacional de Crítica y Traducción

J.P.URDÍROZ

Alberto Manguel, que tuvo la fortuna de leer para Borges cuando este ya no podía hacerlo por sí mismo a causa de su ceguera, cuenta en Una historia de la lectura su experiencia de cuando la niñera le leía a él “los aterradores cuentos de hadas de los hermanos Grimm. A veces su voz hacía que me durmiera; otras, por el contrario, la emoción me enardecía y le suplicaba que se apresurase, con el fin de averiguar, más deprisa de lo que el autor había querido, qué sucedía en el cuento. Pero la mayor parte del tiempo me limitaba a disfrutar con la voluptuosa sensación de dejarme llevar por las palabras, y sentía, de una manera corporal, que estaba de verdad viajando a algún lugar maravillosamente remoto, a un sitio que apenas me atrevía a vislumbrar en la última página del libro, todavía secreta.”

Para lograr este pasmo en el niño lector he escrito Rebeldes de cuatro patas. Todos los autores que escribimos para ese público buscamos esos efectos que tal vez les marcarán para siempre. La lectura es magia.

Portada de 'Rebeldes de cuatro patas'

Portada de 'Rebeldes de cuatro patas'

Jesús Ballaz

Lo que cuenta 'Rebeldes de cuatro patas'

Es el argumento. Dani quería tener de animal de compañía un perro. Tenía la ilusión de correr y de jugar con él. Algunos de sus amigos lo tenían. Su madre le apoyaba, aunque ella no tuviera interés por los perros. Solo pretendía ingresar en el Club Dálmatas que reunía a señoras de ejecutivos y de gente importante. La primera condición para que la admitieran era tener perro.

Así fue cómo le llegó a Dani aquel vivaracho fox terrier. Pero su entusiasmo chocó de inmediato con el fuerte rechazo de Berta, su hermana mayor. Ella, y un grupo de sus amigos y amigas, los Netos, habían firmado un documento en el que decía: “un perro faldero es un idiota con cuatro patas”. Era una declaración de guerra a quienes tenían perros prisioneros en su casa.

Fox, el fox terrier recién adoptado, se encontró entre dos fuegos, entre el aprecio de Dani y el desprecio de Berta y sus amigos, para quienes los perros debían vivir en libertad.

Fox tiene la pulsión interior de correr suelto, pero ha sido educado para la vida doméstica en aquella casa donde tiene la comida asegurada. La biología contra el amaestramiento. Los perros con los que este se encuentra habitualmente están en su misma situación: son peludos de familias que los tratan muy bien, pero que no les permiten correr sueltos por la calle.

No obstante, cuando a Fox lo sacan a pasear, se encuentra a menudo con un perrazo negro que bebe los vientos por él. Se llama Beltza y acompaña a un hombre con aspecto de vagabundo que no le trata como tutor, sino como amigo. Beltza tiene que procurarse su comida. Cuando le aprieta el hambre, no duda en robar sin piedad el bocadillo de cualquier despistado; además bebe en los charcos que le da la gana y, si le apetece, atraviesa aquel misterioso túnel que separa la ciudad, llena de normas y prohibiciones, de la zona salvaje del río y de los campos de labor. A Fox y a otros perros domésticos esa es la frontera que les han impuesto. Esa frontera la tiene tan bien grabada en su mente que ni siquiera sabe que la tiene y por tanto apenas le molesta. Ese misterioso y poderoso perro, fiel a su amigo pero libre, se la irá descubriendo poco a poco.

El comportamiento de Beltza que corre libremente, que no lleva collar, que atraviesa el túnel, que bebe de los charcos, que ladra cuando alguien le molesta está más cercano a las inclinaciones naturales de Fox. Este corretea por la plaza de la Libertad tras los pasos de aquel. Admira su fuerza, la potencia de sus ladridos, su capacidad de liderar a otros perros... Poco a poco seguirá sus pasos hasta más allá de la frontera que nunca había rebasado. A medida que sigue a Beltza cada vez le costará más obedecer a la voz de Dani que lo llama para regresar a casa. Ya no acepta las ataduras, le molesta que lo humillen atándolo con una correa. A ese paso, teme llegar a convertirse en estatua, como aquellos bobalicones perros de porcelana que permanecen siempre quietos en el salón y que han perdido incluso la capacidad de ladrar.

Su rebeldía va creciendo hasta que toma la decisión de atravesar el túnel-frontera cuando le apetece. Cuando lo hace, descubre que esa es la vida que quiere para sí mismo y revelará al lector el misterio que esconde Beltza y el origen de su inquebrantable amistad con el vagabundo que recala cada día en un banco de la plaza de la Libertad.

Naturalmente, ese final me lo callo porque esa revelación es el premio al lector que ha seguido las peripecias que han conducido a Fox a ser un fox terrier libre. Será todo un sorprendente y aleccionador descubrimiento.

'Rebeldes de cuatro patas': el viaje de un perro hacia la libertad y la autodefinición.

'Rebeldes de cuatro patas': el viaje de un perro hacia la libertad y la autodefinición.

Getty Images

Lo que revela 'Rebeldes de cuatro patas'

Es el tema. Toda historia interesante tiene un tema. O a menudo más de un tema. Está escondido. La lectura, proceso árido al principio, aunque se lo disfrace de juego, se hace interesante y hasta irresistible, cuando se aprende a descubrir lo que pretende revelar. Como todo tesoro, está oculto, al menos algo velado, y hay que descubrirlo.

Hay historias tan planas que casi se reducen al argumento. Se publicitan como historias divertidas. ¡Ojo, que eso de divertidas no quiere decir superficiales! Pueden resultar atractivas y entretener, pero no suelen ser las mejores para crear lectores.

Evidentemente que el primer deber del escritor es atrapar al lector, lograr interesarle. Si no lo consigue, ha fracasado. Para saber si lo he conseguido en esta historia, debo esperar el veredicto del lector. Solo él es el juez.

Pero he pretendido ofrecer una “historia superficial”, que tiene algo que revelar. Esta historia no va de aventuras de perros que juegan a divertir al lector, aunque esos seres de cuatro patas son los personajes clave. Contando la historia de un perro, hablo de la amistad, de la libertad y de los intereses ocultos que mueven el incesante incremento de los perros-animal de compañía.

Me impactó el comentario de una emigrante africana llegada en patera sobre el exquisito tratamiento que muchas personas de este país daban a los perros. Lo decía con toda delicadeza para no ofender, pero evidentemente su reflexión inducía a compararlo con el tratamiento que algunos dan a los emigrantes.

Yo tampoco pretendo ofender a quienes tienen peludos. El tratamiento que dan a esos animales revela una sensibilidad que admiro. Cuidar bien a los animales humaniza. Estos prestan grandes servicios a los ciegos, a la policía, a las víctimas de catástrofes, a ancianos y a niños con ciertas carencias. Pero… ¿no habrá algún interés que se oculta cuando se producen inversiones desmedidas para fomentar los animales de compañía comparadas con las que se hacen para ayudar a personas desfavorecidas?

El poseer ciertos perros es un indicador de estatus. A la madre le interesa Fox porque eso le abre la puerta del prestigioso Club Dálmatas al que van otras mujeres a las que admira o envidia. Busca prestigio social, el perro es la excusa. Todas ellas tienen como animal un perro a cual más “bonito” y tratado con más sofisticación.

Jesús, en la presentación de su nuevo libro 'Buscando a Ahmed'

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Rosa Moya

Despiertos empresarios han descubierto en los perros un nuevo nicho de consumidores. Estos ofrecen nuevas posibilidades de negocio y tratan de aprovecharlas. Por eso fomentan que crezca su población y que se preste cada vez más atención a sus posibles necesidades y a sus caprichos. Crean nuevos productos y fomentan en sus responsables el deseo de adquirirlos para sus animales.

La madre de Dani en realidad no tiene la menor afinidad con Fox, pero es sensible a esas ofertas y desea adquirirlas. Mostrar sensibilidad por los animales cotiza al alza y ella la expresa comprándole cosas al suyo. Utiliza el lenguaje de los que aprecian a los perros, pero el cuidado de Fox, algo engorroso para ella, lo deja en manos de su hijo.

El niño lo acepta, porque quiere jugar con él. Es niño y se comporta como un niño, aunque su hermana, que prefiere los perros libres, se lo eche en cara. Para ella el estado natural de un perro es campar por donde le dé la gana en cualquier momento. Es adolescente. Ya es celosa de su LIBERTAD, también de la de los demás. A todos los que buscan la libertad, como la anda buscando Fox, los considera de su bando.

Todo eso da que pensar. Son los peros…

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¡Cuánto perro!

Según el censo del 2021, el último que se ha hecho, en España, contamos en nuestro país con 9.280.821 perros. Son más que el número de niños menores de 14 años, según el censo de ANFAAC (Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía). Un 12% de todos los perros que hay en Europa viven en España.

Un 56% de los tutores han conseguido su peludo por adopción y un 29% han pagado por él. Un 42% de todos los que poseen este animal lo consideran un miembro más de la familia.

Se calcula que un 43% de familias españolas tienen algún animal. Como es evidente, los peludos más frecuentes son los gatos y los perros.

A juzgar por el aumento del gasto de las familias para alimentación de sus perros, estos cada vez y por fortuna viven mejor. Pero...

La literatura infantil y los peros

Hace unos días leía en este mismo periódico que el último ganador del premio Alfaguara decía que la literatura está para molestar. Y lo decía con una expresión muy fuerte.

No digo que la literatura para niños haya de intentar molestar, pero en ella no se han de evitar los peros… Porque esas historias se escriben para divertir, para animar y también para hacer pensar. Lo que hace pensar son los peros. Aunque un libro se dirija a niños, no ha de ofrecer en ellas soluciones simplonas a temas complicados que los adultos debaten porque no ven claros. Suscribo la afirmación de Javier Cercas en su ensayo El punto ciego: “la novela no es el género de las respuestas, sino el de las preguntas”. Los niños se las van haciendo todas. Tiempo tendrán de indagar para contestarlas. ¿Cómo adquirirán el hábito de indagar si no se habitúan a hacerse preguntas?

Que el autor deba ayudarles de modo divertido a hacérselas se da por supuesto. Leer literatura es una actividad voluntaria. A quien no le resulta placentero leer no lee. ¿Por qué habría de leer?

Me gustaría haber conseguido que el lector de Rebeldes de cuatro patas lo lea, remedando a Alberto Manguel, como si estuviera “de verdad viajando a algún lugar maravillosamente remoto, a un sitio que apenas se atreva a vislumbrar en la última página del libro, todavía secreta.”

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