El entrenamiento con arnés que convirtió a un gato tranquilo en un torbellino naranja por toda la casa: “No quiero alarmarte, pero quizá deberías llamar a un sacerdote”

Caos absoluto

Este felino llegó a atropellar a un golden retriever y a chocarse con la televisión de la casa, que no sufrió daños tal y como informaron posteriormente

El divertido momento en que un shiba inu 'reconoce' que vive como un auténtico señor mientras su dueña asume todos los gastos y él apenas se mueve: “Y encima solamente hablan de mí”

El gato se volvió absolutamente loco al ponerse el arnés

El gato se volvió absolutamente loco al ponerse el arnés

El demonio de Tasmania de los Looney Tunes giraba sin control, dejando tras de sí una nube de polvo y confusión en cada aparición. Ese torbellino de patas y dientes se convirtió en uno de los personajes más recordados de los dibujos animados, siempre moviéndose sin rumbo fijo y con una energía imposible de frenar. Algo parecido ocurrió en el salón de una casa cuando un gato decidió que su arnés era motivo suficiente para desatar una carrera alocada.

Reacción desmedida

Se volvió loco por toda la casa

La dueña, Britt, había intentado colocarle el accesorio para entrenarle, como ya había hecho otras veces, sin incidentes. Sin embargo, en esta ocasión, el animal reaccionó con una agitación desmedida. En el vídeo que compartió, el felino saltaba, giraba y corría en todas direcciones, chocando contra muebles y esquivando obstáculos con una velocidad sorprendente. Incluso espantó a un golden retriever y casi rompe la tele.

Según contó Britt en el texto que acompañaba las imágenes, el gato había usado ese mismo arnés antes sin problemas. Esta vez, algo le incomodó hasta el punto de que, tras un golpe con un objeto, pareció entrar en un estado de sobresalto que aumentó todavía más su agitación. Ella intentó seguirle, pero el ritmo frenético del animal hacía imposible intervenir.

En la publicación, Britt aclaró que el incidente no tuvo consecuencias físicas para el gato. También bromeó sobre cómo su televisor había salido ileso a pesar de las embestidas. Para cerrar su mensaje, añadió con ironía que George, nombre del animal, abandonaba para siempre el entrenamiento con arnés.

Las reacciones de internautas no tardaron en llegar. Un usuario comentó: “Menos mal que no se lo ha tomado a mal”. Otro escribió: “Garfield está a punto de derrumbar la casa”, en alusión al color del gato.

Entre las respuestas también hubo quien exageró el momento con humor: “Puede que necesites llamar a un sacerdote”. Otros optaron por la ironía más fina, como el internauta que apuntó: “Parece bastante tranquilo con el arnés”.

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El caso de George quedó como un ejemplo perfecto de lo imprevisible que puede ser un momento doméstico cuando interviene un animal con carácter.

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