Un duelo desigual suele resolverse siempre del mismo modo, pero de vez en cuando surge algo que rompe esa lógica. La imagen clásica de un David plantando cara a un Goliat sirve para entender lo que pasó en un paseo con un golden retriever que se topó con un rival mucho más pequeño de lo que podía imaginar. La diferencia de tamaño no jugó a favor del perro, que terminó cediendo terreno en un encuentro tan sorprendente como divertido.
Cobardica
El parajito no se deja amilanar por el perro
El animal caminaba junto a su dueño cuando detectó a un pajarillo. Su reacción inicial fue de pura curiosidad: se acercó despacio, con intención de olisquear y comprobar qué hacía allí aquel pequeño intruso. Sin embargo, el ave reaccionó con rapidez y decidió adelantarse, lanzándose de frente contra el perro.
El movimiento del pajarillo provocó que el golden retrocediera con torpeza, buscando incluso refugio detrás de la persona que lo llevaba. En ese momento quedó claro que el enfrentamiento estaba completamente descompensado, aunque no en la dirección que cabría pensar. El gesto del perro parecía resumir la situación: ”¿Por qué viene a por mí?”.
Tras recuperar algo de calma, el animal intentó acercarse de nuevo al ave. El intento duró apenas unos segundos, porque el pequeño pájaro repitió la misma maniobra y volvió a poner en fuga al perro. El resultado fue idéntico: otra retirada apresurada y un gesto de sorpresa que dejaba en evidencia su incomodidad.
La tercera tentativa acabó con la escena más cómica del encuentro. El golden, nervioso y poco coordinado, casi tropieza con sus propias patas al intentar alejarse del pájaro, que no dudó en volver a cargar contra él. Tres asaltos fueron suficientes para confirmar que la balanza estaba inclinada hacia el bando menos esperado.
El resultado fue que la misión se dio por perdida antes de empezar. Y al final, con un pájaro que lo supera en arrojo, la conclusión es bastante clara: este golden tiene otras virtudes, pero desde luego no las de un héroe de acción.