A las cinco menos diez de la tarde la tranquilidad de la cocina se rompió con un zumbido mecánico que se coló por debajo de los muebles. El sonido habitual de un electrodoméstico en marcha se convirtió en la antesala de un susto para Hank, un golden retriever acostumbrado a moverse con calma por la casa. Ese día, el animal no tuvo tiempo de reaccionar cuando su cola se cruzó con el recorrido del aspirador inteligente programado para limpiar la estancia.
El aparato había iniciado su vuelta rutinaria por el suelo. Su desplazamiento era lento, apenas 1km/h, pero suficiente para alcanzar al perro mientras patrullaba bajo los armarios. Como se puede ver en las imágenes el pelo de la cola quedó atrapado y tuvieron que acudir al rescate del animal, que esperaba diligentemente a que se la sacaran.
El episodio dejó un mal recuerdo en el perro, que desde entonces evita la cocina. Según contaron sus dueños, pasa largos ratos mirando a la pared, duerme de pie y se niega a entrar en la estancia si está solo. En internet circuló la supuesta reseña de un miembro de la familia, con errores tipográficos, en la que se calificaba al aspirador con una estrella y la frase: “Intentó comerme la cola”.
Hank aún necesita recuperar la confianza, mientras el zumbido de setenta decibelios sigue marcando la diferencia entre un día cualquiera y el recuerdo de aquella emboscada doméstica que se convirtió en su peor pesadilla.