Fijarse en el comportamiento y la forma de actuar de nuestra mascota es más importante de lo que parece. Esto nos permite fortalecer el vínculo con él, interpretar sus necesidades y detectar problemas de salud o bienestar.
Asimismo, entender su lenguaje corporal ayuda a comunicarse mejor, a prevenir situaciones de miedo, ansiedad o agresividad, y a garantizar que se encuentra física y emocionalmente bien. Sin embargo, existe la posibilidad de que nuestra mascota pierda los papeles de forma inesperada, poniéndonos en alerta.
Según la antrozoóloga Paula Calvo, conocida por su contenido didáctico en redes sociales, el comportamiento de nuestro perro puede indicar que es reactivo: “Ladridos intensos. Tensión en la correa. Miradas desafiantes. Saltos o gruñidos ante otros perros, personas o incluso bicicletas. Si alguna vez has sentido que tu perro 'pierde los papeles' de forma inesperada, es posible que estés conviviendo con un perro reactivo” escribe Calvo.
Asimismo, la experta en mascotas añade: “Lo importante es entender que el problema no es el estímulo, sino la intensidad con la que el perro lo percibe y reacciona. Por eso, no hay perros 'malos', hay perros que no saben cómo gestionar lo que sienten frente a determinados contextos”.
¿Por qué es un perro reactivo?
Paula Calvo asegura que un peludo puede ser reactivo por varios motivos:
- Experiencias tempranas: Estos perros no fueron correctamente socializados durante sus primeras semanas de vida, por lo que actúan con miedo frente a lo desconocido.
- Miedo y ansiedad: Son perros que ladran, gruñen o se abalanzan porque sienten que deben defenderse.
- Estrés acumulado: Un perro estresado pierde la capacidad de autorregulación, por lo que estalla con más facilidad.
- Tu propio estado emocional: Los niveles de estrés del perro se sincronizan con los de su persona referente, especialmente si el apego es fuerte.