La confianza de un gato en su perro llega al extremo de dejar que juegue con su cabeza entre los dientes: “Ese minino es un dentista”

Mordisqueo

La grabación difundida por Mary Ann Smith enseñaba al animal naranja tranquilo y sin un solo rasguño

Pilar Guerrero, veterinaria: “Si tu gato se queda solo cuando te vas a trabajar, y cuando llegas, te reclama, debes tener algo en cuenta”

No ha habido heridos en esa casa

No ha habido heridos en esa casa

Un perro sujetando con la boca la cabeza de un gato podría parecer un gesto peligroso, pero en este caso se convirtió en una prueba de confianza sorprendente. El felino permaneció quieto, sin moverse ni mostrar incomodidad, mientras el animal con el que convive lo mordisqueaba con cuidado. Esa calma contrastaba con lo que cualquiera podría esperar al ver a un gato dentro de las fauces de un can.

El vídeo, difundido por Mary Ann Smith, mostraba a los dos animales jugando de forma poco habitual. La dueña explicó entre bromas: “Aquí no hay problemas de confianza”. Lo cierto es que el gato de color naranja no se inmutó en ningún momento cuando su compañero lo atrapó con suavidad. Tampoco hubo rasguños ni heridas, ya que el perro controló la fuerza.

Sin heridos

El perro convirtió un mordisco en un gesto de confianza

Algunas personas identificaron el comportamiento como corn cobbing, un hábito de los perros que suele relacionarse con muestras de afecto. Normalmente lo hacen con brazos o manos de quienes conviven con ellos, aunque en este caso el destinatario fue un gato. Esa variación provocó que el clip destacara todavía más, ya que no es común ver a un perro colocar la cabeza de un felino en su boca.

Las reacciones de los internautas llegaron enseguida y el tono fue principalmente humorístico. Uno de ellos escribió: “Lloraría si fuera mi gato porque qué significa que el olor perfecto del gato queda arruinado por un aliento de perrito caliente mojado”. Otro bromeó al decir: “El gato es en realidad un dentista”.

Hubo también quien se atrevió con un comentario sobre la inteligencia del felino: “El mordisqueo suave estimula la única célula cerebral del gato naranja”. Incluso alguien más sugirió que no era un hecho aislado: ”¿Por qué siento que esto pasa bastante a menudo?”.

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Entre la tranquilidad del gato y las bromas posteriores quedó claro que la convivencia entre ambos animales funciona a su manera, con juegos extraños que no parecen alterarles en absoluto. Y viendo la escena, da la impresión de que el perro disfruta tanto como el gato de esos mordiscos peculiares.

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