Los gatos suelen ser animales independientes y muy dormilones, pero la rutina cambia cuando sus dueños vuelven a casa tras una jornada de trabajo. Lo que para la persona es un momento de descanso, para el felino puede convertirse en el instante de mayor energía del día.
La veterinaria Pilar Guerrero señala que esta reacción no siempre indica un problema de comportamiento, sino que refleja una rutina desequilibrada. Explica que si el gato ha pasado gran parte del día durmiendo y acumulando energía, es lógico que reclame atención de forma insistente en cuanto percibe la llegada de su dueño.
Para evitar que toda la carga de su entretenimiento recaiga sobre la persona, Guerrero recomienda fomentar la exploración y el juego autónomo mientras el animal está solo. También aconseja reservar momentos de juego compartido en horarios compatibles con la rutina familiar, lo que permite que el gato descargue energía sin interferir en los tiempos de descanso.
Otro aspecto clave es no responder siempre a los maullidos, rascadas o pequeños destrozos que el gato pueda utilizar como llamada de atención. Mantener una pauta firme ayuda a que entienda que existen momentos para jugar y otros para relajarse. Así, después de un rato de interacción al llegar a casa, el dueño puede disfrutar de calma sin interrupciones constantes.

Si quieres que tu gato se divierta en casa, incluso cuando se quede solo, cómprale un juguete interactivo.
El objetivo, apunta Guerrero, es alcanzar un equilibrio que garantice que el animal se mantenga activo y satisfecho mientras la persona también encuentra espacio para el descanso. En los días en los que el gato conserve más energía, conviene recurrir a juegos o actividades específicas que lo mantengan entretenido y le permitan liberar tensión sin depender por completo de la interacción humana.
Te pones a jugar con él, porque sabes que lo necesita, pero el fin de ese juego parece nunca llegar, no termina de quedarse satisfecho
Además, la veterinaria recuerda que el bienestar de los gatos no solo depende de cubrir necesidades físicas, sino también emocionales. Dedicar tiempo de calidad y estructurar sus rutinas favorece un vínculo más fuerte con la familia, lo que se traduce en un animal más equilibrado y en un hogar más armonioso.