Unas patas intentando colarse por las rendijas de un balcón fueron el primer aviso de que algo tenía que cambiar en la casa de Miranda Knabe. Su gato negro no se conformaba con mirar el exterior desde dentro y buscaba la manera de escapar cada vez que podía.
Ante la insistencia del animal, la dueña decidió probar con un invento casero que le permitiese disfrutar del aire sin el riesgo de acabar perdido por la calle. Lo que parecía una idea sencilla terminó generando una cadena de intentos del felino por superar la barrera, con un resultado tan cómico como efectivo.
Ingenio
Una espátula de cocina se convierte en un freno para el felino
El apaño empezó con una espátula de madera sujeta al collar, con la que pretendía evitar que el animal se colara entre las barras. Sin embargo, aquel truco no duró demasiado: el gato siguió buscando la manera de colarse.
Entonces Knabe optó por una espátula más larga y firme, convencida de que así lograría frenar su empeño. El resultado no fue el que esperaba el felino, que siguió tanteando salidas pero terminó aceptando que tendría que quedarse en el balcón.
En el vídeo que compartió en TikTok se aprecia cómo el método funcionó, aunque al gato no pareciera hacerle demasiada gracia. Aun así, Knabe explicó que gracias a ese invento su mascota puede estar fuera con seguridad: “Ahora puede disfrutar del balcón y yo me quedo tranquila porque no se escapa”.
Las reacciones de los usuarios no tardaron en llegar. Uno resumió con ironía: “Problemas modernos = soluciones modernas”. Otro añadió un comentario en clave de humor: “Es peligroso atarle utensilios de cocina porque puede meterse en la cocina, hacerse chef y empezar a dar la vuelta a tortitas”.
Las bromas se repitieron en esa línea. Un internauta escribió: “Ten cuidado, puede terminar sacando su propio libro de recetas y después cancelándote”. Otros lo llevaron al terreno de la animación, con frases como: ”¿Has visto Ratatouille? Pues Catatouille también podría existir”.
Hubo también quienes imaginaron al gato protestando a su dueña: “Madre, quiero explorar las praderas”. Y entre risas compartidas, alguien cerró con un aviso medio serio: “Recordará que puede trepar en cualquier momento”.
