Existe un extraordinario mundo de posibilidades abiertas si uno sabe establecer el vínculo adecuado con los animales que le rodean o con los que comparte cotidianidad. Esa es la razón de ser de Silvia Ruggiero, que explora los confines de sus múltiples lenguajes y resuelve conflictos animal-persona en tiempo récord.
Ella es mediadora en comunicación humano-animal y la fundadora de su propia empresa, The Animal Beat, una consultoría especializada en la mediación y la comunicación entre personas y animales. Nacida en Florencia y tras muchos años asentada en Catalunya, a sus 48 años habla seis idiomas y trabaja activamente para desbloquear el enorme potencial de posibilidades que existen en cualquier relación entre animales y humanos.
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¿Cómo se pasa de ser intérprete y traductora a controlar los casi infinitos idiomas con los que se comunican los animales?
Es cierto que hablo bastantes idiomas, pero lo que más me fascina y me estimula, como mente inquieta que soy, es establecer un diálogo franco y directo con gatos, perros, abejas, pájaros salvajes, caballos e incluso con el desconocido universo de los arácnidos.
Vayamos por partes. ¿Cómo consigue establecer contacto con una colmena de abejas?
Se trata de una comunicación con el grupo, con la comunidad de abejas. El primer paso es dejar de cosificar a los animales. Les hacemos llegar y les transmitimos nuestras necesidades y miedos, y ellos lo comprenden, y así llegamos a acuerdos colaborativos. Me comunico con la conciencia colectiva del grupo a través de otros sentidos, y conecto directamente con la conciencia de cada animal con el que me relaciono.
Me comunico con la conciencia colectiva del grupo a través de otros sentidos, y conecto directamente con la conciencia de cada animal con el que me relaciono
¿Se trata de hacer una especie de conversación sin palabras?
Se trata de alcanzar una comunicación silenciosa, llena de códigos nuevos, campos emocionales y energéticos específicos de cada animal. Se genera un vínculo humano-animal lleno de señales que hay que saber interpretar. Es absolutamente fascinante.
Ha fundado la consultoría The Animal Beat. ¿Cómo va el día a día?
Lo cierto es que cada vez tengo más clientes y consultas. El objetivo esencial por el que cuentan con mis servicios es lograr desbloquear el enorme potencial de posibilidades y oportunidades que existen en cualquier relación animal y persona. Todo consiste en promover respeto mutuo y equilibrio. Acompaño a animales desde que son cachorros, cuando van a ser adoptados, y en todas las fases de vida del crecimiento y desarrollo de cada animal.
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Incluso se ocupan del complejo vínculo humano y animal cuando enferma y muere.
Trabajamos en profundidad el proceso del duelo, los rituales de despedida y, en definitiva, la aceptación de la no presencia de un ser querido.
Su trabajo está enfocado a generar la máxima comunicación posible animal y persona, afrontando cada caso concreto como un reto y abordándolo a nivel holístico.
Siempre tengo muy en cuenta una compleja metodología multifactorial. Cada vínculo humano-animal es único e irrepetible, no hay dos iguales. Por eso se trata de estar siempre muy atentos a cada especificidad.
¿Se considera una artesana de la comunicación entre personas y animales, verdad?
Creo sinceramente que en este trabajo tan complejo y repleto de matices y claroscuros, nunca una Inteligencia Artificial podrá substituir lo que hago. Es un trabajo superhumano, humanista, de una extrema complejidad. Cada día aprendo un montón de nuevas maneras de resolver cada circunstancia conflictiva.
Creo sinceramente que en este trabajo tan complejo y repleto de matices, nunca una Inteligencia Artificial podrá substituir lo que hago
Silvia Ruggiero se comunica con los animales.
Comparta con nuestros lectores de Peludos algunas anécdotas concretas que sean ilustrativas, para poder llegar a entender ese vínculo estrecho entre persona y animal.
Recuerdo el paradigmático caso de un gato que hacía pipí en la cama de la pareja humana con la que vivía. Habían cambiado de casa y de país, y el felino sentía un conflicto emocional en su hogar. A través de la comunicación que el gato estaba manifestando, pude detectar la mala relación emocional que se estaba gestando en aquella casa. Los animales hacen de espejo de algo que nos está pasando a las personas. Cuando logramos resolver el malestar emocional de aquel hogar, automáticamente el gato dejó de hacer sus necesidades en la cama de la pareja de humanos.
Aquella pareja decidió cerrar la puerta de su habitación para que el gato no entrara. Pero eso empeoraba las cosas y generaba frustración y más malestar, ¿no?
Claro, porque el gato siempre había dormido con ellos dos, los tres compartían esa misma cama. Por eso, cuando no se sabe interpretar una comunicación determinada y unas señales concretas, las cosas se complican innecesariamente. Lo arreglé todo en tan solo una semana, comunicándome con el gato y entendiendo sus necesidades y expectativas en ese nuevo contexto de otra casa y un nuevo país.
¿Otra historia ilustrativa?
Una perrita mostraba agresividad hacia las personas que entraban en casa y la pareja de humanos que convivían con el animal no lo entendían. El animal ladraba e incluso mordía a los albañiles y carpinteros que estaban realizando una reforma en el piso. Y eso nunca lo había hecho antes.
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Entonces la pareja decidió llamarla a usted y logró comunicarse con el animal…
Así fue. Aquella perrita vio enseguida en mí a un ser que hablaba su mismo lenguaje, y se sintió inmediatamente mucho mejor, comprendida y escuchada. Y claro, cambió en poquísimo tiempo de actitud. Se trata de algo tan esencial como eso, de que alguien entienda y hable su mismo lenguaje. La perrita pensó que al fin alguien la entendía, y vació su mochila de malestar emocional animal. Y llegamos a un pacto y a un acuerdo. Se reequilibró la confianza con la pareja con la que el animal vivía.
Es un universo muy rico, y adentrarse en sus confines, traducir sus códigos, debe ser apasionante.
Hablamos de ciencia, de científicos con el prestigio de Nikola Tesla. Se trata de evidencia empírica, de ciencia contrastada.
¿Podemos decír que habla el mismo lenguaje que los animales?
Hablo el mismo lenguaje que los animales, así es. Me comunico de tú a tú con perros, gatos, caballos, serpientes, abejas, arañas… ¡Cuando entiendes lo que quieren decirte, el mundo cambia radicalmente!