Si vives con un perro, seguro que has notado que, en ocasiones, jadea, especialmente en los días calurosos, después de jugar o tras un paseo. El jadeo es una parte natural del lenguaje corporal canino y una herramienta fundamental para regular su temperatura corporal, ya que, a diferencia de los humanos, los perros no sudan por todo el cuerpo.
Gracias al jadeo, los perros expulsan calor corporal a través de la lengua, la boca y las vías respiratorias, apunta la veterinaria Eugenia Abalde. Al inhalar aire fresco y exhalar aire caliente rápidamente, logran un efecto de “refrigeración interna” que les ayuda a mantener una temperatura adecuada. Este mecanismo es especialmente importante en los meses calurosos, cuando su cuerpo necesita regularse.
Pero no solo el calor o el ejercicio provocan el jadeo. Otros factores, como la excitación al ver a su tutor, el estrés ante situaciones nuevas, el miedo o incluso ciertos olores intensos, también pueden desencadenarlo.
Una alimentación natural bien formulada —tras evaluar al paciente de forma individual— puede ayudar a reducir estos síntomas
Bulldog francés
Mi bulldog jadea demasiado; ¿qué significa?
Los bulldogs son uno de los perros que más jadean, y no solo por el calor o el ejercicio: su hocico corto y sus cabezas achatadas hacen que sus vías respiratorias sean más estrechas, lo que provoca que este jadeo sea constante, una forma de mantenerse frescos y oxigenados.
Así lo explica Euge Abalde, veterinaria especializada en nutrición natural. “Estas razas tienen una conformación anatómica particular que, entre otros aspectos, puede afectar tanto a su sistema respiratorio como digestivo. Es lo que se conoce como síndrome braquicefálico, que puede incluir narinas estrechas, paladar blando elongado y sáculos laríngeos evertidos, lo que dificulta la respiración, y puede generar arcadas, náuseas o incluso vómitos”.
Si notas que tu perro jadea en exceso o presenta alguno de estos signos digestivos, la veterinaria señala que en algunos casos también puede existir estenosis pilórica, que contribuye a la aparición de los síntomas. Tras un diagnóstico clínico y la valoración de posibles soluciones quirúrgicas, la nutrición puede desempeñar fundamental en el manejo del cuadro. “Una alimentación natural bien formulada —tras evaluar al paciente de forma individual— puede ayudar a reducir estos síntomas: al tener mayor contenido de humedad, facilita la digestión y el tránsito gástrico”, apunta.
Además, considera que controlando el contenido graso, se puede favorecer el vaciado del estómago, disminuyendo el riesgo de reflujo. “Además, pueden incluirse nutracéuticos específicos, como plantas digestivas o suplementos que protegen la mucosa gástrica y favorecen el vaciado gástrico”.
Bulldog francés
Abalde destaca también que “en estos pacientes es importante revisar el formato de las comidas, fraccionando las tomas y evitando atracones; controlar la condición corporal para prevenir que el sobrepeso agrave la situación; y valorar si el estrés ambiental está influyendo, evitando salidas en horas de calor, ejercicio intenso o situaciones que generen excitación”.
La clave está en observar el contexto y la intensidad del jadeo. Si tu perro jadea en reposo, sin haber hecho ejercicio, o de forma muy intensa y prolongada, es necesario prestar más atención de lo habitual. Algunas señales de alarma a tener en cuenta incluyen: lengua muy larga y encías de color rojizo, respiración agitada o dificultosa, debilidad, tambaleo o desorientación, salivación excesiva o espuma en la boca, vómitos, diarrea o apatía general, y falta de respuesta a los estímulos habituales.
Por tanto, un enfoque integral que combine observación, diagnóstico veterinario, cirugía en los casos proceda, y una nutrición personalizada e individualizada para controlar peso y digestión “puede mejorar significativamente el bienestar y la calidad de vida de estas razas”, concluye Abalde.
Para esta respuesta se ha consultado con profesionales veterinarios y especialistas de la red de Pets & Vets. La información proporcionada se basa en criterios generales y recomendaciones orientativas. En ningún caso sustituye una consulta veterinaria personalizada, necesaria para valorar cada caso de forma individual, integral y clínica.


