Adoptar un segundo gato es una decisión que despierta ilusión en muchos tutores amantes de estos felinos. La idea de ofrecerle un nuevo compañero suele ir acompañada de la expectativa de que el gato residente tendrá menos soledad o aburrimiento, y de que la convivencia mejorará su bienestar.
Sin embargo, la motivación humana a menudo parte de una proyección: los seres humanos somos sociales obligados, necesitamos el contacto del grupo para sobrevivir y desarrollarnos. En cambio, los gatos, pese a poder convivir en armonía con otros de su especie, los vínculos sociales entre ellos no son necesariamente esenciales, dado que no dependen de estas relaciones para sobrevivir. Por ello son considerados animales sociales facultativos o socialmente flexibles. Esto significa que pueden vivir en compañía, pero no todos se adaptan a una vida social con otros gatos y este hecho no es vital para su bienestar. Algunos individuos prefieren la vida solitaria.
Para los gatos que viven en la familia, la estabilidad olfativa es un pilar de seguridad
Mascotas
El comportamiento social del gato está condicionado por el entorno. Los gatos de vida libre tienden a formar grupos con individuos emparentados o elegidos, pero siempre con la posibilidad de abandonar situaciones o condiciones sociales indeseadas. Esta opción desaparece en pisos o viviendas donde el espacio suele ser más limitado. Esto lleva al gato a una situación de alerta y tensión que puede mantenerse durante tiempo, al contar como especie, una capacidad limitada para diluir los conflictos entre ellos.
Factores clave para la convivencia
La compatibilidad entre dos gatos para que convivan sin conflictos depende, además del entorno, de factores individuales como su edad (más fácil introducir gatitos), temperamento, sociabilidad, experiencias tempranas del desarrollo y experiencias posteriores vividas, en las que el aprendizaje influye en su conducta frente otros gatos.
Por otro lado, la manera en la que se gestione la introducción del nuevo gato es crucial. Estudios indican que más del 50% de los gatos muestran conductas agresivas tras la llegada de un congénere, especialmente durante la primera semana. Aunque muchas de estas conductas disminuyen con el tiempo, ese primer contacto puede marcar la diferencia en la relación futura.
La clave de este proceso de introducción es seguir unas fases que permitan esa correcta adaptación. El proceso incluye una fase inicial de separación sin contacto visual con intercambio de olores y, luego, encuentros visuales controlados
Uno de los aspectos más delicados es el olor. Para los gatos que viven en la familia, la estabilidad olfativa es un pilar de seguridad: cualquier cambio brusco olfativo en su entorno, como la llegada de un nuevo gato, puede ser percibido como una amenaza y generar estrés.
Cómo facilitar la adaptación
Adoptar un segundo gato, exige un protocolo cuidadoso de introducción. La clave de este proceso de introducción es seguir unas fases que permitan esa correcta adaptación. El proceso incluye una fase inicial de separación sin contacto visual con intercambio de olores y, posteriormente, encuentros visuales controlados.
Una vez convivan, resultará imprescindible para evitar conflictos aumentar el número de recursos (areneros, rascadores, zonas de descanso, diversos puntos de comida y bebida separados) distribuidos en distintas zonas de la vivienda. Compartir recursos, espacios reducidos y falta de vías de escape son las causas más frecuentes de conflictos entre gatos que conviven.
Gatos
La opción más sencilla: hermanos de camada
Existe una forma de aumentar la probabilidad de éxito como adoptar hermanos de la misma camada. Al compartir edad, experiencias tempranas y un olor común, su convivencia suele ser mucho más fluida.
En cualquier caso, lo más recomendable es contar con el asesoramiento de un veterinario especialista en comportamiento felino, que pueda orientar sobre la idoneidad de la adopción y la mejor manera de introducir al nuevo gato en casa. Adoptar un segundo gato puede convertirse en una experiencia enriquecedora, pero no siempre es la mejor opción para todos los hogares ni para todos los felinos. La compañía entre ellos nunca sustituye sus necesidades como especie. En definitiva, el bienestar de un gato depende menos del número de congéneres en casa que de la calidad del entorno que le ofrecemos.
Para esta respuesta se ha consultado con profesionales veterinarios y especialistas de la red de Pets & Vets. La información proporcionada se basa en criterios generales y recomendaciones orientativas. En ningún caso sustituye una consulta veterinaria personalizada, necesaria para valorar cada caso de forma individual, integral y clínica.



