Asegurar una convivencia armónica entre un gato y un hámster, conejo u otro roedor requiere entender los cuidados necesarios de cada especie, sus instintos y peculiaridades, y consultar con un veterinario especialista en etología clínica si tienes dudas antes de introducir una especie nueva en casa.
Tal y como explica la veterinaria Olga García, los gatos son cazadores naturales, y ese instinto depredador implica que pueden percibir movimientos rápidos incluso dentro de jaulas y parques, identificando como “presa” a sus pequeños compañeros de piso, cuyo tamaño menor les deja en desventaja frente al ataque de un felino. Además, la proximidad constante de un gato puede generar estrés crónico o ansiedad en el hámster y también en el gato por ver frustrado su instinto de caza.
Los gatos son cazadores naturales, y ese instinto depredador implica que pueden percibir movimientos rápidos incluso dentro de jaulas y parques.
Esa predisposición del gato a cazar se activa incluso cuando no tienen hambre, de hecho los gatos pueden sentirse atraídos por movimientos rápidos, luces brillantes o cualquier otra señal que perciben como una posible presa. Es por esto que, si hay un roedor cerca, es probable que lo vean como un objetivo. Además, el roedor, al ser más pequeño y vulnerable, no tiene oportunidad de escapar si el gato se decide atacar, es por eso que pueden sentirse estresados.
Si nos animamos a darle un hermanito a nuestro gato, de cara a evitar conflictos y situaciones peligrosas, es recomendable tomar medidas de carácter preventivo generales: colocar la jaula o parque en zonas elevadas o habitaciones cerradas donde no pueda acceder el gato sin nuestra supervisión.
Garantizar un buen enriquecimiento ambiental para ambos, mediante juguetes interactivos y rascadores para el gato, y ruedas, túneles y escondites para el roedor ayudará a que ambos tengan cubiertas sus necesidades y no sientan la necesidad sobre todo en el caso del gato, de buscarse el entretenimiento en actividades nada deseables.
Y recuerda: nunca dejes solo a tu gato sin supervisión durante las salidas de tu roedor. Aunque ambos estén en un espacio relativamente seguro, siempre existe el riesgo de que el gato, impulsado por su instinto de caza, ataque al roedor si se siente tentado o si los separa un momento de distracción. Por lo tanto, la supervisión constante es esencial para evitar cualquier accidente.
Nunca dejes solo a tu gato sin supervisión durante las salidas de tu roedor.
También debes evaluar el comportamiento de ambos con frecuencia y si es preciso, establece horarios de juego separados para interactuar con ellos. De esta manera, podrás dedicar tiempo a interactuar con tu gato sin que se sienta frustrado por la presencia del roedor. Del mismo modo, puedes dedicar tiempo exclusivo al roedor, garantizando que no sienta la presión de la presencia constante del gato.
Aún con estas medidas, saber detectar señales de alarma es fundamental para poder reforzar la prevención. Si ves que tu gato acecha reiteradamente al roedor, lanza zarpazos a la jaula, intenta abrirla o volcarla, o manifiesta conductas de amenaza (cola erizada, mirada fija y pupilas dilatadas…) o emite gruñidos o bufidos estando próximo a la jaula, nos estará indicando que hay un conflicto con la presencia del otro animal y hay que actuar de inmediato para evitar disgustos.
Para esta respuesta se ha consultado con profesionales veterinarios y especialistas de la red de Pets & Vets. La información proporcionada se basa en criterios generales y recomendaciones orientativas. En ningún caso sustituye una consulta veterinaria personalizada, necesaria para valorar cada caso de forma individual, integral y clínica.


