¿Cómo debo actuar cuando mi gato muestra agresividad y por qué ocurre? ¿Influye la raza en su temperamento?

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Esther Mercadé, veterinaria especializada en medicina felina, explica que los bigotes de un gato relajado suelen caer suaves y hacia abajo, mientras que cuando se emociona o presta atención se elevan ligeramente

Agresividad gato

Muchos ataques y situaciones de agresividad en realidad vienen derivadas del miedo que está sintiendo el gato por verse acorralado, vulnerable y sin posibilidad de controlar lo que está pasando.

Nils Jacobi

Aunque hablamos con palabras, gran parte de lo que expresamos no pasa por la voz, sino por gestos, posturas, miradas y tonos. Ese universo silencioso —la comunicación no verbal— es una ciencia en sí misma y entenderlo nos ayuda a relacionarnos mejor con los demás. Pero cuando hablamos de gatos, esa premisa es aún más importante: con ellos, el 100% de la comunicación será no verbal. Por eso, comprender sus gestos, actitudes, sonidos y pequeñas señales es esencial para mantener una buena relación y un ambiente tranquilo en casa. Si aprendemos a “leerlos”, la convivencia cambia por completo.

“La mayoría de personas que dicen no entender a sus gatos es porque aún no se han fijado en pequeñas señales que los gatos hacen con su cuerpo (bigotes, orejas, ojos, cola..) Y que nos dan pistas para entender lo que sienten, lo que piensan y lo que están a punto de hacer”, explica Esther Mercadé, veterinaria especializada en medicina felina. 

Gato

Gato

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Según la experta, uno de los momentos más importantes donde es esencial reconocer el lenguaje no-verbal felino, es cuando un gato muestra signos de agresividad e, incluso, cuando ataca. “Los gatos son pequeños-grandes cazadores y saben cuidar mucho de si mismos en la naturaleza, por eso han desarrollado toda una serie de mecanismos para comunicarse entre ellos y con otras especies para dejar claras situaciones como: 'quiero que te vayas', 'me siento amenazado' o 'si sigues así te voy a atacar'”. 

Con otros gatos, desarrollar esos mecanismos les permite evitar conflictos, ya que, el otro felino, que sí reconoce la situación, puede valorar si entrar en el conflicto o no, o incluso pelear por ese recurso por el que están discutiendo. Sin embargo, “a los ojos humanos no entrenados pueden pasarles desapercibidas estas señales. Además, si de manera involuntaria se provocan situaciones en las cuales el gato se siente vulnerable o amenazado y, pese a intentar comunicarse con nosotros con estas señales corporales, ve que lo que considera una amenaza no cede, es posible que entonces nuestro gato decida atacarnos”. 

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Sin embargo, la experta también apunta a que no tienen por qué ser peligros reales. “Simplemente, puedes cogerlo en brazos, ponerlo en el transportín, quitarlo de una parte del sofá o revisarle las patas, ya que puede haber sido una situación en la que el gato se haya sentido indefenso o temido por su vida”. 

Razones y explicaciones 

Muchos ataques y situaciones de agresividad en realidad vienen derivadas del miedo que está sintiendo el gato por verse acorralado, vulnerable y sin posibilidad de controlar lo que está pasando por su cuerpo. “Mientras que algunos en situación de miedo se quedan paralizados, otros se defienden y atacan; pero un felino antes de atacar intentará escapar, si no puede y tiene mucho miedo, cabe la posibilidad de que llegue a agredir”, apunta. 

Por tanto, reconocer señales de la expresión del miedo y de la agresividad, “y como cambian de una a la otra”, es fundamental para evitar esos ataques y “detener la situación que el gato considera amenazante antes de que siga escalando”. 

Gato enfadado

Mercadé aconseja fijarse en la posición de las orejas, de los bigotes y de los ojos. 

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Mercadé aconseja fijarse en la posición de las orejas, de los bigotes y de los ojos, para poder así valorar si el gato está en un alto nivel de agresividad o de miedo, o si, en cambio, se encuentra expectante y emocionado. “Debemos ir con cuidado y dejar espacio a nuestro gato si vemos que tiene las orejas curvadas hacia atrás o las tiene bajas. También si sus ojos están muy dilatados y prácticamente los vemos casi todo negros”. 

Por ejemplo, los bigotes de un gato feliz y contento, suelen estar relajados y bajos, y cuando se emociona o está pendiente de algo, pueden levantarse y ponerse ligeramente en tensión. “Sin embargo si los vemos muy tensos junto con las otras señales (orejas bajas y ojos dilatados) nuestro gato nos está indicando muy claramente que esa situación no le gusta y que si aumenta la tensión puede llegar a atacarnos”, apunta la veterinaria. Por tanto, reconocer estas señales en los gatos mejora la convivencia en casa, y es fundamental también enseñar “el lenguaje felino a los más pequeños de la familia”. 

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