Dos cabecitas asoman por una mochila. Una es de color marrón y, la otra, negro azabache. Ambas tienen el pelo rizado y son caniches. Van en moto con Mayka Navarro, la conocida periodista de Guyana Guardian con la que conviven y con quien han descubierto el apasionante mundo de la radio. Simón y Lola, como así se llaman sus dos preciosos perros, llegan al estudio y se sientan encima de la periodista, frente al micrófono, atentos a lo que Mayka va a contar. Y, ella, encantada.
Este es un día cualquiera en la vida de la comunicadora catalana, desde que Simón y Lola aparecieron en su vida. El primero lo hizo en el 2020, en pandemia, mientras que Lola llegó al año siguiente. Desde entonces, la vida de Mayka es mucho mejor, como ella misma reconoce. Los tres acuden a quedadas de caniches siempre que pueden y la periodista los tiene en cuenta en todo lo que hace, hasta el punto que, “si me proponen ir a un sitio en el que no aceptan perros, tuerzo el morro”.
Soy mucho mejor persona desde que vivo con ellos. Ellos me dan un amor que no tiene nada que envidiar a otros a los que estaba más acostumbrada
Sin duda, son tu prioridad desde hace más de cinco años, cuando descubriste el amor perruno. Cuéntame cómo llegaron Simón y Lola a tu vida.
Simón llegó en plena pandemia, en un momento muy complicado. Es de una criadora gallega, y fue un regalo que me hicieron un grupo de amigas, que tienen caniches todas. Yo estaba en un momento anímico bajo, y en esa época, era muy complicado trasladar animales, pero la criadora consiguió que un transportista lo trajera a Barcelona.
Los tres acuden a quedadas de caniches siempre que pueden y la periodista los tiene en cuenta en todo lo que hace
Primera toma de contacto con Simón. Cuéntame cómo fue.
Llegó cuando tenía tan solo 5 meses. Era una bolita, una monada. Estábamos en pandemia, pero yo tenía el pase especial de periodista. Yo hacía mucha calle, y Simón me acompañaba a muchos sitios: ruedas de prensa, entrevistas, comisaría... Estábamos pegados todo el día.
Luego vino Lola.
Sí. Al año siguiente, en 2021, cuando volvíamos a la normalidad, empecé a pensar que Simón se quedaría solo en casa cuando tuviera que irme a trabajar. Pensando en él más que en mí, porque yo no necesitaba un segundo animal en casa, llegó Lola a mi vida, de la misma criadora que Simón, y también con cinco meses. Era una bola negra como el azabache a la que no se le veían los ojos, y así sigue. Lola acaba de cumplir 5 años y, Simón, seis.
Macho y hembra. ¿Se llevan bien?
Sí, de maravilla, aunque cada uno tiene sus roles. Lola es prepotente, mandona y macarra, y Simón la sigue, ja, ja, ja. Reconozco que yo soy alegal, y los llevo sin correa por Poblenou, mi barrio, porque hay aceras muy anchas. Es muy gracioso cuando, por ejemplo, riño a Simón, y viene Lola corriendo, le muerde y es como si le diera un toque de atención. Lola es de armas tomar, y, además, tiene un ladrido muy agudo. Pero luego están muy pendientes el uno del otro. Para comer, Simón se espera a que Lola lo haga y, cuando acaba, come él. Es muy galán.
Lola y Simón serían grandes cronistas, como la humana con la que conviven
Son dos nombres con personalidad, fuertes.
Sí, quería que así fuera. Creo que los perros tienen que tener nombres de dos sílabas como mucho para que suenen rotundos. A Simón lo llamé así por varios motivos. El primero, porque unos muy buenos amigos míos tuvieron un perro llamado Simón, que era muy bueno. Por otro lado, me gusta mucho Rubén Blades y Radio Futura, y ambos tiene canciones en las que el protagonista es Simón, y a esto le añadimos el Simón de la pandemia (por Fernando Simón). Recuerdo que, en aquel momento, vino Salvador Illa, entonces ministro de Sanidad, a la redacción, saludó a mi perro, y dijo que tenía los pelos alocados como Fernando Simón, ja, ja, ja. Y Lola es un nombre fuerte, bonito y fácil, que encaja con mi perra, que es muy gitana, racial y salada.
¿Son los primeros perros que forman parte de tu vida?
Sí. Yo había tenido gatos adoptados, pero perros, nunca, hasta ahora. Y, cuando entra un perro en tu vida, tu relación con ellos da un giro de 180 grados. De pequeña, quería ser veterinaria. Llegué a estudiar primero de Biología, y siempre he sido amante de los animales. Desde que vivo con dos, todo se multiplica por mil. Soy incapaz de ver a un perro sufrir. Soy especialmente dura con cualquier maltrato a un perro. No puedo hacer reportajes de la perrera de Barcelona. He ido un par de veces, he salido llorando y me los habría llevado a todos a casa. De hecho, siempre salgo de casa con chuches en los bolsillos.
Simón, Lola y otros dos caniches.
Como quien da pan a las palomas, pero tú con los perros.
Sí. Voy parando a todos los perros con los que me cruzo, sin distinción, y les doy chuches. Mira, los dos últimos años he viajado a Filipinas, donde hay muchísimo perro callejero, y lo pasé fatal. Acababa comprando comida y alimentando a un montón de perros, ¡imagínate!
Hace poco, en uno de los programas de televisión en los que colaboras, te preguntaron si te gustaría clonar a Simón y a Lola.
No. Es cierto que, hoy en día, se clonan caballos pura sangre para la cría, y también otros animales. Lola y Simón tendrán la vida que tengan, como yo, y espero que larga y feliz, como hasta ahora. Cuando ya no estén, imagino que vendrán otros perros, y tengo claro que serán adoptados.
Durante la pandemia, mi perro, Simón se convirtió en una gran estrella de la televisión. Creo que los ladridos de perro que más se han colado en un directo han sido los suyos
¿Te pesa que Simón y Lola no lo sean?
No. Hay gente muy intransigente con este tema, que señala a quienes buscan otro camino para tener un perro. En mi caso, fue un regalo, y era la primera vez que convivía con perros. Ahora ya tengo el aprendizaje para los que vendrán. También he de decir que, por recomendación de varios expertos, cruzamos a Lola y Simón, y tuvieron una camada.
Cuéntame más.
Fue una experiencia indescriptible. Nacieron Roma y Lolo y, ese primer mes con los cachorros en casa recién nacidos, fue increíble. Me preocupaba de la temperatura, las tomas, los biberones... Al final, estuvieron cinco meses conmigo, hasta que unos amigos míos decidieron quedarse con ellos, porque yo sola no podía asumir el cuidado de cuatro caniches. Fue muy dura la despedida, pero sigo viéndolos y sé que son felices.
Intuyo que con Simón y Lola estás más que entretenida. ¿Cómo es un día cualquiera con ellos?
Dormimos los tres juntos en la cama. A veces, ellos dos están pegados y, otras, no. Cuando nos vamos a dormir, Lola se sube a muchos cojines que tengo apilados, porque le gusta estar en la atalaya y verlo todo mejor. No son muy dormilones, así que cuando uno se despierta, el resto vamos detrás.
Mayka Navarro con Simón y Lola.
Y así arranca el día.
Exacto. Yo bajo a la calle en pijama, literalmente, y damos una vuelta a la manzana. Luego, nos vamos a un bar de la esquina que les encanta, y allí me tomo mi café con leche, en pijama, y a ellos les dan pavo, así que encantados. Esto es un ritual que ocurre sobre las 7 o 7.30 de la mañana.
¿Y después?
Depende del día, porque yo llevo una vida muy anárquica, y no hay dos días iguales, ya que escribo en varios medios y colaboro en programas de televisión y en la radio. Las llaves de mi casa las tienen 3 o 4 personas de confianza y, según lo que tenga que hacer y mis horarios, les llamo y me organizo. Los pasean, se reúnen con otros perros...
Seguro que has vivido muchas anécdotas con ellos. Explícame alguna.
Durante la pandemia, Simón se convirtió en una gran estrella de la televisión.
Cada mañana bajo a la calle en pijama, literalmente, y doy una vuelta con mis perros. Luego, nos vamos a un bar, yo me tomo mi café con leche y a ellos les dan pavo, así que encantados
¿Cómo?
Ja, ja, ja. Apareció en un montón de directos televisivos. Hubo un momento en Ya es mediodía en el que estaba haciendo un directo en la puerta de mi casa para hacer balance de la pandemia, mientras se produjo un robo delante de mí. Advertí a Sonsoles Ónega, y acabé radiando la detención en directo. En ese momento, vi que mi perro, Simón, cruzaba la calle, lo agarré en volandas y lo vio todo el mundo. Otra vez, pegó un salto de encima de los cojines en los que estaba mientras yo hacía un directo desde mi casa, e intenté disimular, pero todo el mundo lo vio. Creo que los ladridos de perro que más se han colado en un directo han sido los de Simón y Lola, ja, ja, ja.
Con esa fama no les hace falta estar en redes sociales. Aun así, ¿te has planteado crearles un perfil?
No, no, no. Si casi no puedo con el mío, como para abrirles uno a ellos. Además, en mi casa está prohibido disfrazar a los perros ni ponerles horquillas, gorros o gafas. Lo que sí tienen es un anorak para el invierno.
Imagina que Simón y Lola fueran periodistas. ¿De qué escribirían?
De sucesos, ¡sin duda! Lola y Simón serían grandes cronistas, como la humana con la que conviven.
Si algún día escribieras un libro sobre tus perros, ¿qué título tendría y de qué trataría?
Una vez escribí una columna de opinión en Guyana Guardian, dedicada a Simón. Yo escribiría una carta de agradecimiento a todo lo que me dan los dos. Soy mucho mejor persona desde que vivo con ellos. Intento darles mucho amor, y ellos me dan un amor incondicional que nada tiene que envidiar a otros amores a los que estaba más acostumbrada. Y eso no lo cambio por nada. Simón y Lola también me han dado disciplina y me han descubierto un mundo mejor. Yo tengo diagnosticado en TDAH con hiperactividad, y ellos me equilibran. Vivo sola, y su presencia llena todos los espacios de vacío. Ellos no cubren ni sustituyen a nadie, pero no concibo mi vida sin Simón ni Lola.
Entrevista Mayka Navarro Peludos
Dices que Simón y Lola llenan todos los espacios de vacío.
Sí. Como muchas mujeres, siempre he antepuesto el trabajo a todo. Fui atrasando la maternidad y cuando quise ponerme, no pudo ser. Y el proyecto de ser madre, que yo había visualizado, no pudo ser. Sé que Simón y Lola no son los sustitutos de nada ni de nadie, pero el amor que siento por ellos y lo que despiertan en mí debe de ser muy parecido al que una madre siente por sus hijos. Puede que sea muy bestia, pero yo lo siento así.
Como periodista, ¿utilizas tu plataforma mediática para visibilizar casos de maltrato o abandono animal?
Sí, muchísimo. Cuando erupcionó el volcán de La Palma, fui a entrevistar a mucha gente de centros de acogida de animales perdidos en la isla. Por otro lado, la gran demanda de cachorros de determinadas razas ha hecho que entren muchos a España de manera ilegal, y luego los venden por redes. Entre los 100 cachorritos que se incautaron en una redada, se hallaba un caniche que había comprado un chico de Madrid y, junto con los Mossos, le ayudé a recuperarlo.


