Durante mucho tiempo se creyó que, cuando un perro se acercaba a su tutor mientras lloraba, simplemente estaba imitando comportamientos aprendidos. Sin embargo, como explican en el canal de YouTube Veterinario Gratis, investigaciones recientes han demostrado que esta teoría se queda corta. La ciencia ha puesto el foco en la reacción emocional de los perros, y los resultados son tan conmovedores como sorprendentes.
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Un experimento reciente consistió en hacer escuchar a distintos perros grabaciones reales de personas llorando. Lo curioso es que estos animales no veían a nadie, solo oían el llanto. ¿Y qué ocurrió? Su frecuencia cardíaca aumentó, lo que indica una respuesta de estrés o angustia. Algunos incluso se mostraron nerviosos o inquietos. La reacción no dependía del vínculo directo con una persona específica, lo que sugiere que pueden interpretar el llanto humano como señal de sufrimiento.
Más que un reflejo aprendido: así es como tu perro realmente empatiza contigo
La hormona del amor también actúa en ellos
Además de observar cambios físicos evidentes como el ritmo del corazón, los científicos midieron los niveles hormonales en sangre y encontraron algo asombroso: un aumento de oxitocina. Esta hormona, conocida como “la hormona del amor”, también se libera en humanos al sentir cariño, apego o incluso al enamorarnos. En perros, su incremento al oír llanto humano muestra una conexión emocional real, casi como si sintieran nuestra pena.
Nuevas investigaciones revelan que los perros reaccionan emocionalmente al llanto humano
Eso sí, no todos los perros lo viven igual. Algunas razas, como el Golden Retriever, muestran respuestas más marcadas. Suelen ser perros utilizados como apoyo emocional, y tienen una sensibilidad muy desarrollada. Otros también responden, aunque con menor intensidad. Lo importante es entender que, al vernos tristes, nuestros compañeros de cuatro patas no solo “actúan”, sino que realmente sufren con nosotros.
Ahora ya lo sabes: como explican en Veterinario Gratis, cuando llores y tu perro se acerque a consolarte, no lo hace solo por costumbre. Siente tu dolor, reacciona a él y, en su propio lenguaje, te dice: “Estoy contigo”. Y aunque no pueda hablar, su presencia es, muchas veces, el consuelo más puro que uno puede recibir.