En esta historia que os voy a contar, situada en la ciudad de Terrassa, todo parece estar tejido por los hilos invisibles del destino. Como un susurro suave que te atrae sin que te des cuenta, la vida de Olga Pérez y Roli, una perrita que llegó a su vida en el momento más inesperado, es un claro ejemplo de cómo los encuentros más hermosos nacen de lo inesperado. A veces, como nos cuenta Olga, el destino no pide permiso, pero cuando aparece, todo cobra sentido. Y así fue cuando Roli, una peluda que vivía en el CAAD Terrassa, se cruzó en el camino de Olga, una historia que empieza con un simple: “Me salió por casualidad en Instagram".
Olga, como tantos de nosotros, seguía cuentas de animales que buscan darles visibilidad para que consigan una vida feliz fuera de esas tristes jaulas en las que viven después de ser abandonados. Pero, siendo consciente de lo doloroso que puede ser ver tanto sufrimiento, a menudo prefería no profundizar demasiado. Ya lo dice el sabio refrán: ojos que no ven, corazón que no siente. Sin embargo, un día, la foto de Roli apareció en la pantalla de su móvil. Fue solo un instante, pero más que suficiente para cambiar el destino de ambas. Una perrita abandonada en su momento de mayor vulnerabilidad, cuando más ayuda necesitaba, porque ya había sido diagnosticada con tumores y metástasis en los pulmones. Y es que el abandono, más allá de la enfermedad, fue el acto más cruel de todos.

Roli disfruta de su nueva vida
"Cuando más ayuda necesitaba, la dejaron tirada. Me tocó muchísimo”, recuerda Olga con una emoción que no necesita explicarse. El amor por los animales es algo que no se puede medir, pero a veces, un simple gesto, un destello de bondad, se convierte en un punto de conexión que sobrepasa lo racional.
Conexiones especiales
Una decisión valiente
La vida parecía poner a prueba a Olga. En ese momento, tenía cerrado un viaje a las Islas Galápagos, pero su mente no dejaba de pensar en Roli. “¿Qué pasará si cuando regrese ya es demasiado tarde?”, se preguntaba. Pero no podía dejarla atrás. Las circunstancias parecían pedirle que tomara una decisión valiente: sacrificar su viaje y estar allí para ella. Olga no dudó ni un segundo y canceló sus planes, algo que la honra; pocos están dispuestos a ello. “Es que no la podía dejar. Me daba igual lo que me costara, ella tenía que estar conmigo”.
La muerte es parte de la vida, y si va a pasar, que sea de la mejor manera posible, rodeada de amor y cariño
Desde el momento en que Roli llegó a su vida, algo inexplicable sucedió. No fue solo un encuentro físico, fue como si ya se conocieran de antes. Olga lo describe con palabras llenas de misterio y emoción: “Entró en el portal de casa, giró el pasillo y se esperó delante de la puerta como si ya supiera que estaba en su hogar”. Fue en ese momento cuando se dio cuenta de que, en este viaje, no solo era ella la que acompañaba a Roli, sino que era la perrita la que la había elegido. “Fue como si conociera la casa desde siempre. Lo supe, lo sentí”.

Roli y Olga son inseparables
Roli, a pesar de todo lo que había sufrido, a pesar de estar en un estado delicado, no ha dejado que el dolor la aparte de su esencia. Al contrario, ha mostrado una bondad y agradecimiento sin límites. “Es tan cariñosa, tan agradecida... A pesar de lo que le han hecho, sigue queriendo que la acaricien, sigue queriendo dar amor”, comenta Olga. La peluda, con su forma de vivir el aquí y ahora, el presente sin importar qué pasará, muestra que, incluso en los momentos más oscuros, el amor es un gran motor capaz de superar lo insuperable.
Una gran enseñanza
Vivir el presente
A lo largo de los días, Olga ha aprendido a conocerla. Lo que sabe a ciencia cierta es que a Roli le encanta estar rodeada de cariño. Y no pide mucho más: paseos cortos, caricias interminables y esa sensación de paz que da el estar a su lado. “A veces, la gente me dice: ‘¡Solo llevas unos días con ella!’. Es como si nos conociéramos desde siempre”, cuenta Olga con una sonrisa que refleja la conexión tan especial que tienen.
Roli tiene metástasis y, aunque el tiempo que le queda es incierto y, por desgracia, muy limitado, Olga no se deja llevar por el miedo y tiene una filosofía de vida muy positiva y vitalista. “La muerte es parte de la vida, y si va a pasar, que sea de la mejor manera posible, rodeada de amor y cariño”, dice. Para Olga, cada momento con Roli es una bendición, una oportunidad de darle lo mejor. “No sé cuánto tiempo le queda, pero quiero que disfrute lo que pueda. Quiero que se lleve lo mejor de este mundo: amor, caricias, tranquilidad".

Roli ha recuperado su luz, viviendo con Olga
Y es que, al final, eso es lo que realmente importa. Roli no necesita juguetes caros ni lujos. Lo que necesita es lo que Olga le está dando: tiempo, atención y un lugar donde sentirse segura y querida. La vida, tal como la ve Olga, se trata de sensaciones. “El poco tiempo que nos queda, quiero que sea lo más intenso posible. Lo que me llevo de ella son las sensaciones que compartimos, el estar juntas”.
Es tan cariñosa, tan agradecida... A pesar de lo que le han hecho, sigue queriendo que la acaricien, sigue queriendo dar amor
Y es que, en un mundo donde las opiniones ajenas a veces nos hacen dudar, Olga ha sabido seguir su corazón. Ella sabe que dar el paso de adoptar a un animal con poco tiempo de vida no es fácil, pero no se deja influir por las voces negativas que ponen en tela de juicio que haya adoptado a Roli. “Al final, lo que importa es lo que uno siente. Yo siento que tengo que estar aquí para ella. Y eso es lo que me llena.”

Roli vive como una reina en casa de Olga
Con todo el amor del mundo, Olga le está dando a Roli una segunda oportunidad, un final lleno de amor y dignidad. “Cuando alguien te dice que estás loca, simplemente les sonríes. Porque, ¿qué es la locura si no es seguir lo que te dicta el corazón?”.
Y así, mientras Roli sigue disfrutando de paseos tranquilos y momentos de cariño, Olga se queda con la paz de saber que, cuando llegue el momento, Roli se irá sabiendo que no estuvo sola y que no acabará sus últimos días en una fría jaula. Porque, al final, el amor que se da en los momentos más difíciles es el que realmente perdura en el recuerdo.