Ana Aznar, psicóloga infantil: “Negarte a tener un perro, también educa a tus hijos; les enseña a gestionar la frustración, respetar límites, asumir responsabilidades y manejar emociones”

PADRES 

Según la psicóloga, cuidar de una mascota enseña paciencia, constancia y empatía, y no tenerla también les enseña a manejar la frustración y entender cómo es la vida 

Ana Aznar, psicóloga infantil, conferenciante, investigadora, y autora

Ana Aznar, psicóloga infantil, conferenciante, investigadora, y autora

Tener una mascota en casa es uno de los sueños más comunes de la infancia, pero detrás de ese deseo se esconden responsabilidades y aprendizajes que no siempre son evidentes para los más pequeños. Ana Aznar, psicóloga infantil, conferenciante, investigadora y autora, nos ayuda a entender cómo los niños pueden aprender valores como la responsabilidad, la empatía y la gestión de la frustración a través del cuidado de un animal, y por qué decir “no” a un perro también puede convertirse en una oportunidad educativa.

Entre caricias, paseos y juegos inesperados, cada momento con la mascota se transforma en un pequeño aprendizaje diario. Desde cómo organizar las rutinas diarias hasta cómo manejar la frustración cuando las cosas no salen como esperan, Aznar nos muestra que educar a los hijos junto a una mascota puede ser tan enriquecedor como divertido, siempre que se haga con límites claros y coherentes.

Si tu hijo o hija lo está haciendo bien, díselo: felicítelo por cómo ha peinado al perro o por esos paseos tan largos que le está dando

Ana AznarPsicóloga infantil, conferenciante, investigadora, y autora

¿Cómo podemos explicar a un niño que no tendremos perro sin que sienta que no se le escucha?

Como en cualquier decisión familiar, es importante escuchar la opinión de los hijos, pero teniendo siempre muy claro que la decisión final corresponde a los padres. Escucharles y darles espacio para expresar lo que quieren les ayuda a sentir que les tienen en cuenta. Ahora bien, si finalmente se decide no tener un perro u otra mascota, conviene explicarles los motivos. Decir simplemente “porque lo digo yo” no solo no ayuda, sino que puede generar enfado y frustración. En cambio, ofrecerles razones les ayuda a entender la decisión y aprender cómo se toman las decisiones en familia.

Niño mascota

Según la psicóloga, debemos introducir al perro en la rutina diaria y convertir sus cuidados en un hábito

Olga Yastremska, New Africa, Africa Studio

¿Qué errores cometen los padres más a menudo al decir “no” a un hijo que pide una mascota?

Creo que uno de los mayores errores que cometemos como padres es no explicar bien las razones del “no”. Cuando nuestros hijos no entienden una decisión, es normal que se quejen, se enfrenten o incluso muestren resistencia. Por eso, es importante explicar por qué no se va a adoptar una mascota. Si después de escuchar las razones el niño sigue insistiendo, también es válido que el padre o la madre diga con calma: “Siento que no lo entiendas, pero no vamos a tener un perro”. Al final, somos los adultos quienes tomamos las decisiones familiares y debemos ser coherentes con ellas.

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Tampoco es bueno recurrir a promesas como: “si sacas buenas notas” o “cuando nos mudemos quizá tengamos una mascota”, a menos que si vayamos a cumplirlo. Si no lo haces, el niño lo sentirá como algo injusto, y con razón. Así que, si se promete algo a futuro, debe hacerse sabiendo que, llegado el momento, se cumplirá.

¿De qué forma se puede validar la frustración o tristeza del niño sin ceder a la presión?

Nunca debemos ignorar ni ridiculizar los sentimientos de nuestros hijos. Comentarios como “no seas ridículo, no es para tanto” o “deja de llorar por una tontería” solo hacen que se sientan incomprendidos. En su lugar, es importante hacerles ver que entendemos su tristeza, que sabemos que les hacía mucha ilusión tener una mascota, pero que consideramos que no es el momento para tener un perro. También es fundamental ayudarles a entender que la vida no siempre nos da todo lo que queremos. 

¿Qué recursos o alternativas pueden ayudar a canalizar el deseo de tener un perro o una mascota?

Pasear a otros perros, ya sea de un amigo o de un familiar; colaborar con alguna asociación; o tener otra mascota —porque muchos padres dicen: “no tendrás un perro, pero sí un pez, que es más fácil”, o un pájaro—. Pero sin volverles locos: hay muchos niños que nunca han tenido una mascota y son igual de felices. No pasa nada.

¿Cómo transformar esta situación en una oportunidad para enseñar empatía y responsabilidad?

Creo que decir que no a un perro puede ser una buena oportunidad para reflexionar sobre la responsabilidad que implica, sobre el aspecto económico y, además, un momento perfecto para aprender a gestionar la frustración. Los niños tienen que aprender a manejar el “no”, a convivir con sentimientos incómodos cuando no consiguen lo que quieren, porque la vida es así. Como padres, debemos darles las herramientas para afrontar esas situaciones, así que decirles que no puede ser una buena ocasión para desarrollarlas. Y también es importante que los padres no se sientan culpables. Al niño no le va a pasar absolutamente nada por crecer sin un perro, y adoptarlo solo para evitar su tristeza o por no sentirnos culpables sería un error.

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Y si finalmente se toma la decisión de adoptar un perro o una mascota, ¿cómo lograr que el niño entienda que es una responsabilidad diaria y no solo un juego?

Depende un poco de la edad del niño, pero, por ejemplo, en el caso de los niños en edad escolar, antes de tomar la decisión de adoptar un perro analizaría bien todo lo que implica. Haría un cuadrante con las diferentes tareas: quién lo sacará por la mañana, por la tarde y por la noche; quién le dará de comer; quién lo llevará al veterinario; y quién lo bañará. Sin olvidar que un perro vive muchos años, por lo que se trata de un compromiso a largo plazo. Y también es importante dejar claro cuáles serán las consecuencias si se deja de cumplir con las responsabilidades.

¿Qué tipo de tareas son adecuadas para cada edad en el cuidado de una mascota?

Por ejemplo, un niño de cuatro años no puede sacar solo al perro a la calle, pero si puede encargarse de ponerle agua, de darle de comer o de jugar con él. Es decir, desde muy pequeñitos pueden responsabilizarse de parte del cuidado de su mascota, y en la medida que crezcan podrán sacarle a pasear, bañarle o llevarle al veterinario. 

¿Qué estrategias pueden ayudar a mantener el compromiso del niño con sus tareas a lo largo del tiempo?

Introducir al perro en la rutina diaria y convertir sus cuidados en un hábito. Es decir, igual que por la mañana nos vestimos, nos lavamos los dientes y desayunamos, incorporar también el paseo del perro y su desayuno. No se trata de ver el cuidado del animal como algo opcional o que se hace cuando apetece, sino como parte de una rutina sobre la que no hay discusión. Igual que el niño va al colegio, hace los deberes y se baña, también debe cuidar de su mascota.

Creo que decir que no a un perro puede ser una buena oportunidad para reflexionar sobre la responsabilidad que implica, sobre el aspecto económico y un momento perfecto para aprender a gestionar la frustración

Ana AznarPsicóloga infantil, conferenciante, investigadora, y autora

¿Cómo equilibrar la supervisión adulta con la autonomía infantil en el cuidado de su mascota?

Creo que si vemos que nuestro hijo se está ocupando bien y cuida de la mascota, debemos dejarle hacerlo. No debemos intervenir más de la cuenta, y si lo hacemos, que sea para reforzar su comportamiento. Es decir, si lo está haciendo bien, díselo: felicítelo por cómo ha peinado al perro o por esos paseos tan largos que está dando. Los niños tienden a repetir los comportamientos que reciben refuerzo positivo. Por el contrario, si estamos todo el día encima de ellos, criticando cómo lo hacen —si han tirado el agua, si han puesto poca comida, etc.—, esa tarea dejará de ser algo apetecible y poco a poco tenderán a repetirla menos.

Niño mascota

Creo que si vemos que nuestro hijo se está ocupando bien y cuida de la mascota, debemos dejarle hacerlo

Family Veldman

¿De qué manera el cuidado puede fortalecer el vínculo familiar y fomentar valores como la empatía o la constancia?

Hay muchas evidencias que muestran que tener un perro u otra mascota en casa fomenta la responsabilidad, la empatía y un estilo de vida más activo. Ahora bien, también es cierto que estas habilidades pueden desarrollarse sin necesidad de tener un animal. No debemos pensar que los niños que crecen sin perro pierden oportunidades o que las desarrollarán en menor medida.

¿Qué señales pueden indicar que el niño está preparado (o no) para asumir la responsabilidad de una mascota?

Además de que entiendan que una mascota no es un juguete, creo que es importante que los niños, por ejemplo de siete u ocho años, sean capaces de asumir responsabilidades: que hagan bien los deberes, se ocupen de sus cosas, no pierdan el material escolar y colaboren en casa. Si son capaces de eso, seguramente también podrán encargarse de una mascota. En cambio, si el niño pierde todo, se le olvida todo, no hace los deberes o se porta mal, probablemente aún no esté preparado. Hay que tener en cuenta que el cachorrito es muy bonito y gracioso, pero crece y suele vivir alrededor de 15 años. Por eso es fundamental pensar a largo plazo antes de tomar la decisión. 

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