Revisa las imágenes de la cámara del Tesla de su madre y alucina con lo que se encuentra: “¿Qué está haciendo?”
Cazados en plena sesión
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Los chicos se hicieron una buena sesión de fotos
Si algo no falla nunca es la necesidad de aparentar. No importa el lugar, el momento ni el objeto: si puede servir para presumir, alguien lo usará. Y cuando se trata de coches llamativos, la tentación es aún mayor. Lo que no todos saben es que algunos de estos vehículos tienen cámaras que graban absolutamente todo. Ahí es donde empieza el problema.
Hailey, una usuaria de TikTok, se llevó un disgusto al revisar las grabaciones del Tesla de su madre. Según contó en su vídeo, “siempre me deja imágenes desagradables”, pero esta vez se superó.
Postureo sin límites
Cazados por el mismo Tesla del que presumían
En la pantalla aparecían dos chicos en plena sesión de fotos. Primero, uno de ellos sacaba su móvil y apuntaba al otro, que posaba como si el coche le perteneciera. Luego se turnaban, repitiendo el mismo proceso. Todo indicaba que su intención era subir las imágenes a redes sociales, dejando caer que aquel Tesla era suyo.
La situación, aunque era absurda, no es nueva. Los comentarios del vídeo dejaron claro que mucha gente no entiende este fenómeno. “Nunca entenderé a la gente que se hace fotos delante de coches que no son suyos”, decía uno, mientras otro ironizaba sobre lo que probablemente pasó después: “Sé perfectamente que subieron estas fotos a su historia de Instagram con una canción de Travis Scott”. La obsesión por proyectar una imagen de éxito, aunque sea a costa de la realidad, sigue siendo fuerte.
Más allá de la anécdota, lo curioso es la naturalidad con la que estos dos chicos llevaron a cabo su plan. No había nervios, ni prisa, ni una mínima duda sobre si lo que hacían tenía sentido. Era un trámite más, como si posar frente a un coche ajeno fuera algo completamente normal. Y en cierto modo, para muchos lo es. No hay más que ver la cantidad de publicaciones en redes donde los protagonistas se apoyan en coches de lujo.
Lo que no calcularon es que algunos coches, como los Tesla, tienen cámaras que lo registran todo. Así que, mientras ellos buscaban la mejor luz y el ángulo más favorecedor, el vehículo los grababa sin que lo supieran. Hailey no tuvo que hacer nada especial para descubrirlos: solo revisar los vídeos que quedaban almacenados en el sistema. Y ahí estaban ellos, inmortalizados en pleno postureo.
Al final, más que una gran lección, la historia deja una idea clara sobre lo fácil que es ser descubierto cuando se intenta aparentar algo que no se es. Sobre todo si el objeto de la mentira tiene memoria propia.