Intenta salir del parking y lo que le sucede en la rampa de salida roza el surrealismo: “A la próxima igual salgo de casa con la cabeza puesta”
Ver para creer
Mientras buscaba desesperadamente el ticket del aparcamiento, una conductora impaciente lo insultó con una expresión colombiana
La manera de liarla de una persona al intentar salir de un aparcamiento: “Le dan el carnet a cualquiera”

Bruno vivió un episodio hilarante al intentar salir
Hay momentos en los que la cabeza parece ir por un lado y el cuerpo por otro. Todo está en su sitio, pero el caos mental hace que las acciones no tengan lógica. Es como si la vida se pusiera en modo automático y, de repente, la realidad golpeara con una revelación absurda. Un instante de desconexión y el resultado es un episodio digno de una comedia.
Bruno, un influencer conocido por compartir anécdotas de su día a día, vivió uno de esos momentos en la salida de un parking. Todo comenzó con algo aparentemente simple: salir del aparcamiento. Metió el ticket en la máquina, la barrera no subió y, en medio de la confusión, decidió buscarlo de nuevo. Sin darse cuenta, dejó la cartera y el pasaporte sobre el techo del coche.
Por las prisas
Un atasco, un insulto y una barrera que se abre sola
El problema real llegó cuando una mujer que esperaba detrás empezó a impacientarse. Él, ya nervioso, intentó encontrar el dichoso ticket, rebuscó en los bolsillos, miró por todas partes, pero nada. Con la presión de la fila de coches acumulándose, decidió explicar la situación a la conductora que estaba justo detrás.
Su respuesta fue cualquier cosa menos comprensiva. “Hijo de puta, malparido”, empezó a maldecir la señora con un marcado acento colombiano. Al escuchar aquello, Bruno se quedó en shock. No solo no encontraba el ticket, sino que encima estaba siendo insultado.
En medio de ese pequeño desastre, la barrera del parking se abrió sola. Aún sin entender muy bien cómo, arrancó y subió por la rampa, dejando atrás el altercado. Fue entonces cuando la realidad le golpeó: el pasaporte y la cartera. Frenó en seco, miró a su alrededor y le preguntó a dos hombres extranjeros si sus pertenencias seguían en el techo coche. Solamente estaba el documento de identidad.
La situación ya rozaba lo absurdo. Bajó corriendo la rampa, sospechando lo peor. Su mente ya había elaborado una historia en la que alguien, posiblemente la conductora colombiana, había aprovechado la confusión para quedarse con sus cosas.
Pero al llegar abajo, la respuesta era más sencilla de lo que imaginaba. La cartera estaba ahí, en medio de la rampa, y dentro de ella, el bendito ticket del parking. “La próxima vez igual cojo la cabeza antes de salir de casa”, concluyó lamentando no haber mirado antes en la cartera.