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La única carretera de España que atraviesa una cueva natural: estalactitas, estalagmitas y columnas rocosas hacen del trayecto una experiencia singular

Una gruta de 300 metros

La Cuevona, en Asturias, es la puerta de entrada a la pintoresca aldea de Cuevas del Agua

Ocho carreteras españolas para disfrutar al máximo de la conducción y deleitarse con el paisaje

La única forma de acceder a Cuevas del Agua es atravesando La Cuevona, una impresionante cueva natural de más de 300 metros de longitud

Wikimedia

Conducir permite descubrir paisajes que a menudo pasan desapercibidos. Para quienes están habituados a moverse por ciudad, rodeados de semáforos, ruido y atascos, salir a la carretera puede ser una forma de volver a disfrutar del trayecto. Es lo que habitualmente sucede en verano, cuando muchos conductores aprovechan las vacaciones para explorar rutas secundarias y destinos menos transitados.

Aunque en España hay múltiples carreteras pintorescas que atraviesan montañas, desfiladeros o acantilados, uno de esos rincones que realmente sorprenden al viajero se encuentra en el concejo asturiano de Ribadesella. Allí, junto al cauce del río Sella, una carretera se adentra en una cueva de más de 300 metros de longitud para acceder a la pintoresca aldea de Cuevas del Agua.

La cueva, conocida como La Cuevona, constituye el único acceso por carretera a la localidad y es, al mismo tiempo, uno de los paisajes subterráneos más impresionantes del norte de España. A diferencia de un túnel artificial, el camino se abre paso entre formaciones naturales de piedra caliza modeladas por el agua durante millones de años. Estalactitas, estalagmitas y columnas rocosas acompañan al visitante a lo largo de un recorrido que puede hacerse tanto en coche como a pie, aunque muchos prefieren detenerse y caminar para apreciar con calma la magnitud del entorno.

La espectacularidad del recorrido atrae también a numerosos senderistas, que pueden atravesar la cueva a pie

El interior de la gruta mantiene una temperatura fresca y una acústica tan particular que, en los meses de verano, se celebran en su interior conciertos de música clásica. La carretera, asfaltada y de doble sentido pese a su estrechez, recibe un flujo constante de vehículos y curiosos, especialmente los fines de semana, cuando el pequeño aparcamiento situado a la entrada se llena de excursionistas.

A pesar de su estrechez, la carretera que atraviesa La Cuevona es de doble sentido YouTube / Murmullos Inmortales

Para circular por su interior es obligatorio llevar encendidas las luces de cruce, tal y como indica una señal situada antes de la entrada de la cueva. La iluminación interior, instalada de forma discreta a lo largo del recorrido, ayuda a mantener la visibilidad, aunque persisten zonas de penumbra que exigen precaución al volante. También hay paneles informativos y un pequeño aparcamiento para quienes prefieren dejar el coche fuera y recorrer La Cuevona a pie, una opción cada vez más habitual entre los visitantes.

Para circular por su interior es obligatorio llevar encendidas las luces de cruce, tal y como indica una señal situada antes de la entrada de la cueva

Al salir por el extremo sur, el contraste es inmediato. La oscuridad húmeda de la cueva da paso a un conjunto de casas de colores vivos y hórreos tradicionales, característicos del paisaje asturiano. Cuevas del Agua, con poco más de un centenar de vecinos, conserva aún varios molinos antiguos y ofrece al visitante rutas señalizadas. Una de las más concurridas es la Ruta de los Molinos, que puede recorrerse también en bicicleta.

Su fama de ser el único pueblo de España al que se accede atravesando una cueva ha hecho de este rincón un pequeño fenómeno entre quienes recorren la costa asturiana. A menos de 10 kilómetros de Ribadesella y a un paso de las cuevas prehistóricas de Tito Bustillo, La Cuevona de Cuevas del Agua es un lugar muy recomendable para quienes disfrutan conduciendo sin prisas y buscan rutas diferentes.