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Jordi Cruz, chef: “Tuve un Aston Martin porque es exclusivo sin ser ostentoso; un amigo me dejó un Ferrari y lo devolví al cabo de dos calles, me avergonzaba que me vieran con él”

VIP sobre ruedas

El también jurado del programa televisivo 'Masterchef' explica que tiene una moto eléctrica Zero con una aceleración brutal, pero que “cuando llueve o veo que el clima está tonto no la cojo, reconozco que ahí me da mucho respeto”

El chef Jordi Cruz en su restaurante Àbac de Barcelona

El chef Jordi Cruz en su restaurante Àbac de Barcelona

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Encontrar un rato libre para charlar con Jordi Cruz es tarea complicada entre su trabajo en Ábac, la grabación de cualquiera de las ediciones de Masterchef, los viajes y conferencias que da por medio mundo y sus diversas obligaciones promocionales. Sin embargo, una vez arrancado de su agenda ese ratito de conversación, aparece un Jordi Cruz locuaz, simpático, accesible y completamente alejado del rol de severo juez televisivo que le ha hecho popular.

De hecho, incluso transmite en algunos momentos cierta sensación de que ese papel le pesa en tanto en cuanto le aleja del “chef pentaestrellado” que es. Llega con cara de sueño -por lo visto el pequeño Nico, de solo tres meses, se ha puesto peleón por la noche- pide un café con leche, me ofrece otro y muestra su curiosidad por una entrevista que le apetece porque es “diferente”.

Casi me da apuro preguntarte si te gusta conducir. Tú eres del Bages y allí os criais entre algunas de las mejores carreteras de montaña de Cataluña...

¡Me las conozco todas! Cuando vivía en Manresa trabajaba en un restaurante en Berga, y cada día me hacía mi horita y media de curvas. En la primera etapa en el Ábac, yo tenía ya el Angle en Sant Benet, de modo que estuve 15 años conduciendo de Sant Benet a Barcelona y de Barcelona a Sant Benet, y lo hacía encantado porque para mí este era un momento de gran creatividad.

Aún hoy conducir lo es para mí; ordeno mucho la cabeza estando al volante y he creado muchos platos conduciendo. Y mira que yo de pequeño era de los que se mareaba en el coche. Eso sí, me gusta conducir distancias largas. No soporto tener que ir de acompañante en trayectos cortos. Me pongo muy nervioso, se me hace largo, me impaciento... 

Jordi Cruz conduce por Barcelona una Zero S de 11kW, apta para usuarios con carnet A1 o B con tres años de experiencia
Jordi Cruz conduce por Barcelona una Zero S de 11kW, apta para usuarios con carnet A1 o B con tres años de experienciaCedida

Acabas de ser padre por segunda vez, así que supongo que estás en etapa coche familiar.

Pues sí. Tuve un Aston Martin Vanquish verde precioso que fue mi “capricho de juventud” y que ya me vendí. Me encantaba por la leyenda que es Aston Martin y porque es exclusivo sin ser ostentoso. Un Aston Martin o un Maserati puedes llevarlo por la calle sin sentir que te exhibes. La sensación de ir presumiendo de cochazo no me gusta. 

En una ocasión un amigo me dejó un Ferrari y lo devolví al cabo de dos calles; el coche es una maravilla, pero me avergonzaba que me vieran con él. Ahora tengo un Mercedes para salir con la familia y un Smart eléctrico y una moto eléctrica Zero para moverme por Barcelona. El Smart lo compramos para que a Rebecca, mi mujer, le resultara más fácil aparcar, pero he acabado conduciéndolo yo y ella coge el Mercedes.

Está claro entonces que crees en la movilidad eléctrica...

Para moverse por la ciudad la motorización eléctrica me parece una gran alternativa, sostenible y ecológica. La Zero además es muy divertida y potente. La primera cosa que me llamó la atención es que hacía un ruido como el de las Speeders voladoras de Star Wars. Y además “tiene muy buen semáforo”... Quiero decir que cuando se pone la luz verde y giras el puño... ¡¡¡guau!!! De hecho, se la he dejado a familiares míos que incluso participaron en su momento en competiciones motociclistas y se han quedado impresionados de lo brutal que es su salida. Por eso cuando llueve o veo que el clima está tonto no la cojo. Ahí me da mucho respeto, lo reconozco.

¿Eres tan meticuloso planeando un viaje como en la cocina?

Bueno, no te creas... En mi caso puedo pasar en un momento del orden absoluto y la organización militar al caos más terrible. Creo que la gente creativa en general es bastante así y los cocineros aún más. Fíjate que durante el servicio una cocina acaba hecha un desastre y, en cambio, al finalizarlo en un rato vuelve a estar impecable. Estoy acostumbrado a virar de una cosa a la otra. Por lo demás, mi vida sí está muy ordenada; tres viajes a la semana a Madrid para grabar, los restaurantes, las promociones, la familia... Sin orden no podría con todo, así que cuando tengo tiempo libre me gusta no programar y dejarme llevar.

El chef Jordi Cruz, con su equipo en su restaurante Àbac de Barcelona
El chef Jordi Cruz, con su equipo en su restaurante Àbac de Barcelona

¿Y qué no puede faltar en la guantera de tu coche antes de emprender la marcha?

Los cocineros tenemos por naturaleza un fuerte instinto de supervivencia. Dame mis cuchillos y un poco de aceite y sal y siempre tendré qué comer aunque esté en una isla desierta. Supongo que conduciendo es lo mismo porque siempre llevo en la guantera elementos de seguridad; un martillito rompelunas, una multiherramienta, un par de baterías, un arrancador, una linterna... Cosas por si me quedo tirado por ahí, un poco rollo americano “el mundo se acaba”. Más allá de eso, me gusta llevar el coche vacío, excepto estas cosas de seguridad. No soporto que esté sucio ni desordenado. Ahí me sale el TOC.

¿Y entre tantos viajes recuerdas alguno en especial?

Muchos. He recorrido toda España, pero hace dos años, cuando me casé, el regalo de boda de Martin Berasategui fue una estancia en un restaurante que me apetecía mucho conocer cerca del País Vasco francés. Al regresar, en vez de volver a atravesar los Pirineos y coger el camino más corto, decidimos con Rebecca tirar hacia Toulouse, recorrer la costa e ir bajando. Fueron solamente dos días de ruta, uno de ellos conduciendo toda la jornada, pero fue terapéutico porque pude volver a sentir esa desconexión al volante de mi juventud.

Es inevitable hablar un poco de Masterchef ¿Cómo llevas la popularidad? ¿Te gusta o te disgusta que con una trayectoria en la alta cocina como la tuya para el gran público seas “el jurado de Masterchef”?

Sé distinguir muy bien entre la fama televisiva y el respeto profesional. No me molesta la popularidad e incluso la disfruto en muchos momentos, pero siempre tengo muy claro que es efímera, que algún día se va a acabar y que entonces volveré a lo mío, a la cocina, tan tranquilamente. Quiero decir que cuando termine Masterchef no presentaré concursos ni haré realities; yo no soy presentador ni soy una “celebrity”. Y sé que no lo soy porque he visto muchas y he visto en primera persona cómo piensan y cómo es su vida y yo no pertenezco a ese mundo.

Soy un cocinero al que circunstancialmente se le ofreció formar parte de un programa de televisión de éxito en el que me lo paso fenomenal y es una excelente promoción, pero lo que me interesa es el reconocimiento por mi trabajo en la cocina. Que mis compañeros de profesión digan de mí que me lo curro a tope y que soy una buena persona. Lo otro no lo valoro. De verdad. No me molesta, pero no lo valoro.

 El chef Jordi Cruz posa con la moto eléctrica Zero S
 El chef Jordi Cruz posa con la moto eléctrica Zero SZero Motorcycles

¿Has tenido referentes en el motor? ¿Y en la cocina?

En el motor tengo muy claro que ha habido un antes y un después de Ayrton Senna y habrá un antes y un después de Marc Márquez, que además es un tipo estupendo. La gente que sigue con los pies en el suelo aunque esté tocando el cielo me merece un respeto inmediato y además demuestra ser muy inteligente. La de Senna es una historia de superación con la que me siento identificado porque yo también vengo de abajo. En la cocina no puedo hablarte de uno solo porque en realidad mis referentes han sido toda una generación: Adriá, Berasategui, Dacosta, Roca, Aduriz...