Los peores hábitos de motorista novato que debes evitar a toda costa cuando empiezas a conducir una moto o scooter
Consejos
Es importante tener claro qué conductas son las más adecuadas para garantizar la seguridad cuando se maneja un vehículo motorizado de dos ruedas

En moto, siempre hay que conducir con mucha precaución

Con el buen tiempo y la perspectiva de las vacaciones son muchas las personas que se animan a sacarse el carnet de moto o a conducir por primera vez una de 125 cc con su licencia de coche (siempre y cuando hayan pasado al menos tres años desde que la obtuvo).
Y lo cierto es que da igual la edad a la que se empiece, la primera vez al manillar es uno de esos momentos que ya nunca se olvidan. Ir en moto es divertido, práctico, económico y descubre una nueva manera de entender la movilidad. Pero, como todo en la vida, requiere un pequeño proceso de aprendizaje.
Mientras conducir un automóvil puede hacerse sentado y con un mínimo esfuerzo, la moto exige una mayor interacción con el vehículo y, sobre todo, una actitud diferente en la carretera.
Resulta inevitable trasladar a la moto algunos “vicios” del coche, sobre todo si se llega a las dos ruedas después de mucho tiempo siendo automovilista
Por otra parte, resulta inevitable trasladar a la moto algunos “vicios” del coche, sobre todo si se llega a las dos ruedas después de mucho tiempo siendo automovilista. Cómo se afronten estos primeros kilómetros marcará para siempre el devenir motero de la persona principiante, pero más allá de la experiencia que se vaya ganando conviene tener muy claro desde el principio cuáles son los 6 “peores hábitos” que hay que esforzarse por evitar a toda costa desde el primer minuto al manillar.
1. Mirar demasiado cerca

Por inseguridad e inexperiencia durante la fase de aprendizaje se tiende a fijar la atención en lo que ocurre inmediatamente delante de la rueda anterior. Sin duda es el más común de los errores y probablemente el más trascendente ya que aprender a “mirar lejos” es la mejor manera de prevenir un susto. Si nos fijamos en alguna imagen de profesionales de la moto veremos que saliendo de un viraje están ya con la mirada fija en el siguiente. Exactamente esto es lo que hay que forzarse a hacer; mirar lejos anticipando las salidas y la entradas en los tramos.
2. Posicionarse mal en el carril

Circular por el centro del carril proporciona una falsa sensación de seguridad. Es precisamente el único sitio por el que no hay que rodar, ya que es la parte más sucia del asfalto. Allí se acumulan los derrames de aceite y gasoil que deja a su paso el continuo paso de coches y camiones. Hay que evitarlo y siempre intentar circular lo más a la derecha posible dentro del carril, aunque lo cierto es que no existe un “lado mejor” más allá del que nos permita tener buena visibilidad y mantener la distancia de seguridad con el resto del tráfico.
3. Frenar bruscamente y embragar mal

El embrague no sirve solamente para cambiar de marcha. Es una herramienta muy útil cuando necesitamos, por ejemplo, mantener el control de la moto a baja velocidad. Hay que acostumbrarse a trabajar con él en comunión con el puño del gas. Lo mismo ocurre con los frenos; hay que aprender y acostumbrarse a dosificarlos, a emplear también el freno trasero -por ejemplo sobre pavimentos mojados o con poco agarre-, a repartir la fuerza entre ambos ejes y aprovechar el freno motor en aquellas motos que lo permitan.
4. Confiarlo todo a la tecnología

Las motos de hoy son, sin ninguna duda, las más seguras de la historia. Hasta el más modesto scooter equipa sistema de frenos ABS y control de tracción; las motos de más calado pueden añadir varios modos de entrega de potencia, control de crucero, sistemas antiwheelie...
Los principiantes del 2025 son muy afortunados de disponer de unos sistemas que les van a permitir errores y les van a salvar la vida, pero hay que conducir como si no existieran. El ABS y el TCS no eximen de mantener una correcta distancia de frenado y los mapas de entrega de potencia no están para hacer experimentos con el puño del gas, sino precisamente para controlarlo mejor.
5. Circular sin equipamiento adecuado

Otro clásico: llega el verano y la tentación de ir en moto con las chancletas, el pantalón corto y la
camiseta resulta demasiado fuerte. El casco jet o modular lo damos por asumido siempre y cuando se trate de modelos homologados. Pero con el tema dela ropa técnica resulta casi humanamente comprensible; con la canícula estival cayendo a plomo ponerse unos pantalones gruesos, una chaqueta de cordura y unos guantes no apetece absolutamente nada. Para no sucumbir a la tentación de la piel a la vista no hay ejercicio mejor que imaginar con toda crudeza los estragos que el rugoso, sucio y ardiente asfalto puede hacer en nuestra carne el caso de caída. Existe ropa técnica de verano sorprendentemente fresca.
6. Sobrevalorar la propia habilidad

Es casi inherente a todo conductor dar por sentado que se es mucho más hábil al volante o al manillar de lo que en realidad se es. Incluso si es así, si realmente podemos hablar de un automovilista de habilidad contrastada, eso no implica necesariamente serlo también encima de una moto. Como decíamos anteriormente las interacciones con el vehículo son diferentes, las distancias de frenado y aceleraciones son igualmente diferentes así como la percepción del riesgo. Nadie nace enseñado de modo que, por muchos kilómetros que se lleven en cuatro ruedas, conviene asumir que nada de eso sirve y hay que reaprender muchas cosas.

