El truco que casi nadie usa para evitar atascos cuando se reducen los carriles
El efecto cremallera
El llamado efecto cremallera ayuda a reducir los atascos, pero sigue siendo un gran desconocido en carretera
El truco para no rayar el coche con una columna o esquina del parking: “La clave está en cuándo empiezas a girar, no en cuánto espacio hay”

El efecto cremallera es eficaz para regular el tráfico cuando se produce una reducción de carriles

En muchas ocasiones, los atascos de tráfico no se deben a accidentes ni a obras. A veces, basta con que una vía pase de tres a dos carriles para que empiecen los frenazos y las retenciones. El comportamiento de algunos conductores, que aceleran y frenan de forma abrupta o no dejan suficiente espacio con el coche de delante, solo agrava la situación. De hecho, un experimento realizado en Japón demostró que este tipo de conducción es suficiente para generar un atasco por sí sola, incluso sin obstáculos visibles ni semáforos.
Para evitar que la circulación se convierta en una sucesión de parones y arrancadas, existen estrategias sencillas que todos podríamos aplicar. Una de ellas es el llamado efecto cremallera, un método promovido por las autoridades de tráfico que permite que el paso por un estrechamiento de carril sea más fluido, ordenado y seguro.

El efecto cremallera
La idea es tan simple como lógica: cuando una carretera reduce su número de carriles, los vehículos deben incorporarse de manera alterna, uno por la derecha y otro por la izquierda, como los dientes de una cremallera que encajan al cerrarse. De ahí su nombre. El problema es que muy pocos conductores lo aplican, y aún menos saben cuándo hacerlo correctamente.
Incorporarse al carril de forma alterna permite que el tráfico fluya mejor en zonas de estrechamiento
El momento adecuado para iniciar la fusión de carriles es justo al final del carril que desaparece, no antes. Es decir, lo recomendable es que los vehículos se mantengan en su carril hasta el punto de estrechamiento, y que la incorporación se haga de forma ordenada justo allí. Si se intenta cambiar de carril demasiado pronto, lo que se genera es una fila innecesaria y un uso ineficiente del espacio disponible.
Lo podemos ver en el siguiente vídeo, explicado de forma didáctica con una animación que simula cómo, al quedar inhabilitado uno de los dos carriles de la vía, los vehículos que circulaban por él deben incorporarse al carril contiguo aplicando el efecto cremallera. Si todos lo hacen correctamente, uno por uno de forma alterna, el flujo no se interrumpe y el tráfico sigue avanzando sin brusquedades.
El efecto cremallera funciona si se mantiene hasta el final y se respeta el turno entre vehículos
Cómo hacerlo correctamente
Aplicar bien el efecto cremallera requiere algo de atención y, sobre todo, buena voluntad. Estas son las recomendaciones que hay que seguir para ponerlo en práctica.
- Mantente en tu carril hasta el final. Aunque parezca que ir por el carril que se acaba es colarse, lo cierto es que es lo correcto si todos lo hacemos bien.
- Cede el paso de forma alterna. Si circulas por el carril que continúa, facialita la entrada de un vehículo del otro carril justo antes de llegar al punto de fusión.
- Deja espacio suficiente. Aumentar la distancia con el vehículo de delante ayuda a que otros puedan incorporarse sin frenazos bruscos.
- Anticipa los movimientos. Observa los retrovisores y mantente atento a los coches que circulan junto a ti, ya que uno de ellos va a necesitar un hueco.
- No intentes bloquear. Algunos conductores se empeñan en no dejar pasar a nadie, como si eso les diera ventaja. En realidad, lo único que consiguen es ralentizarlo todo.
A pesar de que está demostrado que el efecto cremallera puede agilizar el tráfico y reducir los atascos, sigue siendo un gran desconocido para muchos conductores. Esto hace que este método no se utilice con la frecuencia que debería y que muchas retenciones que se foman pudieran evitarse.