La evolución de las distintas especies que conviven en nuestro planeta sigue viva, y cada uno de los seres vivos que formamos parte de este mundo nos adaptamos a él para sobrevivir; es lo que se conoce como adaptación evolutiva. Sin embargo, hay algunas especies que llevan este concepto a su máxima expresión.
Tal y como informa el Instituto de Biología Evolutiva, un equipo de investigadores ha descubierto en la cordillera del Anti-Atlas una especie de mosca azul hasta ahora desconocida con una característica muy particular. Las larvas de este insecto son capaces de infiltrarse en colonias de termitas cosechadoras y camuflarse para coexistir con ellas como si fueran parte natural de la misma.
Estos son los resultados que arroja un estudio internacional en el que han participado el Instituto de Biología Evolutiva (IBE), la Universidad Pompeu Fabra y un centro mixto que pertenece al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y que ha sido publicado en la revista científica Current Biology.
Así se camuflan las larvas entre las termitas
El propio CSIC ha publicado la explicación a este importante descubrimiento, haciéndose eco de las conclusiones reportadas en la revista científica anterior. La técnica de camuflaje que utilizan estas larvas, pertenecientes al género Rhyncomya de moscas, es sencilla a la vez que ingeniosa.
En la parte trasera de su cuerpo cuentan con dos protuberancias que parecen antenas y dos espiráculos a modo de falsos ojos. Así, la parte posterior de las larvas es muy similar a la cabeza de una de estas termitas, un mecanismo de adaptación que les permite vivir infiltradas en sus hormigueros y colonias sin ser descubiertas.
A la semejanza física que han conseguido estas larvas se suma otra particularidad, y es que también han logrado replicar el olor de las termitas. En este sentido, las termitas que viven en la misma colonia comparten el mismo olor, un mecanismo que les permite identificar a cualquier otro ser que no forme parte de ella.
Las larvas de la mosca azul emanan este mismo olor, tal y como han comprobado los investigadores analizando su composición química. De hecho, el hecho de que esta capacidad camaleónica se haya trasladado al aspecto químico es fundamental, puesto que las termitas no tienen percepción visual y, por tanto, el olor es uno de los mecanismos que tienen para reconocerse entre sí. De esta forma, las larvas consiguen pasar desapercibidas y ser tratadas como una termita más.
Un camuflaje perfecto para ser una más
Según explican los investigadores responsables de este hallazgo, el disfraz que han desarrollado las larvas de mosca azul no solo les permite sobrevivir, sino también integrarse a la perfección dentro de la colonia de termitas. Tanto es así que, incluso, las termitas atendían y acicalaban a las larvas.
Para ello, las “impostoras” se situaban en la zona con más movimiento de la colonia, donde recibían dicha atención. Y, aunque los científicos no han podido demostrarlo, opinan que las termitas también alimentaban a las larvas en un proceso similar a la trofalaxis; es decir, directamente de la boca.
Este descubrimiento fortuito ha permitido comprobar cómo algunas especies registran una evolución muy rápida para adaptarse al entorno, puesto que, hasta ahora, no se han detectado otras especies del género al que pertenecen estas larvas de mosca azul que muestren un comportamiento similar.