Bruselas propone reducir un 90% las emisiones de CO2 en 2040 respecto a 1990

Debate

La Comisión Europea envía una señal clara de su voluntad de continuar su acción climática

La propuesta de usar créditos internacionales de carbono para descontar emisiones del inventario y alcanzar así las metas es mal recibida por los sectores ecologistas

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La vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea para una Transición Limpia, Justa y Competitiva, Teresa Ribera

FERNANDO VILLAR / EFE

La Comisión Europea ha propuesto una modificación de la Ley Europea del Clima para fijar un objetivo climático de reducción de un 90% de las emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2040 en comparación con los niveles de 1990.

Esa propuesta se presentará al Parlamento Europeo y al Consejo de la UE, que continuará con el procedimiento legislativo ordinario en la Europa comunitaria.

La Ley Europea del Clima, en vigor desde julio de 2021, pretende alcanzar la neutralidad climática a más tardar en 2050, es decir, que el balance de emisiones que calientan la atmósfera pueda ser neutralizado incluyendo compensaciones al contabilizar los sumideros naturales, como los bosques.

Un salto desde el recorte del 55%

La norma fija un primer objetivo de reducir al menos en un 55% las emisiones hasta 2030 en comparación con los niveles de 1990. Recientemente, el Ejecutivo comunitario desveló que bajarán un 54% a finales de esta década tras analizar los planes climáticos nacionales de los países de la UE, salvo Bélgica, Estonia y Polonia.

Ahora, la Comisión Europea plantea un objetivo climático intermedio de un 90% menos emisiones de gases de efecto invernadero en 2040 para dar certidumbre a los inversores, fomentar la innovación, reforzar el liderazgo industrial y aumentar la seguridad energética de la UE.

Asesoramiento científico

La propuesta establece una forma más pragmática y flexible de alcanzar el objetivo, con vistas a una economía europea descarbonizada en 2050.

Así, la Comisión propone que a partir de 2036 se pueda utilizar una contribución limitada de créditos internacionales de alta calidad para alcanzar el objetivo de la UE de 2040, en consonancia con las normas de contabilidad del Acuerdo de París, de modo que exista un “equilibrio adecuado” entre la acción nacional y la cooperación internacional.

Sin embargo, cualquier uso potencial de créditos de carbono internacionales estará sujeto a una evaluación de impacto detallada y exhaustiva y al desarrollo de normas de la UE que establezcan cuándo y cómo podrían integrarse en la legislación climática de la UE existente o futura.

Críticas de Greenpeace

Por tanto, estos créditos internacionales deben proceder de actividades creíbles y transformadoras, como la captura directa de carbono en el aire y el almacenamiento, y la bioenergía con captura y almacenamiento de carbono en países socios cuyos objetivos y medidas climáticas coincidan con el objetivo de temperatura del Acuerdo de París.

Sin embargo, diversas organizaciones ambientalistas como Greenpeace han acusado a la comunidad de utilizar una “dudosa contabilidad y huella de carbono en el extranjero para acabar alcanzando el límite inferior de lo que les acreditan los científicos del clima”.

“A medida que los ciudadanos europeos sienten cada vez más el impacto del cambio climático, esperan que Europa actúe. La industria y los inversores miran hacia nosotros para establecer una dirección predecible de viaje”, indicó Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.

Von der Leyen añadió: “Hoy demostramos que mantenemos firmemente nuestro compromiso de descarbonizar la economía europea de aquí a 2050. El objetivo es claro, el viaje es pragmático y realista”.

La propuesta tiene en cuenta el asesoramiento del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) y del Consejo Científico Consultivo Europeo sobre el Cambio Climático (Esabcc, en inglés).

Flexibilidad y créditos de carbono internacionales de gran calidad 

Sobre la base de estas consultas, la propuesta establece una forma de alcanzar el objetivo para 2040 de manera diferente a lo que se ha hecho antes, ya que la Comisión Europea planeta flexibilidades para diseñar los futuros instrumentos legislativos para alcanzar el nuevo objetivo climático para 2040.

Así, además del papel limitado para los créditos de carbono internacionales de alta calidad a partir de 2036, se prevé poder contabilizar las absorciones nacionales permanentes en el régimen de comercio de derechos de emisión de la UE y una mayor flexibilidad entre sectores para ayudar a alcanzar los objetivos de manera rentable y socialmente justa.

Compensaciones entre sectores

Ello podría dar a un país de la UE la posibilidad de compensar al sector del uso de la tierra en dificultades con un logro excesivo en la reducción de las emisiones en los residuos y el transporte.

La propuesta hace hincapié en la importancia de acelerar y reforzar las condiciones favorables adecuadas para apoyar el objetivo del 90% con elementos como una industria europea competitiva, una transición justa que no deje a nadie atrás y unas condiciones de competencia equitativas con los socios internacionales.

Además, antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) que se celebrará en Belém (Brasil) en noviembre, la Comisión trabajará ahora con la presidencia danesa del Consejo para ultimar su plan de acción climática (la comunicación de la llamada Contribución Determinada a Nivel Nacional o NDC de la UE(.

Apostar por la industria

“Queremos apostar por las personas, por la industria, por los individuos, para estar seguros de que juntos los europeos podemos hacerlo. Aunque sea un reto, queremos responder al desafío más esencial de nuestra generación con plena responsabilidad”, ha destacado la vicepresidenta para una Transición Limpia, Teresa Ribera, que ha presentado la propuesta junto al comisario europeo de Acción Climática, Wopke Hoekstra.

El comisario neerlandés ha reconocido, por su lado, que esta negociación es un proceso “sensible” en el que convergen diferentes puntos de vista de los Estados miembro, así como en el seno del Parlamento Europeo.

“Hemos mantenido conversaciones muy constructivas con todos los Estados miembros, y desde luego también con Francia, sobre los diversos elementos de esta propuesta. Y estamos dispuestos a seguir manteniendo esas conversaciones”, ha incidido, en referencia a los reparos planteados por París.

De hecho, el presidente francés, Emmanuel Macron, ya reclamó el pasado jueves en Bruselas tras la cumbre que “flexibilidad, inversión, neutralidad tecnológica y coherencia comercial” y destacó que, si se fijan objetivos para 2040, es necesaria una política comercial que “proteja” a los Estados miembro

Una señal clara

Además, la propuesta establece un marco claro para nuestra legislación sobre clima y energía posterior a 2030, de manera que se tendrán en cuenta las especificidades nacionales. La rentabilidad, la simplicidad y la eficiencia serán principios rectores, además de garantizar la neutralidad tecnológica y una transición justa y equitativa para todos.

Con el objetivo propuesto del 90%, la Comisión Europea también envió una señal a la comunidad internacional, puesto que mantendrá el rumbo en materia de cambio climático, cumplirá el Acuerdo de París (después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, haya firmado la salida de su país de ese pacto, lo que podría producirse en enero de 2026) y seguirá colaborando con los países socios para reducir las emisiones mundiales.

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