Los planetas se forman a partir del polvo y el gas de los discos protoplanetarios, que rodean a las estrellas recién formadas. A lo largo de millones de años, esas partículas de polvo, que contienen elementos como el hierro y el carbono, se van aglomerando mediante un proceso de colisiones entre sí, según apuntan los especialistas de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) estadounidense. Además, el gas también cuenta con un papel clave a la hora de facilitar esa adherencia entre los componentes. Encontrar uno de estos planetas en pleno proceso de formación, con el fin de comprender mejor cómo se lleva a cabo este fenómeno, era la principal motivación de la investigación encabezada por la astrónoma francesa Anne-Marie Lagrange, del Observatorio de París. En un reciente estudio, publicado en la revista especializada ‘Nature’, se muestra el hallazgo de uno de estos jóvenes planetas, nombrado como TWA 7b.
Este exoplaneta, la denominación que reciben aquellos planetas que se encuentran orbitando una estrella diferente al Sol y que, por lo tanto, están en un sistema solar diferente, ha sido el primero captado de forma directa por el telescopio espacial James Webb. Esto ha sido posible, tal y como detallan los investigadores, gracias a un instrumento de infrarrojo medio que cuenta con una sensibilidad “sin precedentes”, detallan los especialistas. Mediante este dispositivo se emprendió la búsqueda de planetas en el disco protoplanetario de la estrella TWA 7, ubicada a aproximadamente 6,4 millones de años. Donde se dio con el exoplaneta TWA 7b, que, debido a su masa y posición, permiten a los científicos estudiar las estructuras principales del cuerpo celeste.
El exoplaneta descubierto por el telescopio James Webb
El exoplaneta TWA 7b es descrito por los investigadores como un planeta frío, que cuenta con una masa inferior a la de Júpiter, más cercana a la de Saturno. La Agencia Espacial Europea (ESA) afirma que se trata del planeta más liviano jamás descubierto mediante esta técnica, en la que se empleó el coronógrafo MIRI. Esto permite a los investigadores suprimir el resplandor de la estrella, para así poder divisar los objetos cercanos, un método basado en las imágenes de alto contraste, según explica la ESA. Tras restar la luz estelar residual, el procesamiento de imágenes avanzado permite contemplar una fuente infrarroja, que se corresponde con el exoplaneta TWA 7b.
Se trata de una oportunidad para que los científicos estudien planetas de masa más reducida, lo que les permitirá comprender cómo se lleva a cabo el proceso de formación planetaria y la evolución de los discos protoplanetarios de sistemas jóvenes.