Indignación ante el posible fin de los fondos de la UE para conservación de especies y espacios

Biodiversidad

Bruselas plantea en el futuro presupuesto comunitario eliminar el actual programa LIFE que ha beneficiado a la recuperación del lince, el oso o el quebrantahuesos y la restauración de ecosistemas durante 33 años

Oso pardo cantábrico

Oso pardo cantábrico

Turismo de Asturias

La intención de la Comisión Europea de eliminar el único programa que proporciona en exclusiva fondos a la conservación de la naturaleza, vigente desde 1992, ha dejado a investigadores, empresas, instituciones y organizaciones conservacionistas tan estupefactos como preocupados. La propuesta para el periodo 2028-2034, en la que desaparece el programa LIFE de su presupuesto (el Marco Financiero Plurianual) es considerado un “gravísimo revés” para las políticas ambientales de la UE. La cantidad del vigente es de 5.432 millones, unos 800 millones anuales, una cantidad mínima de los 1,8 billones del total.

En el caso de España, en 33 años, con estos fondos europeos se han financiado unos mil proyectos distintos con 1.140 millones, a los que se suma otro tanto invertido por las instituciones nacionales implicadas, dado que es un programa que se financia de forma compartida: en torno al 60% lo pone la UE y el resto es nacional. Más allá de los números, los implicados en la conservación de la naturaleza hablan de resultados y destacan que sin los proyectos LIFE no se habrían recuperado especies tan emblemáticas como el lince ibérico, que han pasado de 94 a 2.400 ejemplares en 20 años; el oso pardo cantábrico (de menos de 70 a 400) o el águila imperial. Y no solo son especies, sino que se han recuperado espacios deteriorados y se han puesto en marcha innovadoras empresas para paliar el cambio climático o fomentar la economía circular.

Lee también

La vicepresidenta de la Comisión, Teresa Ribera, apunta que se ha logrado mantener el nombre, pero dentro del futuro Fondo de Competitividad: “LIFE-UE como tal será parte de la ventanilla verde de ese fondo que gestionará la Comisión y que incluye también el programa Horizon, infraestructuras de interés comunitario, salud, etcétera”, señala a La Vanguardia. Además, añade, todas las partidas deberán destinar un 35% a “inversión verde”, bajo el principio de “no daño significativo al medio ambiente”. “La Comisión deberá desarrollar un sistema de monitoreo sobre el cumplimiento de las condiciones, pero la pelea vendrá en el Consejo y el Parlamento porque habrá estados y partidos que quieran eliminar ese fondo LIFE, como en la Comisión”. También teme qué pasará con los futuros planes nacionales en relación con la conservación de la naturaleza.

Hay que recordar que durante este mandato de la presidenta Ursula Von der Leyen ya se han dado pasos atrás en políticas “verdes” ya adoptadas -como el aplazamiento del reglamento europeo para frenar la deforestación importada o que el lobo haya dejado de estar estrictamente protegido- a algunos de los consultados les habían llegado los rumores sobre este borrador presupuestario en el que especialmente toma mucho peso la partida para defensa. El último: el acuerdo con Donald Trump de comprar unos 600.000 millones de euros en combustibles fósiles. “Esto no puede ser. Es lo contrario de ir hacia una economía competitiva y basada en energías limpias. Y eliminar los LIFE como están no ayuda a la conservación ni a la Ley de Restauración de la Naturaleza, cambia las prioridades y la deja en manos de gobiernos nacionales”, reconoce el eurodiputado socialista Nicolás González Casares.

Justo cuando se debería multiplicar el presupuesto de conservación para ser competitivos, hacen lo contrario

Asunción RuizDirectora de SEO/Birdlife

De momento, en el documento publicado por la Comisión las palabras “naturaleza” o “biodiversidad” no aparecen en ese fondo de competitividad. Si se indica que los ejes del próximo presupuesto serán la transición limpia y la descarbonización; la transición digital; la salud, la biotecnología, la agricultura, la bioeconomía y la defensa.

“Es absurdo. Hablan de gobernanza ambiental y luego quieren eliminar un programa fundamental para la solución de problemas ambientales. Sin fondos LIFE, el oso pardo no se habría recuperado. Y no solo afecta a las asociaciones conservacionistas: con este instrumento se financia mucho empleo en empresas y se genera riqueza”, afirma Guillermo Palomero, director de la Fundación Oso Pardo, que ha coordinado o participado en 11 proyectos sobre esta especie. Es el sentir general de quienes se dedican a preservar especies en peligro y hábitats degradados por la acción humana y, ahora, también por el cambio climático.

El caso más conocido en España de una especie salvada por los fondos LIFE es el del lince ibérico. Se han invertido 45 millones europeos en salvar al carnívoro. Nuria El Khadir, directora de CBD Hábitat, oenegé implicada en estos LIFE, explica que la Junta de Andalucía ya prepara otro proyecto sobre el felino para la próxima convocatoria europea de septiembre y le preocupa que se quede sin opciones para un trabajo que requiere financiación durante años: “La naturaleza no funciona a seis meses o un año vista”. Consciente de que recuperar una especie requiere financiación, teme que, por presiones, en la UE se obvie el papel de organizaciones como la que dirige y que llevan décadas salvando fauna silvestre. “Ha sido un mazazo”, reconoce.

Pero estos fondos también han salvado espacios y colaborado en transformar la forma de hacer las cosas, como es el caso del proyecto Olivares Vivos, de SEO/Birdlife, vigente 10 años, que promueve la recuperación de la biodiversidad con acuerdos con olivareros. Es uno de tantos LIFE con los que trabajan en tierra y mar para llevar la ciencia al terreno. Su directora, Asunción Ruiz, califica de “desatino” ponerle fin como está. “Se va a enrabietar al mundo rural y al pesquero. Justo cuando se debería multiplicar el presupuesto de conservación para ser competitivos, hacen lo contrario. El teórico 35% para biodiversidad ya estaba y no se cumple. Un plan nacional estará sujeto a vaivenes políticos en el país, sin las garantías de una evaluación más independiente,. Más que fortalecer la UE, parece que se la quieren cargar. Desestabilizar el mundo rural, ya condujo al Brexit en Gran Bretaña”, argumenta.

Sobre las razones para lanzar este órdago a una naturaleza ya muy maltratada, Ruiz cree que tiene que ver con “la presión de lobbies a los que no interesa que se pueden hacer las cosas de otro modo, sin destruir”, como están demostrando que es posible con muchos proyectos LIFE.

En la misma línea responde Luis Suárez, coordinador de Conservación de WWF España, que alude al empeño de Von der Leyen, en cambiar la estructura del presupuesto comunitario y dejar fuera un programa donde la sociedad civil tenía participación. “Si tenemos quebrantahuesos en el Cantábrico y en Gredos y más águilas imperiales es por unos proyectos que fueron elegidos entre los mejores de Europa para la conservación, pero no en una ‘caja grande’ donde entra todo y el reparto para la biodiversidad se diluye, sino en algo exclusivo para revertir el deterioro en el que tenían mucho que decir ayuntamientos, empresas o colectivos”.

Cabe recordar que hoy son muchas las empresas por todo el país (de ingeniería, consultoría ambiental, suministros, agrarias, etcétera) que dependen de los unos proyectos muy repartidos por el territorio en los que España es gran beneficiaria: ha conseguido en torno a un 18% de los más 5.500 aprobados desde 1992.

Su supresión tal como está ahora también atañe a la ciencia. El catedrático Juan Traba, de la Universidad Autónoma de Madrid, que lidera un LIFE para salvar de la extinción a la alondra ricotí, insiste en la “catástrofe”, también en investigación: “Por muy poco dinero, sin conflictos en el mundo rural, con acciones directas que permite hacer ciencia de frontera y probar lo que funciona en el terreno, la única explicación que veo es que quieren dar la impresión de que la conservación va contra las personas, y es justo lo contrario”, denuncia.

La innovación en conservación de ecosistemas, en la que rara vez se arriesgan las administraciones, dado que hay otras demandas políticas y sociales es el factor que destaca Jesús Díaz, de la Fundación Patrimonio Natural, del gobierno de Castilla y León. Díaz insiste en esa faceta demostrativa de proyectos que casi siempre acaban funcionando y replicándose. Con los más de 40 proyectos LIFE, en esta autonomía han mejorado cuencas, recuperado humedales y acuíferos y creado empresas. “Hay pocos ejemplos tan transversales en toda la UE, que tienen consenso, que cuentan con la población local y aumenta la sensibilización ambiental. Es difícil de entender que se quieran suspender y justo tras aprobarse la Ley de Restauración de la Naturaleza, que lo necesita”.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...