Un pez de rostro transparente atraviesa lentamente la pantalla, seguido por una estrella de mar naranja que se aferra a una roca a 4.000 metros bajo el nivel del mar. La escena parece sacada de un documental de NatGeo, pero ocurre en tiempo real. Es la transmisión en vivo del Cañón Submarino de Mar del Plata, que desde hace días hipnotiza a la audiencia argentina y suma más de 1,6 millones de vistas diarias en YouTube.
La expedición, realizada por investigadores argentinos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) en colaboración con el Schmidt Ocean Institute, tiene un objetivo claro: explorar y documentar ecosistemas inexplorados del Atlántico Sur con vehículos sumergibles de última tecnología. Pero su impacto ha ido mucho más allá de la ciencia.
Mientras el gobierno de Javier Milei insiste en su política de “motosierra” al gasto público, la expedición submarina muestra la importancia de financiar la ciencia y la excelencia del conocimiento científico argentino, que este gobierno intenta desestabilizar.
Desde que asumió en diciembre de 2023, el presidente ha aplicado una serie de recortes severos al sistema científico-tecnológico. Solo en 2024, el presupuesto del Conicet cayó un 21% en términos reales, mientras que los salarios de los investigadores se desplomaron cerca de un 35% por debajo de la inflación, según datos de Associated Press. Becarios y trabajadores denuncian condiciones laborales precarias, falta de insumos básicos y parálisis en proyectos clave. Muchos han renunciado, otros planean emigrar.
En ese contexto, el éxito inesperado de la transmisión submarina ha generado un contraste potente. “Esto que emociona a millones es producto de la ciencia que Milei está desmantelando”, escribieron usuarios en redes sociales, donde el hashtag #CONICETNoSeToca volvió a viralizarse junto con imágenes del fondo marino.
En 2024 el presupuesto del Conicet cayó un 21% en términos reales
Los científicos involucrados en la expedición, como Daniel Lauretta, han reconocido su sorpresa ante la repercusión masiva. “Es muy emocionante poder compartir este conocimiento en tiempo real con tantas personas”, dijo a Associated Press. La transmisión diaria, que dura entre ocho y diez horas, permite al público observar criaturas jamás vistas con nitidez: calamares translúcidos, cangrejos arácnidos, esponjas gigantes.
Pero el viaje submarino también ha servido como catalizador político. La asamblea de trabajadores del Conicet convocó una huelga de 48 horas esta semana, en defensa del sistema de ciencia y técnica y contra el desfinanciamiento. El reclamo se suma a los de universidades públicas, centros de investigación y sectores de la cultura, también golpeados por el ajuste.